Salimos corriendo de mi habitación y Janine y Daniel tambien. Se escuchaba que tiraban cosas en la sala y no eran dos personas. Que no hubiera luz no ayudaba en nada. Daniel bajó y se escuchó otro golpe.
-¡Mami!- las gemelas salieron de la habitación asustadas.
-¡Vayan a su cuarto!
Empujé a Janine y las niñas a la habitación y Emma entró corriendo con ellas.
Bajé las escaleras y me caí en los últimos escalones. Genial. Alguien me tomó por el cuello y me levantó del suelo. Traté de zafarme pero era fuerte.
-Creo que estas jodiendo todo Alexia.
Era todo lo contrario. Este bastardo estaba arruinando mis planes.
-¡Sueltala imbécil!- gritó Corine.
El bate se partió en dos y caí al suelo. De nuevo. Me faltaba aire. Me había apretado mucho.
Corine me ayudó a levantarme pero antes de que me diera cuenta ese idiota se levantó de nuevo y tomó a Corine del cabello y la lanzó contra la pared. Ésta cayó inconsciente.
Otra ventana se rompió y pude ver como uno de esos cobardes salía por la ventana.
-Tú también vas con nosotros querida.
Me tomó del brazo y comenzó a llevarme hacia la puerta. Sin nada de luz me di unos cuantos golpes en la pierna y aún asi este cabrón no me soltaba.
El chasquido del arma de Daniel sonó y nos quedamos inmóviles. Sentí la fina navaja en mi garganta y empezó a llevarme de nuevo con él.
-¡Suelta a mi hija o juro que disparo!
-Anda, hazlo, sin luz veremos quién la mata más rápido. Mejor me concentraría en la otra estúpida, morirá.
Lena. ¿Dónde estaba?
-¡Sueltala!- Daniel gritó y disparó hacia la pared.
Dios mio. ¿Acaso era idiota?
-Excelente actuación- me susurró al oído y me empujó contra Daniel.
Me tomó entre sus brazos y en menos de cinco segundos ese animal ya no estaba aqui.
-¡Lena!
Fui hacia la sala y no estaba ahi. Diablos. Diablos. Diablos.
-¿Dónde estas?
Escuché un leve quejido que provenía de la cocina. Fui corriendo y ahi estaba apenas consciente. Tenía un cuchillo enterrado en el pecho y no dejaba de salir sangre.
-¡Lena está herida, ayúdenme!
Oi los pies de todos bajando la escaleras y corriendo hacia donde estábamos nosotros.
-Que las niñas se queden arriba.
Daniel sacó su celular pero era inútil, no había señal. Teníamos que llevarla nosotros mismos al hospital antes de que fuera tarde y también a Corine.
Papá la tomó entre sus brazos no sin antes sacarle el cuchillo con mucho cuidado. No sabíamos cuánto había atravesado.
-¡Rápido ve y enciende el auto!- me gritó- Emma, Janine, ayuden a Corine.
Todo esto lo realizamos en menos de cinco minutos. Aún estaba lloviendo, teníamos que ir con mucho cuidado o nos terminaríamos de matar.
-No dejes de presionar Alex, no dejes de presionar.
-¡Papá sólo conduce y cierra la boca!
Quería que dejaran de hablar. Quería llegar al hospital. Sólo eso.
Maldita sea. Esto no debia haber sido asi. No en este nivel. Los voy a matar.
Llegamos a urgencias y mi padre tomó de nuevo a Lena. Corrí delante de él y pedí ayuda a gritos.
John estaba hablando con una enfermera y al vernos pidió una camilla de inmediato.
Daniel la puso ahi y enseguida desaparecieron por las puertas dobles.
-¿Qué pasó?- John nos preguntó un tanto alterado al ver nuestra ropa llena de sangre y nuestra actitud.
-Yo, primero quiero que la atiendan y después hablaremos.
-¿Esa es Corine?- preguntó John sorprendido.
Si, si, la víbora está aquí de nuevo.
-¿Puedes revisarla también?- le pidió Daniel.
-Claro, enfermera, una silla de ruedas, llevenla a observación iré en un minuto- se giró hacia Daniel- Tenemos que hablar.
Salió corriendo hacia las puertas por donde se habían llevado a Lena.
-Tenemos que avisarle a Lucinda, Daniel- Janine me entregó una manta que estaba en el coche.
-Su casa no está lejos de aqui, vayan, Emma puede quedarse conmigo.
Mis padres salieron rápidamente de la sala de urgencias y yo me quedé ahi con Emma. Esperaba que John saliera pronto.
No dejaba de temblar. Esto se estaba poniendo cada vez peor. Era demasiado rápido. Sabían que debíamos ir despacio. Eran unos inútiles.
-Iré por un café linda, ¿quieres algo?
Negué con la cabeza y aferré más la manta. Emma se alejó en el pasillo y me quedé ahi sola. Le rogaba a Dios que todo saliera bien. Lucinda iba a enloquecer cuando se enterara.
-¿Alexia?
Una voz grave me sacó de mis pensamientos. Era Robert. Oh mierda. ¿Qué hacía aqui?
-Rob, ¿qué haces aqui?
Me levanté de la silla y dejé la manta ahi. Me observó de pies a cabeza.
-Vine porque choqué en mi moto- llevaba la mano vendada y un parche en la frente- Maldita lluvia, ¿y tú?, ¿eso es sangre?