Magaly al día siguiente era la de siempre, como si nunca hubiera ocurrido la proximidad sexual. En cambio yo no había podido dormir, recordaba su piel en mis manos y muchas veces imaginé que era Rosa y no Magaly quién me invitaba a tocarla.
Mi distracción me siguió todo el día. Rosa y Marco sabían que algo me pasaba, él me preguntó en el receso y terminé contándole lo ocurrido, sentía que me explotaría la cabeza sino me desahogada con alguien.
—¡Tienes qué contarme cómo hacer para ligarme a Magaly! —dijo— Es cierto, que Rosa es linda y tiene bonito cuerpo, pero Magaly tiene a todos los chicos locos, si alguno supiera que tuviste la oportunidad de tocarla; serias la envidia.
Lo miré suplicante, no quería tener a un montón de babosos hormonales haciendo preguntas sobre los pechos de Magaly, ni que Rosa se entere del incidente.
—No le diré nada a nadie, pero esta vez sí tienes que contarme cómo haces para tener a dos lindas chicas locas por ti.
No sabía qué decirle, tal vez la verdad o ser buena chica y decirle una mentira piadosa.