Como el animal desbocado sin autocontrol que era, Keith salió corriendo hacia los intrusos en cuanto los vio; sin pensarlo dos veces, embistió como un toro loco en dirección a Fai Chai y le estampó la coronilla contra su nariz. Amelia no pudo evitar reírse a costa del exnovio de su amiga.
— A la próxima déjame golpearlo tan sólo una vez a mí, ¿quieres?
Fai no perdió el tiempo y arrancó una varilla de metal que estaba al lado de la chimenea para usarla como arma.
— No, no lo harás - Se burló Keith, pateando la mano en la que Fai sujetaba la varilla.
De espaldas a Fai, alguien más subió las escaleras; era Enrico Pendragon, (el padre de Adhara) y llevaba un arma.
— ¡Está armado! - Gritó Natalia a través de su comunicador.
El resto de los agentes deberían emitir una alerta a Base Uno y convocar más agentes desde la estación de policía y acudir ellos también.
Del otro lado del radio, la voz de Gastón (que sonaba al lado del radio de otro agente) emitió el llamado de auxilio; la caballería llegaría en diez o quince minutos, pero mientras tanto, tendrían que esperar y resistir, de preferencia evitando asesinar a los ahora criminales.
Amelia cogió otra varilla de al lado de la chimenea y la blandió como a los bastones de entrenamiento de la Base Uno; sujetándola de en medio, con la agilidad de un bastón de gimnasia pero con la fuerza de un lord sith con sable de luz de doble filo. Amelia avanzó hacia Fai, quien se dio cuenta demasiado tarde de que había escogido una varilla demasiado corta como para emplearla tal y como lo hacía su ahora rival.
Mientras tanto, Keith decidió usar su propia pistola para hacer destrozos en el pasillo del segundo piso de la mansión de Adhara, decidiendo que tendría un duelo del viejo oeste contra Enrico Pendragon, mientras su hija no heteronormativa se lanzaba hacia Natalia, la otra agente, quienes empezaron a golpearse entre sí, sin armas.
Amelia consiguió arrinconar a Fai, blandiendo su varilla con maestría, rasgando telas con las puntas de su arma y desviando con un golpe los pequeños objetos que Fai le iba lanzando.
— Ni siquiera estás peleando - Empezó a enojarse Amelia - Eres un llorón, un cretino, un miedoso... tenías muchos huevos hace un momento, ¿Qué te pasó ahora? ¿Temes que una mujer te arruine la vida de nuevo? Al menos yo no confié en ti y te mostré mi cuerpo para que tú se lo enseñaras a todo el mundo.
Fai retrocedía con cada palabra que Amelia le soltaba; parecía que estaba genuinamente enfurecida con él (por algo que Fai no le había hecho a ella en primer lugar).
— ¡Eso no te incumbe!
— Ver el cuerpo de Alyssa no le incumbía a medio instituto, pero igual te metiste - Espetó Amelia, intentando darle en la cabeza con su varilla, aunque Fai consiguió bloquearla a tiempo.
— ¿Por qué te importa tanto lo que le pase a Alyssa? Ni siquiera a mí me importaba tanto y eso que nos amábamos.
Amelia dejó salir un suspiro, enojada. Empleó toda su fuerza de voluntad en no empalar a Fai Chai de una buena vez.
— Porque a ti no te importa nadie - Contestó, dando el primer tajo - No sabes lo que es tener amigos porque nadie que te conozca te soportaría - Continuó, dando un segundo golpe que Fai apenas pudo bloquear - Eres basura - Añadió para después hacer un movimiento espiral con el brazo extendido y enganchar el arma de Fai - Me das asco.
— ¿Por qué la ayudas? No es tu dinero - Jadeó Fai, contra la pared y sin su improvisada arma.
— Porque es mi amiga y antes de que llegase Kai, ella fue quien permitió que no me ocurriera nada. Ella fue mi ancla.
Acto seguido, Amelia le estampó su varilla en la cabeza.
— El ratón vaquero - Cantó Keith mientras él y Enrico daban vueltas en pasillo, alrededor de un centro imaginario, levantando cada uno su propia arma - Sacó sus pistolas.
— ¿Quieres callarte, payaso?
— Se inclinó el sombrero - Continuó Keith, haciendo el ademán de inclinarse un sombrero imaginario - Y me dijo a solas - Murmuró.
— ¿Ya terminaste?
Keith movió su pistola y disparó seis veces seguidas en distintas direcciones alrededor de Enrico antes de que el señor pudiese quitarle el seguro a su arma.
— El ratón vaquero...
— ¡Te voy a matar! - Gritó Enrico, con los nervios a punto de estallar enfrente de tan imprudente agente de Alba Dorada.
— Tiró dos balazos...
Keith disparó otras dos veces hacia los pies de Enrico, obligándolo a retroceder un tanto más en cuanto vio que estaba a punto de intentar dispararle.
— Se chupó las balas... y cruzó los brazos.
Como si estuviese tan loco como aparentaba, Keith realmente enfundó su pistola y cruzó los brazos.
— Te toca - Lo invitó Keith - Es tu turno de disparar. Prometo no moverme durante tu primer tiro.
— Te vas a morir imbécil - Farfulló el padre de Alyssa - ¡Te vas a morir!
Enrico jaló del gatillo y Keith no se movió en lo absoluto, pero ninguna bala salió del cañón del arma.
— ¿Ya? - Preguntó Keith.
Enrico siguió jalando del gatillo, pero nada ocurría.
— Déjame ayudarte querido amigo - Dijo Keith, acercándose - Ya veo, el problema es... sí, tu arma tiene el seguro puesto.
Enrico le quitó el seguro a la pistola mientras Keith retrocedía a su posición original, esta vez poniendo sus brazos detrás del cuerpo.
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Editado: 26.08.2021