Parte 01: Carta a los desconocidos

Hola querido desconocido/a.

Creo que mi historia no debería ser contada, no creo que sea digna de ello, además tengo la certeza de que nadie me creería si les he mentido todo este tiempo, bueno si les sirve de consuelo, hasta yo me he mentido a mi misma.

Pero, ¿Quién no lo ha hecho alguna vez?

Algo me decía que debía escribirlo para que todos conozcan mi historia y para no olvidar de nuevo quien fui y en quien me convertí.

Si estás leyendo esto conocerás la parte de mí que pocos conocen, la historia jamás contada.

A lo largo de este texto descubrirás a la maldita copia, conocida por los pocos que me guardaban aprecio como Lette, aquella niña de ojos perspicaces que anhelaba una caricia de mamá o una sonrisa de papá, aquella niña que se sumergió en la oscuridad desde muy pequeña, la que solo vio la luz cuando sostuvo entre sus brazos a la pequeña melena castaña que alumbró su vida con dos esferas esmeraldas, pero que apagaron de la manera más atroz posible, dejándola hecha pedazos.

Conocerás a la niña que se aferró de las migajas que le dio la vida para sobrevivir, la que sufrió y lloró, a la que esperó con esperanza que todo fue diferente, a la que le arrebataron la felicidad que siempre anheló en cuestión de horas, aquella a la que quebraron sin importarles nada más.

A la que le tocó secarse las lágrimas sola, porque entendió que si quería ser feliz no necesitaba a nadie más que a ella misma.

Esa soy yo, aquella niña que no fue feliz, la adolescente a la que la vida no trató con piedad y la que abandonó aquellos sueños que tenía para ser feliz, a la mujer que vivió una vida que nunca quiso para llenar un vacío que nunca se llenó, que intentó ser aceptada pero tarde comprendió que si tú no te aceptas nadie lo hará.

Morí, pero mi cuerpo seguía aquí.

Viví, pero mi alma nunca lo hizo.

Brillé, pero mi lámpara nunca estuvo encendida.

Me enamoré, pero nunca amé.

Me lastimaron, pero no guardo rencor.

Me amaron, pero no fue suficiente para sanar.

Lo tuve todo, pero me perdí.

Y si no me tengo a mí, no tengo nada más.

Este es mi diario, esta es mi realidad ¿Estás listo/a para descubrirla?

Te espero, estoy lista para contarla.