El diario de secretos

Cap. 27: Mr. Death

Ambos se miraban sorprendidos, no esperaban encontrarse con el otro. Marcos había palidecido, no sabía que estaría allí. Tenía muy mala suerte, había empeorado todo.

—Wow, hermano, si no me hablabas no te reconocía —le comentó la joven divertida.

—Es algo experimental... no importa. Creí que aún entrenabas —murmuró.

—Pensé que vos también entrenabas. 

—Can, ¿con quién hablas? —preguntó Ainara, se percató de que Marcos se encontraba a su lado—. Wow ¿Se pusieron de acuerdo para tomar un descanso? ¿O es alguna especie de instinto super genial que desarrollaron para descansar al mismo tiempo y encontrarse?

—No, no tenemos eso. Lo único que podemos hacer es absorber el enojo del otro —le comentó Marcos olvidándose de lo que hacía allí—. Es un asco de ha... —recordó su misión repentinamente—. ¡No es momento de tonterías! —habló serio. Su hermana se rió de forma contagiosa.

Se irritó porque intentaba poner orden, pero nadie lo tomaba en serio. 

—Escúchame, Can. Esto es muy importante, deben salir de acá estoy en una misión —le advirtió Marcos mientras recuperaba la seriedad.

Las luces habían bajado por completo, estaba todo oscuro y no podían ver casi nada. La gente murmuraba emocionada, todos querían ver el espectáculo.

—Genial, ¿podemos ayudarte? —preguntó con un toque de ilusión en su voz.

—No, —habló de firme para intentar— salgan ahora. Si empieza el show cerrarán todo y no podrán irse del teatro.

Su hermana negó con la cabeza, no tenía planeado irse, no importaba que tan firme hable, a ella le daba igual. Marcos intentó levantarla tomándola de la mano y aplicando algo de fuerza, pero ella se resistía y se agarraba con toda su fuerza del asiento. El problema era que ambos tenían la misma fuerza, una cantidad mínima.

<<Parece una pelea de hormigas >>pensó Ainara mirando divertida como peleaban.

—Explícame qué sucede —le exigió en el forcejeo, comenzaban a agitarse.

—No, hay tiempo. Tengo que sacarte de aquí... —Temía que algo le sucediera. Trató de tomar su otra mano para llevársela, en ese momento se percató de que una de sus manos estaba vendada—. ¿Qué sucedió en tu mano? ¿Por qué tienes tantas heridas? ¡¿Quién te hizo eso?! 

La joven se sentó, no le había contado ese pequeño incidente, no quería que se le sumara a sus preocupaciones, después de todo solo sería una carga.

—Nadie —habló segura, pero no le convencía.

—Can, no eres buena mintiendo —habló entrecerrando sus ojos.

—Oh, hola Marcos —lo saludó María.

— ¿Están todos aquí? —preguntó fastidiado.

—Hola Marcos —saludó de forma animada Guadalupe—. No, no vino Uriel.

<<Esto no puede ser, necesito que salgan >>pensó.

Las luces del escenario se prendieron repentinamente, sorprendiendo a todos los presentes.

~Buenas tardes. Señoras y señores.

Se escuchó la aclamación del público, Marcos se sentó instintivamente, dejando de interrogar a su hermanita. Y se quedó quieto, susurró varios insultos, no pudo sacarla de allí, ahora podrían identificarla.

—Candy, escucha —le susurró lo más disimulado posible—. Los líderes de ambas sociedades se quieren unir y vinieron hoy dos representantes. Ainara es el único experimento que salió bien así que saben quién es, todas tienen la marca del cazador. No sé a  qué más se pudieron enfrentar y yo no me enteraré. La cosa es que las tienen marcadas, saben quienes son, necesito que tengan cuidado. 

—Está bien —dijo en el mismo volumen que él—. Le pediré a Lilim que nos saque. —Candy le susurró la situación en el oído a Ainara y le pidió que se lo cuente a las demás.

Se escucharon aplausos, el show definitivamente había comenzado, ya no había esperanzas de escapar de allí, o eso parecía, sus intentos para llamar a su demonio eran en vano.

—Olvídalo —le dijo Marcos frustrado—. Si intentan tocarlas los mataré yo, no se preocupen.

—Antes de que nos toquen ya estarán muertos —habló tranquila y segura de si misma.

Llevó su atención al escenario, un hombre apareció en el medio. Tenía una tez pálida, ojos negros y grandes, pelo negro, ondulado y despeinado. Llevaba pantalones plateados y un chaleco de cuero negro, era bastante llamativo. Empezó con su show, primero presentándose como "Mr. death".

Se quedaron impresionadas, en un momento el hombre se puso gusanos de gomitas en la boca y se sacó unos de verdad, asqueroso, pero genial.

—Creo que vomitaré —dijo Guadalupe cubriendo sus ojos y su boca por algunas arcadas.



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En el texto hay: demonios y angeles, diarios magicos, guerras magicas

Editado: 28.04.2020

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