El Disfraz De La Realidad

XXIII

-Hay algo más.- dijo levantándose de la cama y volviendo a la misma con un papel. Yo lo tomé y leí en voz alta:

AMOR, PODER Y TRIUNFO

NACIERON DE UN SOLO PADRE

SU CORAZÓN SERÁ ENTREGADO

A UNA QUE A LOS TRES ASOMBRE

PURA PERO NO BLANCA

GUIARÁ EL CLAN HACIA SU NOMBRE

Y SÓLO ELLA ESCOGERA

ENTRE LOS TRES DE LA MISMA SANGRE

EL DESTINO NO ESTÁ CERRADO

LA DECISIÓN ES LIBRE

-¡Es... ES LA PROFECIA!- Exclamé al terminar de leerla.

-Ésta se creaba al juntar la parte de Jonathan, la de French, la tuya y la mía. Por eso no pudimos terminar de comprenderla hasta que tú llegaste.- Me explicó Deimon

-Amor, Poder y Triunfo nacieron de un solo padre.- leí en voz alta de nuevo.- Esos sois: John, Tú y French. Yo, yo soy... no puede ser yo, no...- Bueno mi persona encajaba bastante bien con aquellas palabras. Había llegado al clan pura, pero mi piel era morena, no obstante, lo de guiar al clan a la Gloría lo veía un poco imposible. – Solo ella escogerá entre los tres de la misma sangre, el destino no está cerrado, la decisión es libre...- leí en un susurro.

-He vuelto a condenar al clan, tal y como lo hizo mi padre.- Dijo lamentándose Deimon.- Tú debías elegir, tú tenías el poder de cerrar el destino y yo, yo te lo arrebaté.

-Deimon.- dije sin poder soportar más el sufrimiento con el que él cargaba. –Deimon.- volví a repetir al tiempo que tomaba su barbilla para alzarle la cabeza.- La profecía dice que la elección es libre, y yo te escojo a ti. No podría haber encontrado en la Tierra a otro hombre mejor que tú.

El pareció no comprender mis palabras, por ello tomé el control de la situación y lo besé.

-Te quiero- le dije cuando me separé de él.

-Y yo a ti.- Respondió dibujando una tonta sonrisa en su rostro.

..............................

Pasó un tiempo hasta que mi corazón perdonó por completo las mentiras que mi marido me había dicho. Ambos comprendíamos que aunque bien fundamentadas, no dejaban de ser mentiras y éstas siempre nos terminan destruyendo.

No voy a decir que lo perdoné en el acto, porque no fue así. Quería hacerlo, pero ahora no solo podía pensar en mí misma, tenía la responsabilidad de cuidar de mi hijo. Por ello, a pesar de amar a Deimon era algo reacia a volver a confiar en él, sería la tercera vez que depositaba mi confianza en él y mi alma no resistiría volver a ser engañada.

Continuaba meditando sobre todo ello en el estudio de arte. Los estudiantes se acaban de ir y yo había decidido terminar una de mis obras.

-¿Qué es esto?- preguntó Deimon anonadado al entrar en el salón.- He preguntado por ti y me han dicho que estabas dando clase, pero... esto- dijo señalando a nuestro alrededor.

-Es mi estudio de arte- dije quitándole importancia al asunto.- En un principio lo usaba solo para mí, pero decidí compartirlo con los estudiantes.

-Realmente eres una bendición para el clan. Allá donde voy me comunican las nuevas reformas que mi esposa ha hecho ¡Hasta tu organización de la guardia es mejor que la mía!

-No seas exagerado... - dije continuando con mi pintura.

-¿qué pintas?- preguntó mirando el lienzo.- Abuela... -pronunció en un susurro-¿¡Por qué estás pintando a mi abuela!? – No parecía muy contento con ello.

-¿Ésta es tu abuela?- pregunte realmente sorprendida- Yo, yo la conocí un día en el pueblo... Beatrix me ayudó a mejorar como artista y me enseñó a ser una verdadera Señora del clan.- Dije orgullosa.

-No lo puedo creer...- dijo dejándose caer en una silla.

-¿Qué ocurre?- Dije algo turbada al ver lo pálido que se había puesto.

-Mi abuela... ella simplemente desapareció. Lo último que me dijo fue que tuviera fe. Después ya no la volví a ver. ¿Cómo está?- preguntó ansioso.

-Anciana, pero vivaz... es un encanto de mujer, a John le ayuda mucho ¿Sabes? Es curioso, en nuestros primeros encuentros llegué a pensar que ella era fruto de mi imaginación. No sé, tiene un aire algo fantasmagórico...- Mis palabras hicieron sonreír al Laird

-Yo pensaba lo mismo cuando me hice el Laird, ella siempre estaba en todas partes, lo sabía todo y tenía las palabras precisas en cada momento.- sus palabras denotaban una gran añoranza.

-La hechas mucho de menos... ¿verdad?

-Ella fue quien me crio, pero sé que no la volveré a ver.

-¿Por qué dices eso?

-Ella... bueno yo la busque por muchos años, pero solo se ha mostrado durante todo este tiempo a John... te reirás de mí, pero creo que se ha convertido en su protectora.

-No me voy a reír de ti, quizás hace unos meses te habría tomado por loco, pero ahora yo también creo lo mismo que tú.- Fue en aquel preciso y sencillo momento en el que mi corazón se sintió ligero y verdaderamente perdone toda acción que Deimon pudiera haber hecho contra mí. - ¿Quieres ver que estuve haciendo en tu ausencia para recordarte? – pregunte tímidamente.

-Claro.- Yo me acerqué a la estantería y le entregué el cuadernillo que había llenado de carboncillo. Deimon fue pasando las diferentes imágenes y yo le fui explicando qué lugares eran, quiénes eran mis hermanos, qué los caracterizaba...- Y bueno... a partir de aquí me da un poco de vergüenza- dije cerrando el cuaderno.

-¡Ahora no me puedes dejar así! – Dijo intentando arrebatármelo.

-De verdad que no te van a gustar.- Estaba casi segura de qué a Deimon no le gustaría verse plasmado en mi cuaderno.

-Lo tengo.- dijo arrebatándomelo y alzándolo para que no pudiera alcanzarlo. -Este... este soy yo...- pronunció aquellas palabras con tal asombro que no pude evitar sonreír. – Qué serio estoy – dijo señalando uno de los dibujos.

-Así eras siempre al principio.- dije burlándome de él. Deimon continuó pasando hojas y ambos permanecimos en silencio hasta que terminó de verlas todas.



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En el texto hay: escocia, epoca victoriana, amor

Editado: 22.01.2021

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