El día en que mi reloj retrocedió

5. Mi comienzo

Alguna vez pensaste ¿que harías si pudieras regresar el tiempo? Creo que todos llegamos a hacerlo toda vez que nos toco vivir las consecuencias de nuestras malas decisiones:

1. Por un examen reprobado (y no necesariamente por el resultado sino por los reverendos chanclazos/cinturonazos/inserte variable de su elección, que recibiríamos al llegar a casa)

2. Por habernos enamorado de la persona incorrecta (¡Ja! ¡Díganmelo a mí, porque creo que voy que vuelo para ganarme el premio!) "Ayyy... si tan solo JAMÁS lo hubiera conocido..." "Si tan solo pudiera borrarlo de mi cabeza como en esa película..." "Si tan solo le hubiera dicho que fuera al grano en vez de tomarme ese maldito té..."

3. Por haber decepcionado a alguien... "Hola. Soy yo... la hija que siempre fue de cuadro de honor pero que nunca consiguió un empleo de enorgullecerse por tener una cara lo suficientemente destrozada como para volverse contaminación visual"

4. Por haberte decepcionado a ti... "Hubiera aprendido más idiomas..." "Hubiera estudiado otra carrera..." "Si tan solo no me dieran miedo las pelotas... podría haber sido un crack en algún deporte y conseguido mil becas..." "Si tan solo hubiera sabido que tendría acné..."

5. y muchos, muchos más...

Sin embargo, son momentos aislados y después de permitirnos fantasear un poco con ellos... no dejamos que nuestra mente siga invirtiéndole un esfuerzo de más a un hecho que consideramos imposible...

Nos agrada dejarlo todo en estado de fantasía utópica y hasta cierto punto es una forma de escape, un puente hacia Des-estrés-landia.

Sin embargo, ese no fue mi caso... Des-estrés-landia dejó de existir para transformarse en Súper-estrés-tinopla.

¿Por qué? Porque así soy, esa es mi naturaleza... no puedo tener un limón en las manos sin intentar exprimirle hasta la última de las gotas.

¿Está usted cansada de las malas decisiones que ha tomado en la vida? ¡No se preocupe! ¡Pulse este botón y tome diferentes y completamente nuevas malas decisiones! ¡No pierda está preciosa oportunidad de reinventarse a si misma!

Y al ver (lo que podía ver) de la cara de mis padres, pero sobre todas las cosas, al escuchar su voz y crear consciencia de su situación y de quienes habían sido antes de conocerlos: pobres, tan jóvenes y tan pero tan inexpertos en todo sentido... sentí fuego dentro de mi.

Podría ser mi mente jugando conmigo por última vez antes de apagarse... pero descarté aquella posibilidad en cuanto me di cuenta de lo desorbitantemente difícil que era estar atrapada dentro del cuerpo de un recién nacido...

No podía controlar mi cuerpo... mis músculos estaban tan tonificados y fuertes cuál gelatina recién cuajada...

Mis ojos a veces veían y a veces no, a veces podía controlarlos y a veces parecían quererse ocultar de mi hasta prácticamente tocar los bordes de mi cerebro.

Y cada vez que quería expresar cualquier cosa, el mensaje salía de mi en forma de llanto...

Tomaría algunos meses fortalecer y crear las conexiones neuronales necesarias que iba a necesitar para controlar mi cuerpo.

Pero el lado bueno era que gracias a esta condición... mis papás no tendrían que cuidar a un bebé que en vez de provocarles amor y ternura, les provocaría miedo...

¿Se imaginan a una joven madre yendo a la cuna de su amado bebé para revisar que todo está en orden solo para encontrarlo muy quitado de la pena tomando café y comiendo Pringles?

Así que si. Daba gracias a Dios por estas nuevas limitaciones que me ayudaban (forzosamente) a mantener y conservar la cordura de mis padres.

El café y las pringles tendrían que esperar.




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