Frank y Monik vivían en una casa cerca de la orilla del río, en el oeste de la ciudad. Su casa tenía tres pisos, donde acondicionaron el último como sala de meditación y yoga; la idea era que Jara pudiera entrenar allí, pero llevaban quince años que no vivían con ella. Nunca imaginaron que su hija terminaría siendo una persona muy independiente a la cual ya no le podían proporcionar ninguna ayuda.
Una mañana del domingo tuvieron una visita inesperada. Solían ser personas solitarias, eran extrañas las visitas en su hogar. Para ellos, la soledad era un privilegio que no querían perder. Sin embargo, ese día estuvieron acompañados toda la mañana.
Yakov llegó sonriente al hogar, saludó como de costumbre y en un principio la conversación giró en torno a esas cosas que se les informaban a los amigos para ponerlos al día.
—Oh, sí, el experimento fue todo un éxito —respondió Frank mientras subía las escaleras para volver al tercer piso.
Las escaleras en forma de caracol estaban rodeadas de paredes de cristal que dejaban ver el exterior, aquel lindo jardín con árboles a su alrededor. Era una casa ostentosa, bastante grande para dos personas; pero aquella pareja era así, no le gustaba aparentar una humildad que no poseían.
Subieron hasta la sala de meditación donde Monik estaba en el centro de la misma haciendo varios estiramientos en el piso tapizado con alfombra marrón.
—Hola, Monik —saludó Yakov desde lejos.
—Hola, Yakov —respondió la mujer sin dejar de hacer sus estiramientos, ahora de piernas.
Por un momento Yakov se sintió ignorado por la pareja, eran personas no muy hospitalarias y demasiado directas para informar cuando querían que alguien se fuera de su casa o simplemente no deseaban tenerla al lado. Por esta misma razón se ganaron la fama de ser personas groseras. Aunque Yakov, que los conocía bastante bien, sabía que simplemente eran demasiado honestos.
Frank se acercó a una pared de cristal para observar el paisaje, donde muy a lo lejos se podía ver el río. Yakov se acercó a su amigo y contempló en silencio el paisaje exterior.
—¿Me dirás ya la razón de tu visita? Necesito el tiempo para meditar —preguntó Frank.
—Es sobre Jara —informó Yakov.
—Si quieres contactarla, me temo que no es posible, sabes que está de descanso. Y si me contacta no podré darle ninguna información de tu parte, sabes que es contra la ley.
—Es importante, Frank, tu hija está en una situación difícil.
Aquello generó curiosidad en Frank, el cual hizo silencio mientras observaba a Yakov fijamente.
—¿Tiene algo que ver con su absurdo descanso en esa academia mediocre? —preguntó.
—Sí, es la razón para que esté allí en estos momentos —respondió Yakov—. Verás… Jara podría morir en años futuros, ella misma lo vio en una variante futura.
—Espera, espera —pidió Frank—. Si me informas de esto a mí solo, Monik se va a enojar mucho, voy a llamarla y nos contarás todo a detalle.
Estaban en la sala de estar, los tres en silencio después de haber escuchado toda la historia de Yakov sobre la presunta muerte de Jara en años futuros.
Yakov decidió ocultar la parte que involucraba a Adem, sabía que ellos no lograrían comprender lo complejo, únicamente se centrarían en la diferencia de edad y que no estaría bien visto.
—Entonces, nuestra hija… —intentó hablar Monik y soltó un suspiro—. Entonces ella morirá si no logra alterar las variantes futuras.
—Sí, al parecer será después de los tres años —informó Yakov—. Por eso necesitamos que evalúe nuevamente las variantes. Necesito que le informen que debe volver a la academia. La Élite de Decanos la está solicitando.
—Es ilegal que Jara abandone su tiempo de descanso —intervino Frank—, podrían destituirla si sus puntajes cualitativos no son los necesarios para volver a laborar.
—Eso no es lo importante ahora, Frank —explicó Yakov—. Necesitamos salvar la vida de Jara.
—Ella no va a morir —aclaró Frank—. Jara no es tan débil como para no impedir que una variante la condene, ella lo cambiará.
—No es tan fácil —insistió Yakov.
—Yo conozco a mi hija y también el funcionamiento de las variantes futuras, Yakov —protestó el hombre—. No podemos simplemente echarnos a llorar ahora por algo tan insignificante.
—¿Crees que una variante que no ha podido ser alterada en siete años es insignificante? —cuestionó Yakov.
Hubo un momento de silencio entre los presentes.
—Hablaré con Jara —intervino Monik con su timbre de voz calmado—. Pero te puedo asegurar que esto no hará que ella vuelva al CCI. Es mi hija, la conozco bien y también sé que eres consciente que ella no dejará dominarse por nuestras palabras. Así que, discúlpanos al no poder ser de mucha ayuda. Y gracias por informarnos algo tan importante, haremos todo lo que esté en nuestras manos para ser de ayuda.
Y justo como había dicho Emma, Yakov volvió con ella para pedirle que procedieran a entrenar a Adem y así encontrar una posibilidad de que el joven pudiera entrar a la Dimensión Futura. Esa era su única esperanza.