Capítulo 1

Los primeros días fueron una pesadilla. Noticias, reportajes, caos. No existía otro tema de conversación que no involucrase su nombre, ningún canal que no mostrase su rostro. Comentarios mordaces especulando lo sucedido...hablando de su pasado. Su angelical rostro profanado de boca en boca hasta santificarse en pecados jamás cometidos. Quizás si hubiese sido otra persona la que ocupase su lugar la imagen de quien era no sería malograda de tal forma. Pero nada le da mas placer a los humanos que desconocer algo perfecto y manchar su imagen con odio. Todos la amaban, la adoraban y sin embargo ahora no era mas que la especulación descarada de lo acontecido. 
Yo la odiaba, odiaba a Elenne. Odiaba el amor que sentían por ella, odiaba su cordialidad infinita y su humilde ser con todos. Odiaba su perfección intachable y como el hecho de solo ser ella se convertía en algo cada vez mas pesado. Vivir a la sombra de una imagen ideal para jamás cumplir con la expectativa. Tener su rostro para no tener similitud alguna cuando me mirase al espejo.
Elenne, lo que solía ser aquello que encontraron en la arena fue en algún momento mi hermana. La otra parte de mi ser. Aquella con quien compartí toda mi vida, sin embargo nada se removió dentro de mi cuando vi el cuerpo ser envuelto en aquel saco negro.
Los flashes alborotados y las preguntas constantes mientras los gritos de mi madre se oían de costa a costa. El policía sosteniendo mi mano en silencio esperando un shock que nunca vino.
Alguien asesinó a Elenne, le arrebató su esencia a este pueblo y la conmoción en aquellos conocidos fue mayor que la mía al observar las huellas carmesí en la arena.

—¿Me puede repetir su nombre?
—Marie, Marie Davis.
—y...¿ cuál es su relación con la victima?

Vi como el mecanógrafo a su lado levantaba la vista y la observaba en silencio. Nadie habría hecho una pregunta tan estúpida y se habría quedado esperando una respuesta en serio. Pero aquel oficial no había visto el cadáver, no había mirado las fotos del caso, ni de los carteles que llenaban cada calle al parecer.

— soy su hermana.
—su...hermana....?— se tomó un momento para observar el expediente junto a sus manos y dio paso al asombro indiscreto de su idiotez— ¡oh! Ustedes no se parecen demasiado.

La excusa por la disculpa no oída mientras torpemente tamborileaba sus dedos sobre la mesa.

-—tenemos el mismo rostro.—comenté a la par que me encogía de hombros— ¿Acaso no es eso suficiente para ser gemelas?

Mas que el rostro podrían decir. Eramos idénticas, solíamos serlo. Con padres obsesionados con que nos pareciésemos incluso aun mas. Misma ropa, mismo cuarto, mismas clases extra escolares, mismos lugares de trabajo. Como dos gotas de agua que en la realidad no podrían ser mas distintas. La oficial quiso cuestionar mi tono de cabello, mi forma de vestir o quizás mi forma de proyectarme para alegar la diferencia y probablemente si hubiese alguna, pero 15 años de evidencia vivida no se borran con un tinte y la opinión de una excusa como disculpa.

—¿Cuándo fue la ultima vez que la vió?
—Anoche antes de dormir.
—¿recuerda algo en particular?¿ ella planeaba salir esa noche?¿Reunirse con alguien?
—Siempre salía de noche, pero no para reunirse con nadie. Ella se escabullía cuando todos dormían. Esperaba a que la ultima luz se apagase y luego abría la ventana de nuestra habitación. Regresaba antes del alba.
-—¿te lo contó? Supongo que serían muy cercanas.
— la vi una noche.— respondí—Pretendí haberme dormido y la escuché saltar hacia el patio.
—¿y no supiste a donde se dirigía?¿ le preguntaste?

Sonreí con sorna. Preguntarle... realmente nunca le pregunté, ¿oh si? No. La observé hacerlo en silencio después esa noche y las muchas que siguieron. Observé su secreto durante tanto tiempo y aunque me pregunté miles de veces el motivo jamás me atreví a preguntarle a donde se dirigía. Ella sabia que yo lo sabia. Una noche me vio mirándola alejarse desde la ventana. Aunque era oscuro su pánico de ser descubierta fue muy evidente, pero eso no la hizo regresar a casa. Se alejó con una sonrisa y esperó pacientemente a que la delatase. Nunca sucedió, no dije ni una palabra. Solo la vi marcharse cada noche hacia algún lugar que solo ella conocía.

—ella y yo no eramos tan cercanas. Dejamos de serlo en algún momento, así que no conocía sus secretos.
-—pero dices que no se reunía con nadie. Debes decirlo por algo en especifico. Algo conocías.
—Elenne no era la clase de chica que frecuentase a otras personas. 
—Eso no encaja con lo que sabemos sobre su hermana, Srita Davis.
—Ella no era lo que muchas personas pensaban que era.

Su rostro se contrajo en una pregunta justo antes de que alguien tocase la puerta. Nadie dijo una palabra, así que el sonido se repitió una vez mas antes de que alguien la abriese.

—disculpe, oficial, sus padres preguntan por ella. Quieren llevarla a casa.

Lo cuestionó por unos segundos, yo no hice ademan de moverme. Nos miramos fijamente esperando encontrar algo que no veríamos.

—No recuerdo haberla visto con alguien alguna vez— respondí—no se a donde se dirigía. No creo que mi familia supiese tampoco. No creo que nada de lo que yo sepa, pueda ayudarlo a encontrar las respuestas que busca sobre Elenne.
—Eso lo decidiré yo, Srita Davis.— inquirió.

Se debatió entre lo que quería y lo que debía, mas la lógica dio paso a la razón y suspiró antes de cerrar el expediente en sus manos.

—Puede marcharse. Si necesitamos algo mas la buscaremos. Muchas gracias por su tiempo y lamento su perdida.
—Gracias.

Abandoné la sala, la vi seguir mis movimientos con su mirada. No sería la ultima vez que la vería, eso estaba claro. Pero también se que no encontraría nada de lo que buscaba viniendo tras de mi. Yo no era nadie. Marie Davis no era nadie que supiese nada relevante. Solo era una sombra de alguien que ya no existía. ¿Qué tipo de vida iba a tener ahora que Elenne ya no estaba?