Crystal.
Despúes de dos horas de viaje en barco llegamos al reino de Lira.
Como aún seguía cubierto mis ojos, con la ayuda de Leela baje del barco, cada paso que daba me sentía nerviosa porque a pocos metros sabía que iba a estar Pedro, el principe y mi futuro esposo.
Por un momento se me olvido el por qué yo estaba aquí y recordé la discusíon que tuve con mi madre y la bofetada que me dio, en realidad, no estoy aqui para conocer al principe, es solo una excusa para estar lejos de la reina y la presión que siento al ser la princesa herdera.
Al llegar al reino Lira, lo primero que llego a escuchar son melodías que no logro descifrar, una voz masculina es el que canta, me siento hipnotizada. Mis ojos siguen vendados, me quito el vendaje para buscar al dueño de esa voz.
Casi cerca a unos pasos, esta un hombre con traje poco común cantando en el centro de varias personas. Es la primera vez que escucho a alguien cantar, en mi reino no toman interés en el canto, incluyéndome, en el reino Bellatore lo importante es aprender a combatir y defender, sin embargo estar aquí en el reino Lira es como estar en un cofre musical, solo escucho melodías. Él es muy apuesto, es alto casi de la misma altura de mi caballero, su cabello es ondulado y castaño, su piel es como el trigo, pero lo que más resalta son sus ojos verdes, es una lastima que sea un plebeyo y tenga que ganarse la vida cantando en las calles.
-Princesa Crystal, me presento, soy el principe heredero Edgar y le doy la bienvenida a mi reino -me toma por sorpesa su saludo. No me di cuenta en que momento llegó.
Alrededor de nosotros hay muchos guardías, y las personas que estaban escuchando al plebeyo cantar estan mirando hacia el principe o quizas a mi.
Hago una reverencia.
-Principe Edgar, le agradezco la bienvenida en este hermoso reino.
-Deben estar cansados, permiteme guiralos hasta el carruaje -asiento, aceptando.
Mientras caminamos observo el puerto detalladamente, el pequeño espectaculo del plebeyo se acabo porque observo a trabajadores en varias partes llevando equipajes a los barcos y viceversa. El clima esta fresco, sin embargo, no me siento bien creo que debe a que es la primera vez que viajo en barco. Doy una mirada al mar y la sensacion del miedo se me apodera un poco, agradezco que la idea de taparme los ojos haya funcionado pero no significa que haya dejado de tener miedo al mar.
El principe Edgar tambien hombre muy apuesto; es alto, su cabello es ondulado, corto y rubio como el color de mi cabello. Me pregunto si asi de apuesto sera su hermano.
***
Después de llegar al palacio, el mismo principe manda a una dama a llevarme a mis aposentos. Leela y Hadrianus ya están instalados en sus habitaciones, les ordené que descansaran porque mañana habrá un banquete de bienvenida por mi llegada.
Escucho que la puerta de mis aposentos se abre lentamente, no sé quien será pero debe estar preparada asi que con pijama salgo de mi cama descalza, saco el pequeño cuchiilo que lo tenía guardado debajo de la almohada y lo escondo dentro mi manga hago un puño con mi mano para sostener el cuchillo.
-¿Eres tú, Leela? ¿Hadrianus?
La puerta se abre por completo y es nada más y nada menos que el plebeyo.
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Editado: 04.11.2024