Capítulo 1: ¿Cita doble?
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La chica que está frente a mí asoma la cabeza por encima de la gran pila de libros, asegurándose de que la escucho.
—... Y después me dice "me encantaría" y yo estaba como "genial, ¿el viernes?" y de repente deja de sonreír y se pone en plan "no quiero dejar tirado a mi amigo, llevamos tiempo planeando esta salida" ¿Te lo puedes creer?
—En absoluto —contesto mientras hago click una y otra vez en la tecla de guardado. Los ordenadores de la biblioteca son un asco—. Un imbécil muy comprometido.
—¿¡Comprometido!? —la señora Benson la manda callar y yo musito una disculpa. Tess no responde, pero baja la voz— ¿Rechaza una sesión de toqueteo por un amigo? Prioridades,
Danielle.
—La fecha límite para entregar el trabajo de historia expira pasado mañana. Prioridades, Tessa ¿Cuánto llevas?
Mi mejor amiga alza las manos y cuenta en voz alta.
—Cinco.
—¿Cinco páginas?
—Cinco párrafos.
—¡Tess! —ella ríe y se echa en el respaldo, ignorando por completo la mirada de la bibliotecaria — ¡Son veintisiete páginas!
En momentos como este, su tranquilidad me estresa. A pesar de tener una impuntualidad de cuidado y de ser irresponsable y olvidadiza, Tessa Jones es la chica más inteligente que conozco.
Muchas veces la gente la subestima por su aspecto. Creen que ser increíblemente guapa, fiestera, ligona —y lo más estúpido; ser rubia— le resta valor. Pues no, amigos. He visto a Tess presentarse a un examen con resaca después de una noche loca y aprobarlo con la mejor nota de la clase.
Y yo soy su mejor amiga, sí señor.
—Tómate un respiro, Dannie —veo como sus ojos siguen algo detrás de mí y giro un poco la cabeza. Ha entrado un chico—. Acabamos de empezar el curso y ya pareces una estudiante de medicina en su último año de carrera.
—Es nuestro último año antes de la universidad y quiero asegurarme una plaza en San Francisco. No todos tenemos la suerte de ser tan...
Tessa me hace una señal para que me calle. Dos pestañeos seguidos y la mano derecha ligeramente levantada; no me mira, así que debe haber visto a alguien.
—No te gires ahora —susurra sin apenas mover los labios—, pero Jake está acercándose.
—¿Jake? ¿El imbécil buenorro que te ligaste anoche?
Tess se da una palmada en la cara y por lo avergonzada que está, sé que el tal Jake está detrás de mí.
Me giro con una mueca de tierra trágame. Un chico rubio, alto y con la piel bronceada nos mira sonriendo.
—Hola, Tessa.
Ella se retira la mano y hace su mejor esfuerzo para aparentar naturalidad.
—¡Hola, Jake! —su voz suena excesivamente aguda. La señora Benson está fulminándola con la mirada mientras tira un pobre libro sobre el mostrador— ¡Qué alegría verte!
Tessa se levanta y le da dos besos en la mejilla. Jake coge una silla y la arrastra cerca de ella con una sonrisa chula.
—Lo mismo digo, ¿qué haces por aquí?
Oh, ¿en la biblioteca? Nada, aquí picando algo. Nada especial.
—Estábamos terminando un trabajo —me mira con los ojos desorbitados incitándome a que diga algo, y como no reacciono, me da un patada por debajo de la mesa.
—Oh, sí, claro. Um... Soy Danielle.
—Es mi mejor amiga —aclara Tess. Como veo a Jake muy cariñoso, alzo la mano a modo de saludo antes de que me de dos besos a mí también. Esa mejilla solo puede tocarla mi abuela.
Veo que comienzan a hablar en voz baja, así que vuelvo a lo mío con toda tranquilidad. No me interesan sus cochinadas.
—...por lo del viernes. Mi mejor amigo compite y me necesita allí. Después habíamos pensado en ir a tomar algo, pero tres personas... Ya sabes, multitud.
—Bueno, Danielle está libre.
Alzo la cabeza y sé que no he escuchado mal; han mencionado mi nombre porque me están mirando esperando una reacción.
—¿Qué?
—Que el amigo de Jake tiene una competición este viernes y podríamos ir a algún sitio, a cenar, al cine... ¿No te parece genial, Dannie?
Tess lo está haciendo. Está haciendo eso de batir las pestañas y alzar las cejas, para recordarme todas las veces que me ha salvado el culo y hacerme sentir culpable si no le devuelvo el favor.
—¿Quién es tu amigo?
Podré ser tiquismiquis, creída, amargada, superficial o cualquier otro sinónimo , pero no quería pasar el viernes con un cachas de dos metros que solo sabe jugar al fútbol americano, besar y formar frases sin artículos.
—Nathan Adams.