La noche cayó sobre nosotros y la lluvia no cesó ni por equivocación. Ahora me encontraba acomodando una improvisada cama para Lena en la sala porque aunque le insistí hasta el cansancio se rehusó a dormir conmigo.
Corine y Emma habían ocupado las dos habitaciones para invitados asi que era su problema.
La casa estaba llena de velas pues al ser una casa tan grande y vieja se necesitaba mucho para darle luz.
Nuestros teléfonos estaban muertos, menos el de Daniel que se había propuesto no usarlo por si se necesitaba para algo.
Le dí una ultima manta a Lena y una pijama. Ya todos estaban a punto de dormir y esperar a que esto acabara. Probablemente la mañana siguiente sería mejor.
-¿Segura que no quieres dormir arriba?
Lena se terminó de poner la pijama y negó de nuevo. Se tiro cómodamente en los sillones acurrucandose como gusano con el cobertor.
-En serio, no quiero golpearte ni nada, duermo terrible, ya lo sabes.
Era cierto. Lena parecía una maldita lombriz en la cama. Se movía para todos lados asi que consideré dejar de insistir y dejarla aquí en la sala.
-¿Y qué ocurre con Peter?- preguntó Lena un tanto curiosa.
-No lo sé- respondí- Sólo dijo que quería hablar conmigo, pero no dijo nada.
-Se ve que a Daniel le cae super bien.
Lena y al parecer todos habían notado la horrible actitud de Daniel hacia Peter. Me preguntaba cómo reaccionaría si conociera a Rob y Cedric.
Y tenía qué averiguar qué rayos pasaba. Por las miradas que Corine y Daniel se dieron, me dejó más que claro que ellos ya lo sabían.
Un punto en mi contra.
Despejé eso y me propuse averiguarlo esa misma noche.
-Bueno supongo que me iré a la cama.
Bostecé de manera exagerada y al parecer Lena se la creyó.
-De acuerdo descansa, mañana hablaremos.
Se dio la media vuelta y yo subí con mucho cuidado las escaleras. No quería otra pierna rota. De nuevo.
Cerré la puerta de mi habitación y busqué mi vieja camisa del equipo de fútbol. La única cosa que había sacado de las cajas que Selma me había dejado. Era de Nathan y con ella lo sentia un poquito más cerca.
¿Cuánto tiempo tendría que esperar para saber qué lo que Daniel y Corine estaban hablando?
-¿Alex?- llamaron de afuera.
-Adelante.
Corine entró envuelta con una manta y una vela en la mano. Traté de ocultar mi sorpresa. Sólo esperaba que no trajera un cinturón. Me estremecí al recordarlo.
-¿Qué pasa?- pregunté naturalmente.
-Quisiera hablar contigo un minuto, ¿podemos?
Tal vez podía darle el beneficio de la duda. Después de todo, en estos años pudo haber tenido un cambio de actitud. Dejar de ser esa mujer tan fria y calculadora. Daniel seguia enfadado con ella pues no se apareció ni por equivocación en el entierro, ni en todos estos años.
Al igual que Emma analizó mi habitación con la mirada tardando unos cuantos segundos en las fotos que había en mi pared.
Tomó una que estaba en mi tocador. Era del cumpleaños número 15 de Dëni. Ambas estábamos de cabeza y la pirámide del Tajín estaba detrás de nosotros.
-Parece que tuvieron mucha diversión, ¿dónde es esto?- preguntó.
-Fuimos a México, Dëni tenía ganas de conocer sitios históricos y terminamos en Veracruz.
La dejó de nuevo en su lugar y se sentó en la cama. Se quedó callada y miraba a la nada.
Vamos, creí que querías hablar.
-¿Cómo estás?- preguntó con voz baja.
-Se podría decir que bien, creo.
-Alexia, quería, bueno yo, realmente no sé qué decir ahora.
-Empieza por el principio- sugerí con tono divertido.
Quizás eso rompería la tensión.
-Iré directamente al grano. Sé que fui terrible, y no supe apoyar la familia que Daniel quería construir, pero ahora, realmente quiero disculparme- su voz comenzaba a quebrarse- Me comporté mal, muy mal contigo y Dëni, pero estaba asustada, por todo lo que pasó. Y sé que no es una excusa para haber dejado a mi niña y olvidarla por completo. Fui, soy una estúpida y una egoista, pero creí que ella estaba mejor si mi.
-¿Qué te hizo pensar eso?- pregunté molesta.
Dëni la necesitó a cada minuto, a cada instante. Es decir, era su madre. Era más que obvio que ella la necesitaba.
-Charlotte me lo decía, incluso antes de que Daniel se casara de nuevo. Además, todos me decían que Janine era perfecta y que ustedes la amaban, ¿qué papel podía jugar yo?
-El de su madre. Ella te amaba a pesar de todo. Jamás le importó que te largaras, Dëni siempre espero verte entrar por esa puerta.
Me di cuenta de que mi tono de voz iba aumentando. Debía calmarme o papá podia venir a ver qué rayos pasaba. Me levanté de la cama y fui hacia la puerta.
Me recargué de ella y respiré profundamente. Crucé los brazos y casi me mordí la lengua para ya no hablar. Sólo asi evitaría decirle a Corine todo lo que pensaba de ella.