Estuvimos acostados en el suelo por casi dos horas cuando recordé que había traído un par de pociones para reponer energía.
-Kokone ¿puedes moverte?
-Eso creo Mildway ¿Qué pasa?
-Tengo un par de pociones para restaurar nuestra energía ven hay que beberlas para regresar a casa.
-Pudiste decirlo antes- Se quiso levantar pero solo pudo sentarse cansado, yo hice lo mismo y busqué las pociones.
-Bien Kokone ahora nos darán un poco de energía pero debemos volver lo antes posible.
-Vamos Mildway no quiero llegar tarde- encontré las pociones y le di una, ambos bebimos una poción y de inmediato nuestras fuerzas parecían volver pero el efecto era temporal. Nos levantamos aún adoloridos pero era suficiente para volver a casa.
-vamos Kokone corramos seguro llegaremos pronto
-¿Estás seguro?
-Con el poder que adquirimos créeme que te vas a sorprender.
-De acuerdo Mildway.- Aún inseguro Alexander empezó a correr y yo lo seguí, nuestra velocidad era 20 veces mayor ahora, nos tomó solo 3 minutos llegar a la mansión Cleever, era más que obvio, el entrenamiento había salido perfecto.
Llegamos a casa pero nuestro desgaste de energía fue demasiado, al llegar ambos caímos al suelo exhaustos, apenas pudimos levantarnos, puse un brazo de Alexander atrás de mi cuello y lo ayudé para apoyarse en mí. Entramos en la mansión y al llegar a las escaleras nos topamos con Allice y Annie.
- ¡¿Alexander qué pasó?!- dijo Allice preocupada.
-No pasa nada cielo- Al llamarle así estuve a punto de romperle el brazo, pero pude controlar mis emociones a tiempo- Solo estábamos entrenando y nos excedimos un poco pero estamos bien solo necesitamos un descanso.
-Señorita Allice si no le importa llevaré al joven Kokone a su habitación- dije casi burlándome.
-De acuerdo James luego descansa tú también.
-Sí señorita Allice.- llevé a Alexander poco a poco, fue difícil, pero al llegar a su habitación lo recosté en la cama y me di la vuelta.
-Mildway...
-Kokone no pienso contarte un cuento para dormir.
-Solo quiero decirte gracias por lo que hiciste, por salvarme de ser aplastado por mi miedo y por ayudarme a ser más fuerte, quizás no seamos amigos, pero somos rivales y te aprecio por eso.
-Kokone, eres un guerrero admirable y aunque no seas un alquimista admito que eres tan fuerte como uno y gracias por dejarme entrenar y competir contigo ahora descansa.
-Tú igual Mildway.- Fui a mi recámara para poder descansar pero me topé con Allice antes de llegar a mi recámara.
-Señorita Allice ¿Qué hace aquí?
-James quiero preguntarle lo que ha pasado hoy.
-Kokone y yo estuvimos entrenando y pues nos excedimos un poco.
-No James, quiero saber lo que pasó con ese Cold Hunter ¿En verdad era humano?
-Sí señorita Allice era humano pero alguien provocó una mutación.
-¿Mataron a esa persona?
-Perdone, pero así fue, no sabíamos que era humano hasta que le derrotamos
-James dígame que estarán bien.
-Señorita Allice le prometo que haremos nuestro mejor esfuerzo para proteger a esta familia.
-Gracias James- Se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla- Descanse James. - dijo y se fue, quise decir algo pero ese beso me dejó atónito y sin palabras. Entré a mi habitación y me recosté en mi cama para dormir un poco al soñar solo pensaba en Allice besando mi mejilla una y otra vez, fue el mejor momento que he pasado aquí y me sería imposible olvidarlo.
Dormí toda la noche y al amanecer mi cuerpo estaba completamente recuperado ya era hora de probar el nuevo poder que obtuve me preparé con mi ropa diaria y tomé mis espadas y fui al bosque para poder entrenar, pero alguien me estaba esperando.
-Al fin llegas Mildway- dijo Kokone impaciente.
-También quieres ver de qué eres capaz ahora ¿cierto?
-Sí Mildway ahora luchemos quiero ver a qué nivel hemos llegado- usando la magia de la espada Cleever pudo invocarla, yo empuñé mis espadas y me preparé para pelear.
-Vamos Kokone no te contentas- me lancé hacía Alexander a una velocidad increíble, el choque de nuestras espadas causó una gran ventisca que cortó los árboles más gruesos, sin decir nada empezamos a pelear, el acero de las espadas chocaban y el filo que tenían provocaban daños cada vez más grandes a los árboles y a la tierra misma, era una batalla muy peligrosa, ninguno estaba usando magia o fuerza física más allá de lo normal; veía cada movimiento de Alexander y supongo él veía los míos, así como atacaba él yo defendía y respondía a sus ataques. Pudimos seguir así todo el día, pero nos dimos cuenta que no tenía caso ya que nuestros poderes eran iguales dimos un último choque a nuestras espadas y paramos nuestro enfrentamiento.
-Vaya no me imaginaba semejante poder Mildway.
-Lo mismo digo Kokone pudimos seguir y no estaríamos ni cansados, hemos logrado el poder que queríamos ahora debemos entrenar más para controlarlo.