El esclavo.

Capitulo 1

Cuando recupere el sentido, me di fuenta que algo andaba muy mal una luz frente a mi heria mis ojos sin que yo fuera capaz siquiera de parapadear, intente desviar la mirada, intente mover mis brazos para tapar mi rostro con las manos sin lograrlo, mi cuerpo entero estaba totalmente paralizado y era recorrido por dolor y frio como jamas lo habia sentido.
Intenté también gritar y pedir ayuda pero todo fue inútil,  algo entraba por mi boca y quemaba mi garganta a la vez que un horrible ruido lastimaba mis oídos.
Pasaron varias horas en la que lo único que ocupaba mi mente era una tarea y la desesperación de la desesperación pasea el temor cuando algunos pensamientos lograron filtrarse a través del dolor de mi mente, donde estoy? que me está pasando? estoy muerto??

La mezcla del dolor, terror y estos pensamientos ocasionaron que perdiera el sentido. Gracias a Dios porque ya no soportaba más... noches y pasaron horas o días para que volvieran si seguía inmóvil con los ojos completamente abiertos el dolor había disminuido un poco la luz frente a mí cegaba mis ojos pero era soportables ahora fui capaz de darme cuenta que el Terrible ruido era una especie de respiración forzada profunda y fuerte... no era mi respiración de eso estaba seguro.

La disminución del tormento físico abrió la puerta a otro tipo de sufrimiento la confusión en mi mente el urgencia de respuestas. Estoy realmente muerto??¿ De quién es la respiración que escucho?¿ que es lo que siente mi boca y que raspa mi garganta? 
Poco a poco fui recuperando recuerdos de lo que yo pensaba era el día anterior, la fiesta, los tragos, la discusión con Laura y la insistencia de Eduardo para que tomará esa estúpida droga que le resultaba fascinante.
Mi amor deja de tomar por favor no ves que te estás matando? me gritaba Laura ¿Es eso lo que quieres? no quiero matarme lo que quieres escapar,¿ escapar de qué estás loco? Si estoy loco y tú no me entiendes... nadie me entiende llevé a mi boca El par de pastillas azules que acepte Eduardo. Eso es lo último que recuerdo 
¡Hay Dios mío! por fin lo logré acabé con mi vida ¡no puede ser! ¿que me pasa? ¿porque no puedo moverme? ¿porque no puedo cerrar los ojos?

Ese imbécil me envenenó, pensaba, Estoy en el infierno pagando por todo lo que hice... es muchp peor que lo que imaginaba.
Yo no creía en ma vida despues de la muerte, pero en ese momento no encontraba otra respuesta.¡No Dios Perdóname por favor!... Dame otra oportunidad...
El sonido de una puerta que se abría interrumpió mis pensamientos, distinguí entonces una voz femenina:
¡Pero que ruido hace hace esa mierda, comento!. Es el único que tenemos, ya sabes como están las cosas aquí, le contesto un hombre ¿Como es posible que tengamos solo un aparato artificial? Pues es asi hay que hacer lo mejor que podamos con lo que tenemos.


 

Y a éste, ¿qué le paso? ¿Este? … Este ya se jodió. Destápalo para que lo veas. Sentí como retiraba de mi rostro una sábana y pude ver a una mujer vistiendo una bata blanca con una expresión entre asombro y temor. ¡Está despierto gritó!  El hombre junto a ella se inclinó a verme. 

Que va, así lo trajeron, cuando llegó a urgencias dijeron que había tenido un accidente, estaba completamente intoxicado pero aun consciente, repetía una y otra vez: 

“Laura, Laura, perdóname.” Después cayó en coma y en una especie de Ritus Mortis no pudieron cerrarle los ojos. 

¡Pobre imbécil! Más le hubiera valido haberse muerto!  ¡Más nos hubiera valido a nosotros! Ahora tenemos que mantenerlo vivo como un vegetal, ocupando una cama que otros necesitan y gastando energía. 

Pero… ¿Puede ver, oír… siente?   Claro que no mira… Vi como movía un tubo cerca de mi cama y sentí una terrible punzada en el brazo. 

¡Eso duele idiota!... estoy vivo… estoy consciente, ¡Ayúdame! Traté inútilmente de gritarle. 

Aprovecha para cambiarle el suero dijo el hombre, alguien tiene que regar las plantas… Los dos soltaron una carcajada y yo me quedé lleno de rabia y desesperación… Salió el hombre de la habitación, la mujer colgó un frasco que colgaba junto a mi cama y salió apresurada. Ya tenía algunas respuestas… la conversación se repetía una y otra vez en mi mente. ¿un accidente? ¿Cayó en coma? ¿Laura perdóname? … Alguien tiene que regar las plantas… regar las plantas… 

Los primeros días pude explorar la habitación en la que estaba. En realidad, exploraba la parte del cuarto que abarcaba mi campo visual inmóvil.  Había en el techo una lámpara de luz neón, destartalada que parecía que estaba a punto de caer.




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