El engaño de la rosa

Capitulo 19

Después de bailar con el Archiduque aún se sentía incrédula, el hombre con mala reputación era dueño de un hermoso rostro, muy guapo, y no parecía tan despiadado como se le describía, eso demostraba que no todo lo que se dice de una persona es correcto, pero tampoco lo que se ve puede ser cierto, el hombre no aparecía mucho en la historia, solo lo describían como un hombre cruel leal a la familia imperial, no sabe en realidad si hay o no enfrentamientos, pues si el quisiera tomar la corona podría hacerlo, tiene linaje real.

Saliendo de la pista, camino hacia los lugares de descanso, varias damas la rodearon para platicar, preguntaron si conocía al archiduque, si se había citado con el en el baile, al mirar los rostros Elena pudo ver los celos y la envidia de las mujeres a su alrededor.

—¿Cómo puede ser? El archiduque es no ha estado en la capital, y no lo conocía hasta hoy.

—Pero bailo con usted princesa — comento una de las mujeres.

—Eso es por caballerosidad, los príncipes bailaron con sus acompañantes y el estaba a mi lado en ese momento, solo casualidad.

Les sonrió, algunas creyeron en sus palabras y otras no se lo tragaron por completo, porque la familia Harlikc era muy cercana a la casa real y antes Elena y el príncipe Dominic eran como novios de infancia hasta el día en que salió la noticia de la hija del vizconde. Si tiene conexión directa con la familia Imperial, ¿Por qué no con la del Archiduque?, eso estaba en la mente de varias, pero no lo decían en voz alta para no ofender a la princesa Harlikc, no necesitaban enemigos.

Terminado de platicar se alejo de las personas en busca de tranquilidad, camino por un pasillo hasta llegar a uno de los jardines del palacio, en ese momento escucho algunas voces conocidas, se acerco en silencio y se detuvo al ver a los tres personajes principales. Los protagonistas y la malvada villana.

El ambiente se sentía tenso, para no buscar problemas decidido mantener la distancia y ocultarse.

—¿Camelia porque lastimaste a Dayana? Te repito nuevamente que te mantengas alejada de ella.

Dominic estaba furioso mientras sostenía en sus brazos a Dayana. Esta tenia los ojos rojos y llorosos, mordía su labio inferior mostrando una imagen de un pequeño corderito agraviado.

—Yo no le hice nada.

Su voz sonaba frustrada, por primera vez no había hecho nada, solo la había seguido hasta el jardín para hablar, pero de un momento a otro cayo al suelo y Dominic apareció de la nada.

—¿Crees que se cayo sola? Todo el mundo sabe que la odias, y todos conocen el tipo de persona que eres. ¿De verdad crees que soy tonto?

Por primera vez en su vida Camelia Aston se sentía impotente, todo era verdad, pero esta vez no le había hecho nada, al parecer esta mujer no era el lindo angelito que todos creen, la estaba calculando y había caído en su trampa.

Enojada e histérica trato de abalanzarse a Dayana, pero es empujada por Dominic al suelo.

—Su alteza, por favor… yo estoy asustada, yo…todo fue mi culpa, me tropecé… no vi bien y me caí.

Decía entre lagrimas suplicando que se calmara.

—Mira lo buena que es Dayana contigo y miente para protegerte.

Elena observaba la entretenida obra de teatro, un poco sorprendida, era verdad que cuando Camelia perdía los estribos no pensaba bien, y había sido humillada por Dayana, esto seguro no terminara así y por supuesto que se vengara.

—¿Espiar es divertido?

Al sentir un cálido aliento en el oído junto con la voz magnética conocida se asustó, giro su cuerpo y casi se cae, pero es sostenida por la cintura, sus ojos se abren como plato al confirma quien era la persona.

—Archiduque.

Casi grita, pero el coloco su dedo índice sobre sus labios para que se callara, ese contacto la hizo sentir mas nerviosa. Cain la ayudo a enderezarse y quito su dedo percibiendo aun la sensación de los labios, muy suaves.

—Yo solo pasaba.

Bajo la mirada con la conciencia culpable, era vergonzosa la situación de ser encontrada espiando a otras personas. El solo sonrió, Elena lo tomo como una burla y se sintió molesta, ella no es una chismosa, solo era casualidad.

—Está bien.

Respondió, pero era obvio que no le creía y mas frustrada se sentía. Volvió a mirar la escena y ya no estaban, al menos no se encontró con ellos. Ya aliviada su atención pasa a su acompañante.

—¿Le parece aburrido este tipo de eventos al archiduque?

Quería romper la incomodidad de hace un rato, el archiduque después de la familia imperial era la mas poderosa, era mejor tener buena relación con este hombre desconocido que no tenerla, aunque se había dado cuenta que no era de las personas que habla mucho y que de las tres veces que lo había visto terminaba en sus brazos.

Incomoda, se sentía demasiado incomoda.

—Creo que es lo mismo para la princesa.

Para Cain era más fácil manejarse en batallas en campo, donde solo debía de matar, pero las batallas en la capital solo era cuestión de sonreír y apuñalarse por la espalda, lo cual le parecía una perdida de tiempo, es mejor deshacerse de las personas molestas de una vez por todas, pero no estaba en el campo y mucho menos en su territorio, no podía matar libremente, solo contenerse y actuar.




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