—Lo que usted tiene aquí es un par de huesos fisurados —él doctor negó —¿Cómo se hizo esto?
Me quede muda, no quería contar esa vergonzosa historia.
—Doctor —Shin habló —Estamos algo apresurados. Podría vendarle y decirnos ¿cuáles son los debidos cuidados que debe tener?
—Si, por supuesto.
El doctor comenzó a explicarle a Shin cada detalle. Yo, por mi parte, estaba agradecida. Ya que una vez más me saco de un momento incómodo, claramente él se había dado cuenta de que no quería hablar de mi encuentro con la pared con el doctor y rápidamente habló. Realmente se siente lindo estar cerca de él, me siento cuidada y protegida, especial.
Salimos del hospital y nuevamente tomó mi mano para volver a la oficina.
Llegamos al edificio y Shin me desfilo por cada departamento y sección de la empresa.
Se detuvo en un comedor común y me sonrió.
—Hola —habló frente a un micrófono —Me gustaría que desde ahora en más no se hable mal de mi secretaria a sus espaldas, ya que lo sabré —él sonrió y volvió a mi lado.
A decir verdad amaba que haga eso por mi, pero odie que me llamase secretaría, eso si fue una daga en mi pecho.
Secretaria ¡ja! Como si las secretarias besaran a sus jefes, eso no pasa. Si soy tu secretaria entonces no me beses. Secretaria, si como no. Hasta vivimos bajo el mismo techo. Espera, ¿Por qué me enoja tanto?
Volví a mi escritorio y él ingreso a su oficina.
No disimule mi disgusto y lo mire enojada, para luego mostrarle mi lengua.
Él río, pero realmente no me parecía algo chistoso.
El teléfono a mi lado sonó.
—Hola, habla la secretaria del idiota. ¿En que puedo ayudarlo?
—Eres hermosa cuando estás molesta, va siempre eres hermosa—rio—Pero ¿por qué mi tesoro está molesto?
Tesoro.. ¿Soy su tesoro? Este chico me puede.
—Según se soy una secretaria —ataque molesta.
—Eres ambas, mi secretaria y mi tesoro. —sonrío —Y eres aún más bella cuando te sonrojas.
Corte la llamada sin delicadeza y me dirigí molesta a su oficina.
—¿Qué sucede Em?
Lo tome de la camisa con mi mano sana y lo besé sin miedo y sin vergüenza.
—Tu "secretaria" —hice comillas con mis dedos —Se va antes del trabajo —di media vuelta y salí de la oficina, sin dejarlo recitar palabra.
Supongo que ahora replanteará el llamarme secretaria, ya que, como dije antes, las secretarias no se besan con sus jefes. Eso solo pasa en las novelas.
Comencé a caminar hacia la casa de Shin. Tenía que revisar mi cuenta de Wattpad y escribir capítulo nuevo de alguna de las obras.
¿Por qué escribo tantas obras al mismo tiempo? -suspiro- después me bloqueo se me ocurren ideas de nuevas y cada vez son más. Me volveré loca si sigo escribiendo novelas. Y mis seguidores me matarán si no actualizo.
Después de una larga caminata llegue al edificio donde Shin vivía. Subí por el ascensor y noté que no me acordaba la clave de acceso.
—Mhm, Hola —mi orgullo estaba por el suelo.
—Em, ¿Qué sucede? ¿Estás bien? ¿Dónde estás? ¡Ya voy a buscarte!
—Tranquilo —sonreí era tan lindo que se preocupe así por mi —Es que... no recuerdo la clave de acceso.
Shin carcajeó del otro lado y cuando recuperó el aire lentamente la repitió para mi.