El Diario De Matt

TERCER INTENTO

Estuve pensando en las palabras que dijo el bravucón, parte de mi pensaba que no era el quién hablaba.  
O quizá sí,  sólo que el dolor de su pérdida le está llevando a la locura.
Los profesores asustados, llaman a una ambulancia para que se lo lleven al hospital.

Me dirigen a dirección, querían saber si yo le había hecho eso al bravucón.

+ ¿qué pasó?
* No lo sé, dijo que tenía una sorpresa para mí, por mi cumpleaños, que había encontrado algo.
+ ¿No tuviste miedo?
*Tenía un cuchillo, se alzó el polo y empezó a cortarse, mientras cantaba Feliz Cumpleaños.
+ ¿Sabías que ha perdido a su abuelita?
* ¿En serio?, lo miraba triste, pero jamás pregunté, siempre hablábamos de otros temas, creía que así dejaría de estarlo.
+Tienes un gran corazón, no sé que puedas pensar ahora que haz visto todo esto. Sería bueno que asistas a un psicólogo. 
* Sí, no estaría mal la propuesta, al fin y acabo, todos los necesitamos. Ud. También lo necesita, para poder solucionar sus problemas con su hijo.
+¿Cómo sabes que tengo un hijo?
* Lo supuse, todas las maestras tienen uno, y suelen tener problemas con sus hijos.
+ Bueno, en eso tienes razón. Me alegro por tus padres, eres como una persona mayor, con tus pensamientos y maneras de expresarte. A tan temprana edad te desenvuelves muy bien.
* Gracias, todo saldrá bien. Descuide.

Me retiro de la dirección,  amigo había ido a por mí,  hablamos de lo sucedido.
Me dijo que debía tener cuidado, cuando hablara con alguien, no le gusta que mencione las cosas secretas a otras personas, en todo caso saldrán lastimadas como el bravucón.

Todo se pintaba oscuro, mis pensamientos e ideas se volvían cada vez pequeños. No sabía en qué o quién creer.
Estoy en este mundo, o tal vez no lo estoy.
Estoy en un sueño, en el que algún día despertaré, miraré a todos y me alegraré porque nada de esto pasó, jamás fui elegido, y todo es colores rosas en la vida.

Hasta que escucho.

¡SORPRESAAAAAAAA!

Era mi gente, mi familia, mi sangre. Sabía que ellos estaban y estarían conmigo pase lo que pase. 
Empezaron a repartir los bocaditos, los dulces las bebidas. 
Invitaron a familiares cercanos, entre primos, tíos y tías.

Quién pensaría, que uno de ellos sería quien intentaría verme muerto.
Sucede que uno de mis tíos, decía presentir cosas. Y decía que yo estaba lleno de oscuridad. Todos lo tomábamos que estaba loco o que quería hacernos asustar.

Sin embargo, sus intenciones se dieron a notar ese día. Colocando un poco de veneno en mi bebida. Mando a entregármela por medio de su hijo. Yo re feliz lo tomo, era mi cumpleaños. Mi celebración.

Al cabo de unos minutos, empieza un ardor en mi estómago, una sensación que hacía que me tire al suelo y empecé a gritar de dolor. No lloraba, solo gritaba.

Mis padres asustados, alistan el carro y nos dirigimos al hospital. Amigo despidió a todos y venía atrás.

Llegando a la puerta de emergencias del hospital, las enfermeras nos reciben, preocupadas.

¡Necesitamos hacerle lavado gástrico!

Fue lo último que escuché, mientras mi voz se apagaba, mis ojos ya no veían luz. Mi respiración se calmaba, sentía que ya no me dolía nada, me sentía libre, sentía que todo estaría bien.

Aparezco en la habitación blanca, la jovencita estaba en la cama, con unas sábanas blancas y un velo que cubría parte de su rostro.

*¿Porqué, te cubres? Antes no lo hacías.
-Necesito que pienses en nosotros.

Mientras me llama, me acerco y me abraza.

Me susurra cual niño pequeño. Cantaba una canción en un idioma que no entendía.  Pero me daba tranquilidad.

Sentía que las horas no pasaban, me siento un poco mejor, y empezamos a jugar a las cosquillas. 
Nos reímos a más no poder, hasta que se pone triste, una lágrima cristalina brota de  su ojo derecho, me dice que me extrañaba demasiado, pero que tenía que despertar. Aún no cumplo la misión, de la que fui encomendado.

Me pide que me retirara, que no nos volveríamos a ver durante un tiempo o hasta que yo lo decida, porque están haciendo lo posible de que todo termine.
No entendía a que se refería, pero tuve que salir, no podía verla triste, no sabía que hacer. Re complicada la situación.

Mientras salgo de la habitación, observo un cuadro que me llama la atención, un edificio, que de logo tenía una N completamente grande.

Salí de aquella habitación, y aparecí en un campo libre, parecía que todo era limpio. Empecé a caminar, me dirigía a la ciudad, aquella ciudad se me hacía conocida, pero no sabía de dónde. Luego de un momento aparezco, en la puerta del hospital donde me habían llevado. Pero, ¡qué carajos! Todo este tiempo, no entendía nada. Me costaba entender que podía estar caminando como un fantasma, pero decidí entrar a ver a mis padres.



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En el texto hay: historia, ancianos, romance drama

Editado: 01.08.2020

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