El diario del agua

Cap 31: Una salida

— ¿Y qué te respondió? —preguntó Belén con una curiosidad excesiva. Quería desentrañar este extraño misterio. Las cosas cambiaban y tener algo de complicidad con esa náyade la hacía sentir bien.

—Secreto... —Josefina le sonrió de lado.

— ¡¿Qué?! —exclamó Ainara irritada—, Belén metete en su cabeza ya mismo- ordenó.

— No, no. Está bien, les cuento —dijo sonrojada—. Ellos son Candy y Gabriel del futuro. No sé que hacen acá ni por qué están haciendo tantos desastres, sólo sé, bueno, que son ellos.

—Creo que es más de lo que nosotras sabemos así que está bien —pensó en voz alta Guadalupe.

Josefina se calmó bastante, creía que lo peor había pasado. No podía andar divulgando los secretos que había descubierto.

— Espera, hay algo que no queres que sepamos... —habló Ainara muy segura de si misma—. Por eso te sonrojaste cuando le pedí a Belén que se meta en tu cabeza, aunque sabes muy bien que ella aún no es capaz de hacerlo bien te dio miedo... ¿Qué ocultas? —preguntó acercándose a ella lentamente.

— ¡Chau chicas! —gritó mientras huía del hospital y se subía a la moto con su papá.

No podía parar de pensar en lo que les dijo. Era mucha información y tener que cargar con ella estando

—Somos de una línea temporal diferente —le explicó la Candy del futuro que no parecía ser del futuro—. Actualmente existen 102, las cuales se pueden multiplicar o unir. Sería algo difícil de explicar, pero, por ejemplo, en mi línea temporal estoy casada con Lilim —los ojos de la náyade se abrieron como platos.

—Y yo con Marcos —añadió Gabriel.

No sabía que la sorprendía más, si los viajes en el tiempo o las relaciones de ambos.

— ¿Pero no habrá problemas de paradojas con tan solo tenerlos aquí? —le preguntó, ambos negaron.

—Desde que El diario de secretos existe, si quieres viajar en el tiempo puedes viajar al pasado o al futuro pero de otra dimensión —comentó Gabriel, sus ojos se abrieron aún más por la sorpresa—. La primera y única vez que sucedió una paradoja, las líneas que se vieron involucradas fueron destruidas junto con todos los que vivían allí.

Quizás eso no era lo que más le perturbaba, sino la frase que le siguió para ejemplificar lo explicado con anterioridad.

—Hay un universo en donde eres hombre y te casas conmigo. —El Gabriel del futuro le dio un codazo a la Candy del futuro, se notaba que era ella, era muy lengua suelta—. Lo siento si te incomodó... —murmuró preocupada. Ella negó.

Lo cierto es que si le incomodaba y mucho, solo le quedaba hacer de cuenta que eso nunca pasó y seguir adelante. Quería pensar en una sola persona y nadie podría hacerla dudar de eso.

~Y~

<<Todos parecen preocupados y triste... No me gusta>> murmuró Uriel un tanto molesto. Pensaba en el jardín mientras Leaf hablaba de cosas sin sentido que a él no le interesaba, no nombraba dragones, dinosaurios, manzana, escalofriantes arañas o lluvia. Así que mejor pensar en sus cosas. <<Quizás si pudiera distraerlos... ¡Pero claro que puedo! Iremos todos a ver una película y nos reiremos y asustaremos... será perfecto>>

No acostumbraba a pasear, pero creía que sería divertido.

— ¡Les pediré para ir juntos! —exclamó y salió volando a toda velocidad a la casa.

Leaf se quedó perplejo, no esperaba que sea tan ajeno a su historia.

—Veo que no prestó atención...  —meditó en voz alta— supongo que luego le puedo contar la historia sobre el demonio que está a punto de despertar, le comentaré luego. Claro, sino me olvido —comentó mientras subía a la rama de un árbol para descansar un rato.

~Y~

— ¡Menorcitos! —gritó Uriel entrando a la casa con una enorme sonrisa.

 Se detuvo de manera brusca en el living, había un chico de cabellera naranja con ojos verdes, pecas y una camisa de cuadros verdes arremangada hasta los hombros, unos jeans negros y unas botas del mismo color.

Estuvieron unos cuantos segundos mirándose, Uriel sentía que conocía a ese muchacho de algún lado, juraría que lo vio, pero no estaba seguro de en donde.

— ¿Nico? —preguntó y el nombrado le sonrió—. ¿Qué te pasó?

—Es una pantalla —comentó Candela caminando por la sala mientras anotaba—. Estaba probando el hechizo, me costó demasiado conseguirlo, otro tanto hacerlo y es muy inestable.

No era ningún secreto que Uriel admiraba mucho a Candela, le enseñó todo lo que sabía, parecía una caja de sorpresas.

— ¿Cande, podemos ir al cine todos juntos? —preguntó con dulzura.

—Suena bien, mis hermanos están muy callado últimamente, espera que le avise a mis abuelos y mi tío... 



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En el texto hay: mundos fantasticos, guerras magicas, aventuras magicas

Editado: 28.04.2020

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