-¡Ay, no! ¿Por qué él está ahí? - pregunta Ingrid, disgustada, tirando la mano en la dirección del bar.
-Te dije que necesitamos unos consejos - contesta, mirando hacia ellos.
-Yo no voy ahí - dijo, yendo hacia el mar.
No dejándole otra se fue detrás de ella.
-Cuando ya somos amigos, ¿te puedo preguntar algo? - pregunta con inseguridad.
-Si - le responde Óscar, poco extrañado.
-¿Qué paso entre Klarrisa e Ingrid? Las escuché nombrarlo, sin embargo, las dos se niegan responder.
La cara de Óscar cayó al escuchar la pregunta, por lo que sopla antes de contestar:
-Es una historia muy difícil, pesada, mejor dicho - dice señalando el corazón con el dedo. - Todos éramos niños, adolescentes. Klarrisa e Ingrid estaban entrando en esa etapa cuando les paso - dejo de hablar, desviando la mirada.
-¿Que les paso, algo grave? - pregunta ya preocupado.
-Mi mamá, mamá paso - volviendo a mirarlo, revela Óscar. - Eran inseparables - dice con una tierna sonrisa. -, arriba - abajo, día - noche, todo el tiempo. Creo que mama no tuvo problema con eso cuando eran niñas, pero ya dejaban de serlo...
Óscar dejó de hablar, por lo que Baldo quedo mirándolo y esperando que continuara.
Óscar revivió lo pasado, haciéndole que escucha atentamente:
-Mamá, no - grita la niña arrastrada por Sandra de la casa de Eva que junto a llorosa niña las miran desde la puerta.
-¿Por qué, mama? - pregunto Klarrisa de doce años cuando llegaron a casa.
-Ella no te conviene, ¿tú quieres un príncipe, que no? ¿Y consideras que un príncipe te volteara a mirar si tienes tan pobres amistades?
A todas esas preguntas, en las que Klarrisa no tiene respuestas, solo puede bajar la cabeza.
-Cenicienta, Blancanieves, Ariel hasta Barbie, la princesa y la plebeya a ellas las miro - inocente contesta abrazando el osito de peluche.
-Por dios, Klarrisa eso son películas, no la vida real. Aquí nada es como en las películas que miras. No te preocupes, pronto iras en la nueva escuela donde encontraras las amigas adecuadas - con voz más cariñosa le dice, dándole una caricia en la mejilla.
-Pero yo quiero a Ingrid - dice Klarrisa, mirando y acariciando al osito en sus brazos.
-¡No! - exclama. - Ella no - con el tono más calmado dice al ver que asusto a la niña con el primero.
-¿Qué pasa mamá? - pregunto Óscar, viniendo por las escaleras.
Klarrisa corrió a abrazarlo, llorando, sosteniendo con otra el peluche.
-Dejarán de ir a la casa de Ingrid, desde hoy es estrictamente prohibido acercárseles, ¿Entendido? - pregunta, bajando a su altura para mirarlo a los ojos.
Klarrisa llorar más fuerte debido esa declaración que le rompe el corazón.
-Pasaron dos días en los que Klarrisa intentaba escaparse para ver a Ingrid - Óscar vuelve a contar con sus palabras. -, lo que provoco que mamá la tiene vigilada, amenazando de que la mandara en un internado y encerándola en el cuarto.
-¿Todo eso por las diferentes clases sociales?
-Mamá se cree la reina de sociedad y sofisticación, permitir que su hija se relacione con los de clase baja ya no era posible. Bueno, ¿dónde quede? Un día yo llevé a Klarrisa a la casa de Ingrid, escapándonos. Simplemente, ya no me aguante verla así... Klarrisa era más que feliz, pero supongo que presintió algo porque era más una despedida que un encuentro.
-¿Qué pudo ser? - pregunta interesado.
Óscar se encoge de hombros, siguiendo:
-Ellas reían con los ojos rojos de tristeza, cuando unos golpes nos asustaron a los cuatro, era mamá. Grito, por poco me pego viendo que fui yo él que la trajo y de nuevo comenzó a arrastrar a Klarrisa fuera de la casa, ellas a penas intercambiaron los peluches, llorando cuando mamá sé salió con la suya... Papá se puso en su parte y nunca más se vieron y yo me gané un castigo.
Óscar lo mira en silencio, dejándole claro que es toda la historia.
-¿Qué te pasa? - la pregunta, sentándose a su lado.
-Nada - contesta con la voz algo baja.
-Entonces, ¿por qué reaccionas de esta forma?
-No lo soporto.
-¿A quién?
-Ese de ahí.
-¿Quién? - pregunta sin entender.
-Al tonto de ahí - responde, apuntando con la mano al bar detrás.
-Espera - dice sorprendida, levantando la palma, ¿Estás hablando de Óscar? - pregunta en asombro.
-¿De quién más?
-Baldo también está ahí - aclara. - ¿Qué problema tienes con Óscar? - pregunta sin entender.
-¿Qué, no te contó sus estupideces?
-No. ¿De qué hablas?
-Klarrisa - dijo, mirándola. -, la ciudad lo hizo estúpido.
-No comprendo, ¿Qué paso? - pregunta, desesperándose.
-Que te cuenta él - dice, levantándose.
-Entonces si no me quieres contar vamos a la mesa - dice enojándose. - Me tienes harta con este tuyo comportamiento de niña - la agarra por el brazo con la intención de arrastrarla hacia el bar.
Ignorando el berrinche de Ingrid, los saluda y se acerca besar a Baldo antes de sentarse.
-Bueno, me obligaste sentarme aquí. ¿De qué se trata? - oyó que pregunta Ingrid.
-Ahora son los únicos que nos apoyan - contesta con tono triste mirándolos y agarrándole la mano a Baldo en la mesa.
-Klarrisa - dice Óscar, afectado por su tono.
-No, Óscar. Papá lo dejo muy claro, no nos apoya.
-Lo sé, ceno en mi casa - informa Ingrid, cruzada de brazos.
-¿Cómo? - sorprendida al escucharlo, le dirige la mirada.
-Vino a lamentarse con mamá, yo estaba preparando la cena y me pareció de mala educación no servirle.
-Menos a alguien - dice Óscar.
-¿Qué es eso no entendí? - pregunta Ingrid.
-Que menos con alguien la tienes - le espetó, inclinándose adelante.
-¡Ayy! ¿La quieres? - dice, ladeando la cabeza.
-Sabes tú muy bien lo que quiero - le responde.
-Quisieras.
-Muchas cosas.
-En el lugar equivocado.
-Veremos.