El diario de una trasnochadora

Capitulo 1: el pequeño marzo.

Sábado 30 de marzo de 2024

02:00 A.M

 

Otra noche que empieza de la manera más romántica, con la soledad corriendo por la mente absurda de una chica de apenas unos 20 años, hoy el pensamiento conceptivo es el que aborda mi mente, dando así una expresión más llamativa de lo que la noche aguarda, más silencio hay cada que la noche avanza, más oscuridad resplandece mientras la noche se hace más vieja, la juventud de la noche que sigue su monotonía ya no se ve tanto, ya la misma frase entristece a este ser de luz no radiante y eso me hace pensar, ¿será que la acción del poder dormir esta conjunta al cómo la noche se puede sentir?, bien, tendríamos que decir que la noche siente, puede sacar el significado que en ella pasa como el hecho de ver a un gato en  un  techo maullando o a alguien persiguiendo a otra persona escondiéndose en lo más oscuro de esta misma, siendo este el caso, la noche transmite esos sentimientos a las personas que no pueden dormir, a esas que la mente no se les puede apagar y cada noche es más consumida por los pensamientos compartidos de una noche que tiene que pasar por miles de cosas en 12 tontas horas.

 

Prácticamente sería algo imposible pero el cliché de la situación nos hace pensar en qué pasaría si así fuera, si la noche sintiera y para los no dormidos ese sentimiento fuera compartido, algo bello y absurdo es algo que yo digo podría pasar, algo que pensamos que somos nosotros pero en realidad sintiendo lo que algo no físico siente, la noche además de sus oscuras esquinas y sus fomentos a la realidad de un mundo nocturno nos hace referencia a las cosas silenciosas que hay y a los pequeños sonidos que no nos permitimos escuchar durante los ruidos de la vida diurna, pero  no todo es una rosa a color, pues está oculta los miedos y al llegar la noche los deja salir, prepara el momento justo para que empieces a respirar de forma más profunda y muy acelerada, captamos cosas en la imaginación de los cristales de los ojos y las sombras más oscuras se vuelven nuestros peores enemigos.

 

Te contaré un poco más de esto, en donde el miedo es un allegado a la realidad más efectiva de la vida, donde el momento de pensar se volvió absurdo, tratando de llegar a lo mejor que puedes conocer o cometer, esta te hace hacer cosas que no dejan que seas tú mismo, te transforma con la intención de que el miedo se vuelva una extensión de ti, con todo ese entusiasmo que lo delata, con toda esa adrenalina que lo evoca de manera fugaz, viendo cómo todo se  vuelve solamente parte de la imaginación y hace que de un momento a otro actuamos de maneras que no queremos, que nos llevan al arrepentimiento absoluto y nos hacen pensar que es lo que debemos hacer para que pare sin poder llegar a tener una solución a ello.

 

El sudor recorre tu cuerpo, cada momento se vuelve crucial para el actuar seguido de la poca falta de visibilidad del entorno, vez esa sombra, ahí donde están tus chaquetas y que se vuelven una simple sombra llena de terror, ¿me atacara?, es la pregunta que empiezas a hacerte y que no para mientras más la piensas, la ansiedad está en tu cuerpo, flota y flota por él hasta que arrasa en tu pecho. Me ha pasado tantas veces que no logro notar cada cosa que hago, es tan absurdo, pero tan gracioso poder creer que en la seguridad de tu casa podría pasar, aunque si, lo más seguro es que pase, pero mi intención no es generarte miedos, es hacerte ver que no solo los niños sufren de este tipo de temores y no necesariamente es por el miedo a la oscuridad si no por como relatamos nuestros problemas con el sueño que no somos capaces de conciliar.

 

Tal vez el tema te interese, ¿cómo puede una trasnochadora hablar de esto a tan altas horas de la madrugada? (que, por cierto, son las 2:33 a.m.) pues se me hace más fácil expresar mis miedos que poderlos afrontar, lo digo así porque prefiero escribir esto debajo de la cobija con el calor más infernal que puede haber, pero estando segura de que el escudo que me cubre va a ser bastante fuerte como para espantar a cualquier tipo de monstruo de la noche, a cualquier cosa que me haga mal en el momento. Bueno, dejando de lado el cómo estoy y los sentimientos que me causa hablar sobre los miedos, ese no es el único que hay en este tipo de temas, como te dije anteriormente también es algo gracioso, desde el punto en el que empiezas a sentir que algo pasa, hasta el punto en el que te das cuenta que tus ojos te jugaron una mala pasada, piénsalo bien, que ganas de reírse de esa adrenalina gastada innecesariamente y que empiezas a asustar hasta a tus mascotas, no sé por qué sienten lo que tu pero es gracioso saber que está pasando en el momento y tu perro también se lo crea. 

 

Muy raras veces podemos decir que lo que hemos visto es verdadero ya que como te he dicho en todo este capítulo es algo que lo crea tu imaginación y no te deja pensar en las cosas como verdaderamente son, el miedo es subjetivo pero hermoso, te lleva a conocerte más a fondo a sacar esos aspectos más oscuros que tienes, y si, tan oscuros como la noche misma, a desear nunca haber hecho cosas que solo tú sabes que hiciste, la noche se vuelve amiga de tus miedos y se vuelve un miedo más el hecho de saber que ya casi volverá a hacerse de noche.

 

Te he hablado demasiado de la noche pero ¿esto tiene que ver con el sueño o el no poder dormir?, pues veras, los miedos se generan a través de situaciones, recuerdos, entornos y hasta personas, lo que hace en este caso que no puedas dormir son las pesadillas que esta genera, hay personas que sufren de pesadillas día a día, que solamente buscan doparse y no poder soñar estas cosas que les recuerdan a esos momentos malos de la vida, yo soy una de ellas, te contare una de mis pesadillas más comunes y las que hicieron que conciliar el sueño se volviera algo relativamente malo, para no aburrirte ¿por qué no lo cuento en forma de relato, te parece?, no sé por qué pregunto si no puedes responderme, digamos que lo hiciste, ya que.




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