El diario que no planeé

Sueño imposible

Jamás me ha gustado, ni soy propenso a pensar y mucho menos compartir la ideología de que los sueños son imposibles, pero ¿alguna vez has tenido un sentimiento, un anhelo tan grande, que a pesar de estar en la mejor disposición de luchar para conseguir, en el fondo sabes que jamás podrás lograrlo?, si es así, puedo decir que entiendes el cómo se siente, y si no, quizás seas afortunado, o quizás seas desafortunado, todo depende del contexto en que se mire, del horizonte del que se aprecie. Aunque nos cueste aceptarlo, tristemente hay cosas que no son para nosotros, destinos que no nos corresponde pisar, estrellas que no estamos destinados a alcanzar, luces sobre las que no hemos de brillar.  

La vida es sabia, pero también es cruel; cruel por sembrarnos un deseo del que sabe con exactitud que jamás podremos completar; cruel por asignarnos una misión que estamos imposibilitados a ejecutar, enviándonos a la guerra sin fusil, con previa de noción de que hemos de morir, sin siquiera haber escuchado rugir al primer cañón. Hay sentimientos, tan adheridos a tu ser, a tu alma, a tu esencia, que son imposibles de retirar, los sientes en lo más profundo de tu ser, y te carcomen por dentro. Existen anhelos dentro de ti que no te dejan dormir, se roban tu sueño, tu concentración…tu tiempo…tu paz. Guardas la esperanza de que algún día dejarán de saltar en tu subconsciente, y de que entonces por fin podrás caminar con los pies bien puestos en la tierra, pero lo cierto es que eso no sucede, jamás sucede.  

Desde que puedo recordar tengo esta sensación dentro de mí, esto que lucha por crecer, hacerse más grande hasta alcanzar la realidad, es terco por a estas alturas del partido aún no lograr ver que jamás podré ayudarlo con eso, a pesar de que lo amaría, amaría más que a mi vida el poder hacerlo, pero no puedo, y es algo que no entiende, jamás entiende. Cuando eres niño, construyes y guardas tantas esperanzas, expectaciones de que cuando crezcas vas a lograr alcanzar ese sueño, pero lo cierto es que cuanto más creces, más claro ves la triste y dolorosa realidad, y ahora tienes que pensar, en cómo pisar el freno a un vuelo que ha estado acelerando desde años, con cada día soñando y pensando en cuanto más ha de volar para llegar a su destino; ¿cómo le explicas que está volando sobre corrientes de aires infinitas?, ¿cómo le explicas que está lejos de llegar porque está volando hacia un destino inexistente?, ¿cómo se lo explicas?, cuando cada día al amanecer y cada noche al oscurecer salta en tu mente con una emoción enorme que te contagia, ¿cómo reúnes el valor para apagar su ilusión?, para destruir un sueño que ha construido durante una vida entera; cuando a diario dibuja sobre las paredes de tu mente escenas en color, momentos por los que a diario lucha, con tanta precisión y emoción que en algún punto los llegas a sentir real, porque él así los siente, y todo cuanto siente, está conectado a ti; por un momento llegas a creer que quizás sí sea posible, hasta que se queda dormido, y la realidad te vuelve a golpear, tan inconsciente y severa. Lo sientes como un niño, ¿cómo destruyes la inocencia de un niño?, ¿cómo exterminas sus ilusiones con frialdad…para mostrar realidad?, ¿cómo lo haces cuando sabes que es lo único que lo motiva a levantarse en las mañanas?, ¿cómo lo haces cuando sabes que es lo único que lo mantiene despierto?, ¿cómo lo haces cuando sabes que al arrancarle la chispa de su vida, se apagará la tuya también?, jamás te preparas para eso, y jamás logras estar listo para eso, porque la vida te prepara para absolutamente nada, pero te pone en medio de una guerra a diario; o luchas o te refugias, o corres o te estancas, es vivir o temer, temer a vivir, y vivir con temor, a no poder sobrevivir el día de hoy.  

La vida te envía aquí ya siendo padre, siendo tutor de miles de dudas, cientos de preguntas, de decenas de sueños, de decenas de ideologías por las que tienes que ver, por las que tienes que pelear y luchar por levantarte a diario, por las que tienes que buscar una respuesta, por las que tienes que cuidar, defender, respaldar; así es como la vida te enseña a madurar, así es como busca prepararte para que algún día seas padre, para que luego enseñes a otros, para que les muestres cómo dar sus primeros pasos, a que les enseñes poco a poco que existe una luna de queso en la infancia y un satélite en la madurez; para que le vayas enseñando a cómo cargar el peso de su existencia, porque la vida pesa, y pesa mucho.    

Creo que de cierta forma todos hemos sido padres, padres de nuestra existencia, y eso ya es decir mucho. Soportarse a uno mismo no es una tarea fácil, y, sin embargo, lo hacemos, o es que quizás no tenemos otra opción. Cada día vete a la cama felicitándote por haber sobrevivido un día más al despiadado azote de la vida, pero, sobre todo, por haberte soportado un día más, eso sí que debe reconocerse, en el grado que tú consideres, cada quien sabe lo complicado que es, quizás alguien hasta prepare un reconocimiento a diario.      

Y respecto al sentimiento frustrado, yo te aconsejo que no le rompas su corazón, no le cortes las alas, se siente de la fregada el ver que anhela alcanzar lo que sueña, se siente de la fregada el disfrazar su triste realidad en una alegre sonrisa, pero ¿sabes algo?, al final vale la pena, porque te cambia el día, porque puede ser que estés bien enojado, bien estresado o triste, pero él no, parece que siempre está feliz, siempre está saltando, incapaz de quedarse quieto, y hace todo lo posible porque recuperes tu buen humor, y aunque te muestres algo rejego, al final de cuentas lo va a lograr; quizás siempre se quede con la esencia de un niño, quizás la vida nos dio a un niño por quien velar, quizás la vida puso a un niño que velara por nosotros, quizás para nunca olvidar, que sin importar la edad que tengamos, siempre habrá un niño dentro de nosotros.



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En el texto hay: reflexion, motivacion

Editado: 25.08.2022

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