La ciudad de Arcadia estaba envuelta en una neblina espesa como el secreto mejor guardado de un oscuro pacto. Entre los callejones sombríos y los parques envueltos en el misterio del silencio, un asesino se deslizaba como una sombra. Nadie sabía su nombre, pero la prensa lo había bautizado como "El Eco", por su habilidad para desaparecer sin dejar rastro, excepto por el eco de sus crímenes.
La detective Laura Rivera, una investigadora con una mente aguda y una intuición penetrante, había sido asignada al caso. Obsesionada con la captura del asesino, Laura se sumergió en la oscuridad de la mente del criminal, buscando patrones en los crímenes aparentemente aleatorios que dejaban a la ciudad temblando de miedo.