El diario del agua

Cap. 49: Mi carta a Josephine

La náyade se sentó en el escritorio. El interruptor de la lámpara perturbó el silencio sepulcral de su habitación. No había nadie en su casa, era justo lo que necesitaba. Había tenido que retrasar mucho ese día, el luto y las largas charlas con sus padres.

Ahora, los padres de sus amigas, quienes también eran amigos, estaban todos juntos, charlando y a punto de decirles la verdad de ella y de todo su grupo.

Ayer Lilim había huído, Uriel estaba en un psicólogo, Candela permanecía drogada, Guadalupe no se separaba de sus padres adoptivos, Nina se encargaba como podía de lo que quedaba del grupo. Ainara hasta hace unas horas estaba viviendo en su casa, se peleó con sus padres y no quería verlos ni en figuritas. Recién ese día, ya que tenía la casa para ella sola, no sería problema hasta que sus padres volvieran nuevamente.

Con suma delicadeza abrió la carta, la única cosa que sobrevivió al fuego que destruyó la casa Gomez. Había estado descansado en la cima de una pila de escombros, se veía tan prolijamente doblada. Tenía su nombre escrito en letras doradas y una caligrafía desastrosa que solo podía pertenecer a su amiga, escribía igual desde que la conoció en cuarto grado.

La desdobló intentando no romperla, temía que las últimas palabras de su rival se deshicieran por una estupidez suya.

Se colocó sus viejos lentes, los que utilizaba cuando era humana. No los necesitaba pero lo hacía por costumbre, su vista era invulnerable a los aumentos que ayudaban a ver mejor a los humanos.

Tenía miedo de leer, eso era lo último que quedaba de Candy. Una vez que lo leyera no quedaría nada de ella, nada que poder recordar.

Se aclaró la garganta y comenzó a leer en voz alta.

"A mi querida rival y amiga, Josefina.

Querida amiga:

Escribo esto empuñando una lapicera en vez de una espada, para variar. Temiendo por el resultado final de nuestro enfrentamiento. Me he encontrado un espacio mínimo, de unos minutos, para hacer esto con unos pocos materiales que mis refuerzos se han encargado de traerme.

Estoy por ir a buscarlos, Asmodeo se los ha llevado y temo por ustedes. Espero poder encontrarlos y salvarlos. Recurriré a lo que me quedé de poder para poder traerlos conmigo.

Seamos directas, sé que me estoy muriendo, la enfermedad avanza sobre mi y me está consumiendo, justo cuando creía que todo estaba bien las cosas empeoraron."

Se sacó unos segundos los lentes, se limpió el marco mojado con sus lágrimas y continuó leyendo, aunque tuviera la voz quebrada por el nudo que atravesaba su garganta.

"Sé que las cosas se ven muy mal... Todo es una locura. Ahora estoy sola sobre las ruinas de la que fue mi casa.

Nos conocemos desde hace mucho y ese es nuestro secreto, cosa que prefiero mantener y solo sabe Belén. Todas creen que nos conocimos con esa discusión, pero vos y yo sabíamos quién era la otra, mi madre siempre aspiró a que sea como vos, mientras que vos te presionabas para ser como yo. ¡Vaya ciclo!"

Una sonrisa tonta se formó ante su declaración. ¿Cuantas veces se había sentido insuficiente al compararse con ella? Su irritabilidad producto de su depresión, su necesidad de gritar para que el resto la escuchara.

"Lo cierto es que nosotras siempre peleamos, vos eras la líder del grupo (creo que aún lo eres) y yo una rebeldona que solía desobedecerte y meter a todas en problemas.

Y sin embargo siempre corres para resolver los problemas junto a mi y enfrentarnos a las adversidades.

Esto es estúpido... Todo debería salir bien ¿verdad?

No sé a quién intento engañar, no creo que sobreviva a esto y ni siquiera sé si ustedes viven, quizás solo le escribo la carta a tu alma...

Pero, quiero pedirte un favor. Me preparo para lo peor, por si muero.

En ese caso Marcos también morirá conmigo y con nosotros la posibilidad de leer el diario de secretos. Así que quiero encomendarte algo, cuida al grupo.

Candela estará destrozada, perderá a sus hermanos. Ainara se enojará creyendo que debería hacer más. Belén se sentiría insegura y dolida. Guadalupe se pondrá muy mal, buscando la respuesta a el dolor que siente e intentando comportarse como una máquina. Uriel, creo que Uriel perderá esa hermosa sonrisa que lleva y Seta solo querrá fingir que no entiende lo que sucede. Imagino que Lilim perderá la cordura e intentará huir, no parará de tomar. Gabriel se mantendrá en el pasado lo más que pueda.

El daño no solo será de nuestro grupo, sino también el de mi hermano, quienes ocultan más de lo que parece. Mauro, intentando seguir su esquema de masculinidad se impedirá llorar, por lo que posiblemente se vuelva un problema si no lo tratan bien. Franco, siempre tan alegre, me imagino su sonrisa apagada cuando vea a uno de sus mejores amigos morir, sé que él se siente muy solo. Rodrigo, intentando ser racional se negará a creer que esto está pasando.

Y vos te estás culpando ¿verdad, tonta?

Este grupo ha sido mi familia, más que mis familiares de sangre, más que todo lo que podía desear. Pero no solo es mi familia.



#22370 en Fantasía
#4802 en Magia
#30975 en Otros
#4288 en Aventura

En el texto hay: mundos fantasticos, guerras magicas, aventuras magicas

Editado: 28.04.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.