El diario que no planeé

Valor

Miedos fugaces, emociones espontaneas, osadas y temerarias, capaz de salir de lo más profundo de ti con una increíble valentía, tan grande que eres incapaz de creer que de verdad salió de ti, que de verdad esa fuerza, huyó de tu interior.

Hace poco más de un año (17 – octubre – 2020), yo escribí una carta que se encuentra en este libro titulada “Querido Chris”, y cuando la escribí, yo sabía perfectamente que no tendría el valor de poner dicha carta en las manos de su dueño, al menos no en ese momento; y para ser sincero, jamás llegué a pensar si algún día tendría el valor necesario de entregarla, hasta hace unos días.  

Yo lo conocí a él mucho antes de escribir la carta, siempre que visitaba el lugar en donde trabajaba, lo veía ahí, de pie, donde siempre, con su porte tan elegante, parado derecho, con sus manos detrás y su sonrisa diciéndome “hola, vengo a derretirte el mundo”, sin falta. De unos meses para acá, yo dejé de verlo, se desapareció prácticamente, entonces yo me mentalice diciéndome que hasta ahí había llegado, que lo más seguro es que había dejado de trabajar en ese lugar y por consiguiente, mis contactos visuales con él habían llegado a su fin, así lo creí, hasta hace un par de días que al visitar de nuevo la tienda, y como si las estrellas se alinearan a plena luz del día, como si un rayo de sol recordara que existo y decidiera iluminar mi camino, la vida me lo puso de nuevo en mi camino, como una fuente de alegría, en plena sequía de felicidad.  

Hace cuatro días, yo comencé con la idea de entregársela, temía que él volviera a desaparecérseme y ya de plano no volviera a verlo, fue en ese momento cuando opté por la opción de entregarle la carta que por ley le correspondía, y me sumergí en toda una discusión de pros y contras que acarrearían el hacer eso, pero nadé a la superficie de nuevo casi al instante de haberme sumergido, porque hace un año ya había analizado y contemplado esa parte, y ya no quería hacerlo de nuevo, ahora solo necesitaba preguntarme a mí mismo si realmente quería hacerlo, y todo mi mí mismo me respondió con un sí sólido, y entendí que ya no había marcha atrás, debía entregarla. Yo quería hacerlo para quitarme la espinita, para años más adelante que yo me acuerde de pronto de todo esto no me pregunte el por qué no lo hice, el por qué no la entregué; me daba mucho miedo hacerlo, pero me daba más miedo quedármela.  

Me estaba preparando mentalmente desde ayer, para hoy estar totalmente listo, pero en el momento todas las horas de preparación se van a la basura, se te olvida todo, al menos así sucedió conmigo.  

Y bueno, pasó, realmente pude entregársela el día de hoy en sus propias manos, y siendo muy sincero no tengo ni la más mínima idea de cómo logré hacer eso, ya que es alguien que solo conozco de vista, y que con solo eso, logró derretirme el corazón. Él se portó muy amable, y aunque no pude agradecérselo en el momento, tal vez pueda hacerlo después, ya que realmente yo estaba muy nervioso, y el que él se haya portado de esa manera tan educada y empática me dio la seguridad que muy seguramente me faltaba, y aprecié eso.

Yo creí que al entregarla me sentiría tranquilo, creí que mi mente me dejaría de perturbar con esto, pero ahora creo que el haberlo hecho trajo a la vida a una nueva esperanza, absurda e irrealizable, porque yo sé que caí desde hace mucho tiempo, y ahora temo que esta nueva esperanza me obligué de nuevo a caminar sobre esa línea tan delgada que sé que al apenas dar un solo paso, me va a hacer caer de nuevo. Ahora que la entregué, nació la esperanza de que me responda, de que un día se acerqué a mí y me cuente qué le pareció mi escrito, porque antes de entregársela, yo en adición casi le narré toda la historia, y me quité una espinita, pero una nueva brotó, y presiento, que sacarme esa me va a doler mucho más que la otra. Yo estoy consciente de que voy a sufrir, pero no me arrepiento, estoy orgulloso de mí mismo por haberla puesto en sus manos, solo quisiera que algún día se acerqué a mí y me diga “gracias”, que me diga que al menos sonrío una vez al leer lo que de corazón le escribí, solo quisiera eso, aunque sé que esa posibilidad está lejos de tomar lugar.

Puede ser muy difícil, pero ahora entiendo que no debemos quedarnos con nada, di lo que quieras decir en el momento en que quieras hacerlo, expresa y muestra tus sentimientos; viví en carne propia lo arduo que es, pero si te lo propones, has de planear con miedo, y ejecutar con valentía, como un temeroso y valiente guerrero, en un ruedo de ganar o perder.        

 

Ahora ya tengo que decirte adiós… ”Querido Chris”.

 



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En el texto hay: reflexion, motivacion

Editado: 25.08.2022

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