Tuve un sueño muy extraño después de desmayarme, soñé que estaba observando una aldea muy bonita, de repente empezó a arder, alguien la había incendiado, corría para ver qué pasaba pero solo veía a las personas sufriendo, no podía hacer nada, de repente había otro hombre, llevaba dos espadas y empezó a masacrar a las personas del pueblo, intentaba detenerlo pero no podía hacer nada, volteó a verme, tenía el rostro cubierto por una capucha, solo sentí su mirada, esos ojos llenos de frialdad y crueldad.
-¿Qué estás esperando? Ven aquí y empieza a matarlos, no tengo todo el día. ¿Acaso olvidaste que ellos mataron a tu familia?
Desperté sudando frío y muy asustado. Annie estaba entrando en mi habitación.
-Por fin despiertas James, ¿Qué te ha pasado?
-¿Dónde está su padre?
-Abajo pero...- No dejé que Annie terminara de hablar y fui corriendo con Maximillium, ese sueño debía ser algo que pasaría pero parecía una aldea diferente.
-Señor Cleever- dije agitado sin darme cuenta de que Alexander y Allice estaban hablando con él
-¿Qué pasa James?- dijo Maximillium
-¿Algo le ha pasado a Annie? Si es así te mataré por débil.- Dijo Alexander
-La señorita Annie está bien, pero necesito hablar con usted es una emergencia, tuve un sueño muy extraño.
Maximillium se sorprendió y le pidió a Allice y Alexander que nos dejaran solos. Allice y Alexander salieron del despacho de Maximillium.
-Dígame James ¿Qué ha pasado?
-Tuve un sueño que me preocupa que se haga realidad
-Dígame ¿Qué es?- Le conté a Maximillium todo lo que había pasado en mi sueño.
-Ya veo, ¿Usted sabe lo que pasó hace 200 años?
-No señor no recuerdo nada de mi pasado
-James, hace 200 años existieron dos alquimista muy poderosos, tú sabes que no todas las personas son buenas, y uno de ellos era malvado, mucho y llevó a su amigo a la oscuridad a hacer cosas malas. Hace 200 años atacaron a esta aldea, mataron a muchas personas, nadie sabe a cuántas personas más atacaron, mi tatarabuelo peleó contra ellos, detuvo a uno pero el otro escapó, mi abuelo dio su vida para salvar a la aldea, encerró a ese alquimista bajo la ciudad, muchas personas han olvidado aquel incidente, pero mi familia lo sabe bien.
-Dígame...- dije con voz apagada- yo soy ese alquimista cierto.
-James no puedo asegurar que seas él.
-¡Usted sabía que yo soy peligroso y aun así fue a buscarme!- grité por instinto, me sentí usado y demasiado estúpido por no haber visto que yo era peligroso.
-James cálmese, no quiero que se sienta mal por algo que no es seguro.
No dije nada y salí de la habitación sin saber cómo reaccionar o qué hacer. Salí de la mansión de la familia Cleever y fui al bosque, quise desquitar mi ira con una Rivens Beast o mejor aún con un Cold Hunter. No pasó mucho tiempo hasta que encontré un Cold Hunter en forma de perro con alas merodeando cerca del pueblo, decidí destruirlo pero para mi satisfacción personal. Ataqué a la bestia sin preocuparme, usé mi espada con fuego para dañarlo, lastimé una de sus alas, gritó de dolor, en ese momento no le tomé importancia a su grito de dolor, solo quería desquitar mi furia, con su cola me golpeó lanzándome contra un árbol, fue un golpe duro pero no esperaba menos, me levanté y lo volví a atacar, me golpeó con su pata pero pude dañarle su ojo derecho, caí al suelo y el Cold Hunter quiso escapar, me levanté, usé al máximo mi poder de fuego y lancé mi espada como una lanza de llamas, golpeó al Cold Hunter en la espalda y lo atravesó sin dificultad, el Cold Hunter cayó al suelo y murió. Fui a buscar mi espada, no había duda que murió fácilmente, desenterré mi espada y pensé en que si el poder que usé era realmente mío, si fue así entonces solo la ira demuestra quién soy en verdad...un monstruo...