Me di cuenta de que nunca hice una descripción de mi casa. Creo que no lo consideré importante, además de que cada año lo renovaran. La haré de la forma más breve posible, aunque más que descripción será una especie de conteo de habitaciones.
Está la cocina y comedor (va todo junto), el living (o sala de estar), dos dormitorios, un baño y el sótano.
Y la puerta, en mi opinión, está escondida en algún lugar del sótano.
Cuando por fin llegamos a la ruta no sabíamos qué camino seguir. No teníamos ni idea de por dónde podía quedar Heaven, ni si mi familia estaba todavía ahí, o si había ido siquiera. Pero la única forma de saber algo, era yendo hasta allá.
Los autos que meses atrás habían interrumpido nuestro paso por la ruta, terminando en tragedia, se encontraban otra vez cortando el camino. Parecía que era una trampa colocada por los animahumanos. La ruta estaba limpia por las recientes lluvias, aunque me pareció distinguir una mancha oscura en el suelo, una mancha que en otro tiempo podría haber sido sangre. La sangre de Santiago…
La despedida con Estrella se hizo larga. Nos habíamos vuelto muy cercanos durante el tiempo que pasamos juntos, y aunque siempre supimos que el día llegaría, se nos hacía difícil separarnos. Sabíamos que íbamos a extrañarnos demasiado.
—Me gustaría tanto poder ir con vos… con los dos. —Dijo ella abrazando a Marc y luego a mí— ¿Volveremos a vernos algún día? —Preguntó tristemente, sabiendo la respuesta. Me acarició la mejilla con cariño, y me besó largamente en los labios, tomándome totalmente desprevenido.
Fue mi primer beso, y fue con una híbrida. Algo que nunca habría imaginado en mi vida. Y sinceramente, sigo sin entender por qué me lo dio.
Aunque me gustó.
Menos mal que Christian no nos acompañó como se había ofrecido en un principio.
—Te voy a extrañar. —Dijo ella al separarnos.
—Yo también.
— ¿Para mí no hay? —Bromeó Marc, avergonzándonos a ambos.
Al final ella se fue, y Marc y yo comenzamos a discutir sobre qué camino seguir. Él quería que siguiéramos la ruta hasta encontrar algo, o ir hasta la ciudad y buscar en el mismo edificio abandonado para ver si hallábamos algún otro mapa. Yo pensé en mamá, en qué habría hecho si hubiese tenido alguna mínima esperanza de encontrarme con vida, y recordé los primeros días del desastre. Cuando ella me dijo que le dejáramos una nota a papá para que nos buscara, no era mentira. La dejamos, aunque jamás volvimos a verlo.
Se lo dije a Marc y comenzamos a buscar alrededor de la ruta. En los autos abandonados, en la tierra, en los árboles. Algo tendríamos que encontrar. Alguna forma de llegar a ella, una nota, un mapa… cualquier cosa.
Y lo encontramos.
Dentro de un tronco viejo, que había caído largo tiempo atrás a causa de un rayo, había escondida una bolsa plástica con papeles y, lo más importante, un mapa del camino a Heaven copiado a mano, con la firma de mamá debajo.