Los susurros que provienen de Azar y Dia que están en el rincón de la barra lo hacen reír silenciosamente, mientas con una sonrisa, niega con la cabeza.
-Oye - le lanza Azar. - Tienes una admiradora, no te quita el ojo de encima.
A penas miro a la dirección en la que Azara le enseño antes de quitarle la importancia y volver al trabajo.
-Hola - dice la chica que hace rato mencionó Azar.
-¿Cómo le puedo ayudar?
-¿Qué dice que me enseñas la ciudad?
-No estamos saliendo con los huéspedes, además tengo novia - responde, declinando.
-No importa, siempre hay excepciones - dice coqueta la chica de ojos grises.
-Para mí no, ahora sí me disculpa - dijo, enseñando al cliente.
-Soy Valentina - dijo, bloqueándole el camino. - Henrranz.
-Y yo desinteresado - dijo, pasando a su lado, dejándola con la mano extendida.
-Con señor Albarán, por favor.
-A es usted - dice riendo. - Mucho gusto, soy Sandra Urreta Rodozo, madre de Klarrisa, se acuerda de ella.
-Sí, sí - alegre le dice. - No es que habla mucho de usted y lo recuerda con tanto cariño que pensé invitarlo pasar unas vacaciones en nuestro hotel.
-Sí, con gusto. Hasta luego - dice antes de colgar. - A ver ahora como me seguirás contradiciendo.
-¿De verdad no hay problema que estoy aquí? - pregunto, dándose la vuelta para asegurarse que no hay nadie.
-Sí, ya relájate - contesto Klarrisa, sonriendo.
-Me da gusto que a ti esto te está tan divertido.
-No me divierta, sin embargo, es chistoso, verte tan inquieto.
-Que puedo, me encuentro en el área de la administración donde los empleados como yo no tenemos acceso.
-¿Entonces que haces aquí, si lo sabes? - dijo la profunda voz, que se parece a Reynaldo.
Ambos saltan de la silla, asustados para dirigir la mirada al pasillo.
-Ay, Óscar - lo reprende Klarrisa mientras él con una sonrisa de diversión se encuentra apoyado a la pared.
-Nos asustaste, hombre.
-Valía la pena - se defendió, encogiéndose de hombros.
-No lo vuelves a hacer o le digo a papá que no estabas toda la mañana en el trabajo.
-Papá lo sabe por eso, estoy aquí, vine a regresarle esto - dijo, levantando las llaves.
-¿Y dónde estabas?
-Que te importa - dijo acercándose a la oficina. - Como sea te enterarás.
-Qué carácter. Y que me sorprendo este lugar siempre lo amargaba.
-Nos vemos a casa - dijo Óscar de salida besándola en la mejilla.
-De verdad que cambia de humor rápido - dijo sorprendido, viéndolo marcarse.
-Cosa que esta familia le hace. Era mucho más tranquilo y feliz en la ciudad y ahora entiendo por qué trabajo escondidas.
-¿Por?
-Para no estar obligado a volver.
-Sin embargo, está aquí.
-Y parece que no tiene planeado irse, lo que es raro - concluyo perdiéndose en sus pensamientos.
-Hola. ¿Tú eres amigo del guapo que trabaja aquí? - pregunta Valentina apoyada en la barra.
-Si - le responde Azar. - ¿Cómo le puedo ayudar? - pregunta, continuando a trabajar.
-Dime algo de él - dice apoyando la barbilla en la palma de la mano.
-Perdón, pero si él no le quiere decir no me parece correcto que lo haga yo, además no podemos salir con los huéspedes.
-Nadie debe saber - contesta, apoyándose sobre las manos en la barra.
Suspirando, le dice:
-De verdad, lo siento, no puedo hacer nada y debo regresar al trabajo.
Abandona la barra en dirección a las mesas dejando ahí la castaña clara de pelo liso largo, piel bronceada, labios superior fino, cejas ascendentes, nariz roma, cara rectangular.