El camino resultó un poco incómodo durante los primeros diez minutos, pues ni Peter ni yo habiamos dicho una sola palabra. Él se había limitado a observarme y sonreir un poco de vez en cuando.
Jamás me había sentido cohibida por un chico, pero Peter era diferente. Claro, debía admitir que estaba realmente bueno. Tenía un porte y gracia muy inusual. Su presencia era bastante notoria. Podía parecer un chico muy casual, y a la vez muy elegante.
Deja eso ya Raven.
Al pasar casi la mayoria de las casas del centro, caminamos más lento por la carretera vacia. No me había acostumbrado y ahora era extraño.
Mi mirada se perdió en el camino. Miraba hacia el frente pero en realidad no veia nada. Mi mente estaba en otro lado. El accidente.
-Bueno- era momento de romper el hielo- Cuentame de ti Peter.
Traté lo más posible para que mi voz sonara tranquila y amable. Peter me miro con un brillo de diversión en los ojos.
-¿Y qué puedo decir?
-Pues no lo sé, lo que se te ocurra. Es decir, eres el chico misterioso y guapo que llega a un pueblo mediocre y dejas fascinada a una chica. Sólo dime por favor que no eres un vampiro o un hombre lobo.
Soltó una carcajada al escuchar esto y se detuvo en el camino. Sin siquiera preguntar se sentó en la orilla de la carretera y me miró, esperando que yo hiciera lo mismo. Y lo hice.
-Pues Alexia, vine aqui por simple distraccion. Además, tengo la esperanza de encontrar algo que perdí hace mucho tiempo.
-No te ofendas pero pareces alguien mayor para estar en último grado.
Cuando lo vi, junto con los otros chicos, me imagine que eran unos universitarios pasando un buen rato, pero no.
-Lo sé, me atrasé un año, casi dos y hace poco decidieron que debiamos pues, vivir la experiencia.
-Suena como si fueras a heredar el trono de algún lugar o algo asi.
Me reí ante la broma estúpida, pero él no lo hizo.
-Se podría decir que es algo por el estilo- sus cejas se juntaron hasta casi formar una- Pero es complicado, mejor háblame de ti.
¿Qué podía decirle? Mi vida era un completo caos desde principio a fin. Además era algo extraño que él no supiera nada acerca de mi.
Es decir, era una persona nueva en Ravenville. Al tener carne fresca, la gente era demasiado chismosa y una historia como la mia era algo para entretenerse entre vecinos.
-Bueno pues, los Raven me adoptaron hace casi deiz años, les debo todo lo que tengo y lo que soy en estos momentos, especialmente a Daniel.
Y tú no le correspondias como debías.
Aparté la molesta voz de mi mente, porque estaba llena de verdad. Era una persona muy distinta a la que Daniel esperaba, aunque me esforzaba por ser la hija perfecta, en especial ahora.
-Vamos, eso no puede ser todo.
Sus ojos revelaban un brillo raro. Estaba hambriento de informacion.
-¿Qué más quieres?- pregunté indiferente.
-Lo que la gente dijo sobre ti.
Ja, lo sabia.
-Pero quiero oirlo de ti Alexia, sé que viniendo de tu boca sera distinto.
Lo observé por un momento y me senti atrapada. Era como si Peter pudiera ver a través de mis ojos, de mi alma. Me sentí expuesta.
-Bueno pues si lo pones de ese modo, te contaré la historia de Alexia Raven.
-Soy todo oídos- me sonrió levemente y traté de acomodarme en el suelo.
-Verás, una fría noche de noviembre, el 15 de noviembre con exactitud, el cálido pueblo de Ravenville celebraba la tradicional feria de postres y el cumpleaños de mi amigo Nath. La gente estaba absorta en probar cada pastel, panquecillo y muchas cosas más.
"Daniel dice que una rafaga de viento proveniente del norte golpeó con fuerza la plaza. Y ahi de pie, junto al monumento de uno de sus ancestros, Daniel y su primera esposa Corine, vieron a una niña con un camisón blanco manchado de sangre. Nadie sabia que hacer, nadie sabia quién era, ni mucho menos quien la había dejado ahi.
"Todos se pusieron en modo caritativo y ayudaron a la indefensa niña que no podía decir ni una silaba. La llevaron al hospital pues tanta sangre debía provenir de una parte y asi era, de un gran y profundo corte en el hombro. Pudieron saber el nombre gracias a un hermoso dije.
Lo saqué de debajo de mi vestido. Un gran dije de oro en forma de circulo con unas finas palabras grabadas:
"Alexia V.M.V".
Peter lo tomó entre sus manos y lo analizó durante un largo rato.
-Decidieron que su nombre era Alexia, pero nadie sabia que significaba lo demás, siguen si saberlo. Como sea, no había registros de una niña desaparecida, ningún reporte policiaco; diez dias en el hospital y una sola persona se compadecio: Daniel.
"Iba de visita todas las mañanas y tardes junto con su pequeña hija Dëni, algo lo cautivó y decidió adoptar a la niña si nadie la reclamaba. Y nadie lo hizo. Al ser un hombre rico, descendiente de la familia fundadora de este pueblito, no tuvo ningún problema, en ese momento. No en ese momento.
Debo admitir que era incómodo recordar todo lo que pasó después de que Daniel me decidiera adoptarme.