La vida se creó para aprender, un ser que no evoluciona a partir del conocimiento está condenado a desaparecer.
El humano vino a este mundo para aprender, para entender a la vida misma y su propia especie. ¿Y es que de qué sirven las experiencias si no se aprenden de ellas? Serían almas vacías, muertos andantes.
Y la tristeza. Cuando el cuerpo del ser humano depura el sentimiento de tristeza, está en modo neutro. No se puede forzar a tener otro sentimiento, es contraproducente, generará más malestar.
Jara lo tenía tan claro que no se forzó a más nada, decidió vivir el luto y tomar esta parte de su vida como un aprendizaje.
Se había encontrado la evidencia suficiente para condenar a muerte a dieciséis profesores del Centro de Investigación Diferencial. Únicamente tres personas se salvaron, pero recibirían duros castigos, al punto que desearían haber muerto con sus compañeros.
Era tanta la evidencia encontrada en los controladores de sueños de los profesores soñadores que los integrantes del Escuadrón de Tortura Mental quedaron anonadados con todo lo que sus ojos evidenciaron.
El director Bosson llegó a asesinar a diez jóvenes que habían desaparecido años atrás, Mariana fue el nombre de una de sus víctimas, de la cual no se encontró ningún rastro en su momento. Por más que se la buscó, su cuerpo nunca apareció y lo más curioso es que esta información no llegó al consejo de Soñadores Oficiales, porque la solicitud nunca se remitió. Y claro, era evidente que nunca se redactaría dicha solicitud de búsqueda, ya que era el director del CID quien debía escribirla.
Hubo muchas lagunas de información en todos esos años. Era un pantano donde muchos jóvenes y niños se ahogaron en éste, intentando pedir ayuda y nunca la recibieron; hasta ese momento.
A Jara se la presentó como una víctima más de la profanación de vida humana que se vivió en el CID, también como la persona que delató al grupo de abusadores. Ella seguramente ganaría muchísimos enemigos una vez toda la verdad fuera revelada, unos la amarían y otros la odiarían a muerte. La vida de Jara no volvería a ser la misma.
Le pidieron que se alejara de todo el proceso de recolección de evidencia y decidió pasar mucho tiempo en la cocina, preparando comida para el personal, el cual llegaba a la cabaña a comer cuando tenía descanso. Ella les preguntaba por cómo iba el proceso y algunos le contaban, sobre todo los que ya la conocían y le tenían un poco de confianza. Entre ellos, el más animoso para conversar con ella era Hans, que buscaba cualquier excusa para entrar a la cabaña.
Se enteró que el capitán Yakov y Adem eran los líderes del interrogatorio, supervisando que se hicieran las preguntas correctas. Además, Adem había llevado a cabo algunas torturas mentales para revelar los abusos que se cometieron en la academia. No lo veía mucho, él pasaba horas en interrogatorios.
Jara no lograba imaginar a Adem torturando a un ser humano, pero tampoco quería hacerlo, sería el padre de sus hijos, no deseaba tener una imagen de él que la asustara o cambiara el concepto que le tenía.
Cuando Grecor podía descansar, llegaba a hacerle compañía, pero no le hablaba de nada relacionado a la ejecución y tortura que se llevaba a cabo afuera. Él prefería hablarle del CCI, sobre Madeline y que habían oficializado su relación hacía dos años, que ahora estaban pensando en casarse y que les gustaría que ella fuera la dama de honor.
—¿Te imaginas? Cuando tengamos nuestro primer hijo tú podrás elegir el nombre si no se nos ocurre ninguno —le dijo Grecor con una gran sonrisa mientras conversaban en la cocina.
—¡Oh, eso sería estupendo! —soltó Jara con alegría sincera—. ¿Y han pensado en cuál podría ser la fecha?
—Bueno, estábamos esperando a que regresaras de tu descanso para que nos ayudaras —comentó Grecor—. Tú eres mejor con las planeaciones, nos podrías ayudar dando fechas que sean más convenientes para nosotros.
—Ustedes no son personas que les guste las cosas ostentosas —dijo Jara.
—Ah, sí, en eso tienes razón —convino el hombre.
—Por eso una fecha cercana estaría bien. Aunque primero deben planificar dónde vivirán, la locación de la casa, el diseño, concepto y repartición del espacio; eso es fundamental, sobre todo porque van a compartir el espacio. Podría traerle inconvenientes a futuro a su relación si no lo planifican bien y no sería bueno que pasaran por estos malestares a comienzos de su vida como casados.
—¿Lo ves? Por eso queríamos que nos ayudaras, eres la indicada para esta misión —soltó Grecor con emoción.
Jara mostró una sonrisa de satisfacción y después volvió la mirada a un pan que cortaba en torrejas en el mesón de la cocina.
—Bueno… es que es un paso importante que no deberían dar sin ayuda —explicó Jara, concentrada en su tarea con el pan—. Una vez aparezca en su hoja de vida el título de “comprometidos” no podrán dar vuelta atrás, por eso, antes de oficializarlo, deberán planificarlo a detalle y dejarlo listo; al menos el tema de la vivienda.
Grecor la observaba con complacencia, Jara siempre fruncía el entrecejo cuando se concentraba a hacer una tarea y al mismo tiempo hablaba. Desde niña lo hacía, lo cual causó en su grupo de tres algunas burlas o imitaciones por parte de Madeline. No había cambiado absolutamente nada, seguía siendo la misma jovencita seria y tozuda que vio crecer.