El Diario de Susan Lowell (trilogía "Los Diarios")

Los Lentes

—Arkud, ¿Qué…? —exclamé sorprendida, el extraterrestre que tenía frente a mí era una especie de ¿fantasma? No estaba muy segura, pero parecía transparente.

—¿Sorprendida? —Sonrió, no me había dado cuenta que cada vez que hacía eso mi corazón parecía emocionarse.

—Un poco, ¿qué haces aquí?

—Monitoreaba tus ondas cerebrales, al parecer estás enojada, pero ¿por qué?

—¿No lo sabes?

—Mientras esté en este estado incorpóreo no puedo leer tu mente. —Me alegró escuchar eso, pues odiaría que supiera que me ponía un poco nerviosa su sonrisa.

—Es Jason.

—¿Qué pasó?

—Nada. —No quería decirle la realidad del por qué estaba molesta, me daba un poco de vergüenza admitirlo.

—¿Es sobre Susan?

—Más o menos, él me… bueno, no importa, tengo noticias sobre los lentes.

—¿Los encontraste?

—No, pero creo que los tiene Caroline. —Me alegraba que pude cambiarle el tema más fácil de lo que había creído.

—Pierdes tu tiempo, ninguna de sus amigas lo tiene.

—¿Qué? ¿Cómo lo sabes?

—¿Crees que no las monitoreamos a ellas? He revisado a cada persona cercana a Susan, ninguno era un candidato viable para ayudarnos a encontrarla a ella o a la gema, por eso te escogí a ti, Anne.

La revelación me sobrecogió un poco, si Caroline no tenía los lentes ni tampoco Cristine, mis candidatos se reducían a cero.

—¿No tienes ni una idea de quien los puede tener?

—No, Susan era muy astuta, además desapareció antes de poder contactarla de nuevo, estoy seguro de que ella me lo habría dicho, pero no hubo tiempo.

—No tengo idea de dónde o quien los pueda tener —dije desesperada.

—Sé que las pistas están en su diario, Anne, busca bien, algo que no viste, algo que no interpretaste, estoy seguro de que está allí.

—¿Cómo estás tan seguro? —repliqué negando con la cabeza. Me lancé sobre la cama sintiendo una enorme frustración. El peso de todo esto me estaba abrumando más de lo que quería admitir, no era justo que tuviera que cargar con la responsabilidad de salvar a todo el universo.

—Susan no dejaba nada al azar, ella anotó todo allí, si pudiera yo mismo lo averiguaría.

—Entonces toma el diario, te lo doy. —Extendí mi mano para pasarle el diario, aunque sabía que él era incapaz de tomarlo. Necesitaba sentir que era libre de todo eso por un segundo.

—¡No! Ese diario no debe abandonar la tierra, ¿entiendes?

—¿Por qué?

—No puedo decírtelo ahora, ya lo entenderás después, ahora consigue los lentes, encuentra la gema.

Y así como había aparecido, se desapareció. La rabia que sentía había sido cosa del pasado, aunque había dicho que no seguiría investigando sobre Susan, sabía bien que no lo hacía por ella, lo hacía por Arkud y la famosa gema.

Ahora más que nunca deseaba que ella estuviera muerta, esperaba encontrar la gema sola en algún lugar y sin rastros de Susan.

  •  

 

A la mañana siguiente mis ánimos se encontraban mucho mejor que la tarde anterior, aún me disgustaba lo de Jason, pero no iba a permitir que eso me arruinara el día.

Me sentía extrañamente bien y diría que incluso hasta ¿feliz? No lo sabía, pero todo había empezado a surgir después de ver a Arkud en mi habitación por primera vez. Ya sabía que otras veces él se había aparecido, pero nunca había dejado que yo lo viera, o al menos no directamente, pues mi eterno fantasma, el que me perseguía todo el tiempo, siempre había sido él.

Sabía que tenía una misión, debía descubrir quién era “C” a toda costa pues, aunque Arkud no me dijera nada, tenía la sensación de que quedaba poco tiempo, ¿exactamente para qué?, no sabía, pero si sabía que se me agotaba con cada día que pasaba.

No entendía muy bien esa sensación, pero era como una constante punzada en mi pecho que no me dejaba tranquila. Ahora debía seguir la búsqueda yo sola, pues no pensaba volver a dirigirle la palabra a Jason, y mucho menos pedirle ayuda de nuevo, había sido un grave error de mi parte contarle todo y odiaba saber que Arkud tenía razón, a pesar de lo que sentía por él, Jason no era de fiar.

Me metí de nuevo en el armario, ese lugar al que ya tantas veces había acudido por respuestas y que muchas veces me las había proporcionado, aunque no de forma tan fácil como me hubiera gustado que fuera, esta vez Susan había sido más meticulosa al momento de no revelar demasiado el nombre de su guardián, la persona que cuidaría de los lentes. Hasta el momento solo había pensado en sus dos amigas, pues eran las personas más cercanas a ellas en quien Susan pudo haber confiado, sus padres tampoco eran una posibilidad pues el extraterrestre me lo hubiera dicho si lo supiera, no, ni siquiera ellos sabían dónde estaban.

La cosa se me ponía cada vez más difícil pues Susan se había asegurado de que no cualquiera adivinara el paradero de los lentes, lo cual me hacía pensar si sería capaz de adivinarlo sin ayuda de alguien que la conociera mejor que yo.



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En el texto hay: misterio, ciencia ficion, amor

Editado: 08.01.2022

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