El Destino de Moon

71. República Dominicana

~Anais~

Se encontraba en su última clase del día. Miraba por la ventana muy distraída pensando en Alumiar.

Tenía una semana que no lo veía. La última vez que lo vio le había dicho que cenarían junto cuando llegara en la noche y desde entonces lo ha estado esperando. No contesta sus llamadas ni mensajes, y acepta la conexión por tan solo breve segundos y la corta, solo logrando decirle que estaba bien.

Suspiro bajando la mirada viendo su cuaderno y lapicero, ¿Qué podía hacer para llamar su atención? Tan solo quería que le prestara un poco de su tiempo y que fueran a algún lugar y pasar tiempo junto. ¿Acaso ya no la quería? Quizás tal vez estaba buscando la forma de romper su unión y convertirse en un condenado...

Ese simple pensamiento no la dejaba dormir en las noches. ¿Qué haría entonces si el hacía eso? Quedaría como una ridícula la cual su novio prefirió ser un condenado a estar con ella... y lo peor de todo que era inmortal y viviría con esa vergüenza para siempre.

El timbre sonó sacándola de sus pensamientos. Tomo su mochila entrando rápidamente su cuaderno y lapicero. Salió del aula de camino hacia la salida. En el camino se encontró con su amiga Vely, que al igual que ella andaba de malas.

Ninguna de las dos dijo nada cuando llegaron al auto y ni cuando llegaron al castillo. Cada una se fue a sus respectivas habitaciones, no se sentían con ganas de hablar con nadie, querían estar a solas un momento.

Al entrar a la habitación que estaba compartiendo con Alumiar dejo la mochila a un lado de la cama caminando hacia el balcón saliendo a fuera mirando el bosque. Trataría de comunicarse con él.

Anariam dijo en su mente con la esperanza de que pudiera contestarle. Lo intento tres veces y a la cuarta casi lo lograba, pero rechazo.

Suspiro rindiéndose. Pestañeo varias veces para evitar echarse a llorar ahí mismo.

Entro de nuevo a la habitación tomando su teléfono y audífonos acostándose en la cama abrazando sus piernas. Escuchando su música favorita en bucle hasta quedarse dormido.

Al día siguiente todo volvía a repetirse de la misma manera cómo la primera vez. En la mañana iba a la universidad algunas veces desayunaba antes, cuando regresaba hacia sus tareas para luego ser educada y entrenada por la señorita Clare para convertirla en una gran princesa y en la noche volvía a su oscuro y frio cuarto esperando a que fuera la mañana para que todo volviera a repetirse como el día anterior.

—¿Me está escuchando señorita Tepes? —le pregunto la señorita Clare con una ceja alzada mirándola seriamente.

Dejo de mirar por la ventana la fuerte tormenta. Eso era otra cosa, siempre llovía, sin importar que, lo hacía. Muy pocas veces se veía el sol y el hermoso cielo azul.

—La verdad es que no—contesto viéndola parada al lado del pizarrón con su regla mientras le explicaba cómo funcionaba la economía vampírica—lo siento, pero estoy cansada. Quisiera que esta clase se pasara para mañana—dice cerrando su libro y cuaderno poniéndose de pie.

La señorita Clare iba a replicar, pero la detuvo antes de que dijera algo—tranquila, tengo toda la eternidad para aprender sobre la sociedad Vampírica—le dijo caminando hacia la salida.

Al salir al pasillo soltó un resoplido empezando a caminar hacia las escaleras encontrándose con su amiga parada en el barandal con la mirada perdida hacia el pasillo de enfrente.

Se paró al lado de ella viendo al padre de su esposo desaparecer de su vista al entrar a su oficina privada.

Suspiro mirando de nuevo a su amiga—me pregunto cuando dejaras a Vlad tranquilo...—dijo viendo cómo se giraba hacia ella asustada—ha dejado bastante claro su disgusto sobre tu presencia en este castillo. Por favor mantente alejada de él, ahora mismo no sé si pueda seguir pidiéndole a Alumiar de que te deje seguir quedándote en el castillo.

La vio suspirar—ya lo prometo desde hoy que me alejare de el—dijo viendo hacia la ventana que se encontraba detrás de ella—creo que ya he recibido la suficiente humillación de su parte.

—Y aun así sigues queriendo hablarle—respondió acercándose a los escalones empezando a descender al cuarto piso.

—Es que quería hacerle entender que no todos los humanos somos iguales—contesto—sí, hay humanos malos y así como los hay, hay sobrenaturales de igual forma. Ellos tienen más maldad que nosotros...

—Lo tomo, pero me ofendes...

Ambas se rieron llegando al cuarto piso caminando hacia el lugar favorito de ambas. Era una sala de estar grande, era muy acogedor y tranquilo, contaba con una hermosa vista al bosque.

— ¿Ha logrado comunicarte con Alumiar? —pregunto su amiga.

Abrió la puerta caminando hacia el mueble acostándose boca arriba viendo el techo—no, anoche intente comunicarme con el de nuevo, pero no la acepto—contesto.

Su amiga se acostó del otro lado de la misma forma—¿Qué es lo que lo mantendrá tan ocupado?

Se encogió de hombros—no lose—contesto—no me cuenta casi nada... mejor hablemos de otra cosa.

Vely giro la cabeza viéndola. Aunque lo ocultara sabía que se sentía muy mal al ser ignorada por Alumiar. Ese estúpido, quería golpearlo fuertemente entre las piernas por ser tan imbécil.

—¿Sabes? He llegado a pensar que tienes muy mala suerte con los hombres—dice provocando que se riera un poco—es verdad, todos terminan siendo unos imbéciles.

—Mala suerte en el amor, pero buena suerte en el dinero—contesta viéndola también.

—Algunas veces.

—Algunas veces—asiente para luego ambas reírse.

~*~

Se encontraba en el balcón admirando las estrellas tranquilamente hasta que el olor a pino característico de su esposo le dio de lleno.

Se giró de inmediato viéndolo cerrar la puerta detrás de él empezando a quitar su capa con una expresión de cansancio.

Entro de inmediato a la habitación emocionada por verlo.




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