“La tiranía no puede reinar sino sobre la ignorancia de los pueblos.”
-Francisco de Miranda
Se supone que seamos ignorantes, que no leamos, que no difundamos chismes ni tengamos mucha confianza con nuestros vecinos, que no hablemos con los superiores ni los miremos de frente.
Las consecuencias por nuestros actos “inmorales” son aberrantes, ya nadie se mete con los de arriba por ello, nadie quiere perder un dedo o que le corten la lengua, sin duda nadie quiere ser depurado.
Pero ¿qué hay de las atrocidades que ellos cometen? ¿Qué hay de los niños cuyos padres son asesinados a sangre fría? ¿Por qué siempre salen impunes?
Nunca habría puesto en duda nuestro estilo de vida, es decir, así ha sido siempre; si te equivocas gravemente te matan, no hay otra opción.
No existe la resistencia porque ante los ojos de ellos nadie estaría tan demente como para volver a intentar ir en contra de su mandato.
Tras esos inmensos muros que nos dividen, en un lugar como este donde todo está prohibido, el amor es una farsa, la seguridad no existe, y habrá que aprender a indagar más allá de lo que los ojos ven, pues el enigma será la llave que abrirá las puertas de un mundo sin salidas.