Primera carta

Claudia:

Es posible que lo que a Julen le concierne no sea más que una pequeñísima parte de lo que nos concierne a nosotros como pareja, pero lo cierto es que mis sentimientos hacia ti se han evaporado como el agua que bulle en la cazuela que tienes, justo en este momento, al fuego. No quiero que te asustes ni pienses que voy a alejarme de ti, pero sí que es cierto que una parte de mí se va a ir yendo, ya me entiendes, hacia otro lugar que no sea este. El puesto que me has otorgado durante todos estos años me ha hecho inmensamente feliz, pero ahora, seamos prácticos, me oprime y me estanca y, en definitiva, toda la felicidad que antes me proporcionaba se ha convertido en sentimientos negativos que deseo desechar lo antes posible.

Estoy rompiendo nuestra relación sentimental porque el ritmo ajetreado de todos estos años me ha convertido en un figurante de mi propia vida. Tú, mi musa, mi estrella del espectáculo… No me imaginaba un acto en el que no estuvieras conmigo, en el que no fueras la protagonista de cada suceso que me ocurría. Con el tiempo he aborrecido esa idea preconcebida que tenía acerca del amor, con el tiempo, querida, he descubierto que prefiero desdibujarte para poder apreciarte con detalle.

<<Nos han caído lluvias torrenciales peores>>, me dirás. Pero es que ya no quiero ni lluvia, ni nubes, ni sol, ya no quiero días y días en los que simplemente nos miremos, sonriamos y pensemos: <<Qué suerte habernos encontrado.>> Porque no quiero encontrarte en el medio de la cama, ni en la puerta del baño, ni en el sofá al llegar a casa. No es una cuestión de extirparte, no quiero que desaparezcas, pero deseo con todas mis fuerzas que elimines de tu cabeza que yo soy quién soy solo porque tú me miras cada día. No puedo ser lo que esperas, no puedo darte lo que necesitas que te dé y todo esfuerzo por recuperarme será en vano. Así que me voy, Claudia.

Cuando esté triste en la vida que he decidido vivir, recordaré todos los momentos en los que me agarraste de la mano como solo se agarra a alguien que sabe que va a morir, con la certeza de que solo contigo podré ser feliz, pero no libre.

Con todo mi cariño, que no es poco,

perdóname,

D.