El diario de Ethan (híbridos 0.1)

Día 58

Anoche soñé que moría. Pensé que sentiría miedo o algo así, pero lo único que sentí fue paz.

Un mes después de mi llegada a Heaven, Lima y Alejo se casaron.

Creo que no hace falta decir que fue uno de los días más tristes de mi vida.

Se casaron un viernes 16 de octubre, bajo la sombra fresca de los árboles. Hacía calor, y el sol brilló todo el día para ellos, a pesar de que el día anterior había llovido con tal furia que se pensó en suspender el evento.

La noche del 15 fue la despedida de solteros, y mi primera borrachera. Me tomé todo lo que encontré, hasta que Adrián me paró y me mandó a dormir. Por suerte el solo se dio cuenta, y me comprendió en seguida. Estaba en la misma que yo. Aún no había superado del todo a Lima, aunque lo fingiera muy bien.

Al irme de la despedida me encontré con ella, que había ido a buscar algo en una de las dos habitaciones que ocupaba nuestro grupo. Es lo último que recuerdo con claridad, ya que lo que siguió está todo borroso en mi mente.

El calor de su mano en mi cara, sus labios en mi frente. Yo pidiéndole en susurros que no se case con Alejo, y el olor a flores de su pelo…Son los pocos recuerdos que tengo de esa noche, confusos. Cuando me levanté al otro día creí que había sido solo un sueño. Hasta que la vi no me di cuenta de que sí había sucedido algo, de que dije algo que no debía… sus ojos me lo decían.

Me pregunto sí podría haber pasado algo entre nosotros si yo hubiese tenido unos años más… Si no hubiese sido tan solo un niño cuando la conocí.

En su boda hubo música (al igual que en las despedidas de la noche anterior), una novedad para mí después de tanto tiempo. En Heaven había varios artículos tecnológicos, ya que contaban con paneles de energía solar para hacerlos funcionar.

En fin. Música sonó durante toda la velada, animando la fiesta. La novia estaba radiante, con el pelo suelto hasta la cintura y una corona de flores. Llevaba puesto un vestido blanco corto hasta las rodillas, bastante anticuado, que le quedaba hermoso. En los pies tenía puestas unas sandalias, pero que se sacó a mitad de la fiesta porque le apretaban los pies, por lo que pasó el resto de su boda descalza.

El novio estaba vestido de blanco también, aunque no recuerdo exactamente qué llevaba. Todas mis miradas y suspiros se los llevó ella.

Lima entró al altar improvisado con una canción vieja. Hallelujah, interpretada por un tal Bon Jovi. Durante la ceremonia nos contó que con esa canción se habían casado sus padres, y que por eso había decidido utilizarla.

Una guirnalda de flores atada entre dos árboles era el altar. La idea era de Lima también, con ayuda de unas chicas y chicos de la comunidad habían armado todo. Les había quedado muy hermoso.

El casamiento fue algo simbólico. No hubo cura ni juez de paz. Simplemente se intercambiaron “votos” entre ellos. Se juraron el uno al otro que siempre se amarían y siempre estarían juntos, además de otras palabras empalagosas. Finalmente concluyeron todo con un beso, mientras los habitantes de Heaven los vitoreaban.

Y yo moría por dentro.




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