El Emperador de la Galaxia

Parte 3

— Esto que te contare no será fácil de creer para ti, no quise decirte nada antes porque pensaba quedarme a vivir para siempre en este planeta...

— ¿Este planeta? — le interrumpió Alicia.

— Es que... — Manuel se pasó la mano por el cabello, como queriendo organizar mejor sus pensamientos — yo no nací en la Tierra

La mujer lo miró pensando que se había vuelto loco.

— Soy el gobernante de una galaxia lejana, vine a este lugar para conocer un poco de su mundo, pero cuando te conocí, cariño, la verdad no pude dejarte, por eso decidí quedarme aquí.

La mujer no pudo creer lo que le contaba su esposo.

— O sea... ¿Me estás diciendo que eres algo asi como un Rey?

— Más bien un Emperador... ¿Estás más tranquila?

— Como estarías tú, yo... yo...

— Llamaré a Armony, le contaré todo. Hija baja — la mujer no podía ni pensar, solo se sentó en un rincón y escuchó de nuevo la historia.

— O sea, soy una princesa.

— Exacto, eres una princesa, y tu madre una emperatriz, no quise decirles antes porque deseaba darles una vida normal, pero me avisaron que un grupo de rebeldes está atacando la paz de mi reino y debo ir a detenernos. Quiero que vengan conmigo.

— Estás loco, no puedo creerte nada de esto.

— Supuse que esto podría pasar.

Tomó un dispositivo como una linterna pequeña, al accionarla hizo aparecer un holograma, donde se veían varios planetas, y naves espaciales que llenaron la habitación. Apuntó al patio, al apretar otro botón apareció un artefacto pequeño.

— Es una cámara de recuperación.

— Entonces es verdad — a Alicia le daba vueltas el mundo.

—Nunca te mentiría amor, ahora necesito irme, pero quiero que vengan conmigo. Tengo miedo que los rebeldes las encuentren.

— Ir al espacio...

— Vamos mamá, serán unas vacaciones muy especiales.

— Tú y Armony deben empezar a vivir como lo que son, parte de la familia Imperial de la Galaxia.

La humana sentía que se desmayaría, pero a la vista de la tecnología que mostraba, y que los otro lo trataron de Mi Señor... pero todavía no podía creerle totalmente, al notar eso el hombre pensó algo más.

— Vengan conmigo — fueron en automóvil a la salida de la ciudad, allí hizo llegar del cielo un pequeño artefacto volador, para tres personas máximo, ya con esa prueba la mayor aceptó, a pesar de lo difícil que fuera, que su esposo no era de este mundo.

— No puedo seguir negando que lo que dijiste es la verdad. Pediré permiso en el trabajo, y avisare que en un año Armony hará un viaje, no será malo que pierda ese tiempo, si en compensación puede conocer el universo.

— Despídete y sácala de la escuela, no quiero volverá a este lugar, si ya saben mi secreto, lo mejor será que todos vivamos en mi palacio.

— Pero mis amigos... — a la pre adolescente le gustaba la idea de ir por un tiempo, pero no pasa siempre.

— Allá harás nuevos, todo será mejor. Tendrás profesores solo para ti, mi niña, todos te van a venerar por ser la hija del emperador

— No lo sé... por ahora pienso como mamá.

— Mejor ve solo.

— Mis amores, probaremos un año, si no quieren quedarse, todos volveremos a la Tierra.

— Que bueno que nos entiendes.

Alicia dejó todos los asuntos de su bufete en manos de Rosa, pero ni a ella le contó el secreto que le reveló su esposo, le explicó a su socia que su marido había recibido una herencia en el interior de África, buscó el lugar más inhóspito y con peor internet, donde deberían ir por un año al menos.

— ¿Y por qué no va él solo y ustedes se quedan aquí? Si no quiere volver, hazlo tú, sabes que te quiero mucho, pero algo en Manuel no me gusta... y que ahora deban irse por tanto tiempo, si quieres puedes irte a vivir a mi casa con Armony, deja que él vea lo que sea en ese lugar — le tomó las manos y le rogó — no te arriesgues.

— No seas tan dramática — quería tranquilizar a su amiga, y a ella también — nada pasara, solo será un año.

— Llámame cuando puedas para saber que estas bien.

Ella sintió que, si él había pensado dejar todo por ellas, no lo dejarían solo en esto. Manuel vendió todo su patrimonio, y dejó eso en una cuenta a nombre de su hija por si volvían alguna vez a la Tierra, dejaron solo lo más imprescindible para el viaje en un par de maletas.

— Debemos llevar agua para tres días, eso demoraremos en llegar a la nave, la deje en medio del desierto para que nadie la pudiera encontrar.

— ¿Y por qué no vamos en tu nave voladora papá?

— No quiero que nos vean, debemos ser muy discretos.

En un jeep iba el matrimonio con su hija, los súbditos del gobernante intergaláctico hacía semanas que habían ido antes para preparar todo para el despegue.

El viaje fue tedioso y aburrido por el paisaje desértico, cuando por fin llegaron al lugar, la actitud de Manuel cambio drásticamente.

— Bienvenido Mi señor — dijeron las cuatro personas, haciendo una reverencia.

— ¿Todo está listo para el viaje?

— Si alteza — repitieron de nuevo a coro.

— Llévense a la mocosa, ya saben qué hacer con ella.

Las mujeres tomaron a la niña de los brazos y la entraron a la fuerza.

— Manuel.... diles que la suelten, le hacen daño — Alice no podía creer que su marido hubiera dado orden de tratar de ese modo a su hija.

— Solo la tuve para poder obtener el poder necesario para vivir un milenio más, es un fastidio tener que hacer de papi bueno.

— ¿Qué dices...?

— Mi vida es larga para seres tan inferiores como ustedes, pero para mí es solo un pestañeo, cuando está por terminar, busco en algún planeta quien me dé un descendiente que tenga la chispa divina como yo, cuando cumple 12 años lo llevó a mi palacio y allí lo desprendo de su cubierta carnal, y absorbo su energía pura, así puedo vivir 1.000 años más — su expresión era demoníaca.



#684 en Ciencia ficción

En el texto hay: desesperacion, muerte

Editado: 05.04.2024

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