I

Diana llevaba varios días que tenía pesadillas durante las noches, para tener diecisiete años era vergonzoso ir hasta el cuarto de sus padres a buscar refugio en los acogedores brazos de mamá; sin embargo, también le aterraba encontrarse alguna sombra nocturna durante el camino cómo le ha pasado a lo largo de su vida. Se ha percatado que las sombras nocturnas no han sido peligrosas, pero sigue teniéndoles miedo mientras las ve desplazarse por su habitación o en la sala; se encuentra despierta mirando el techo blanco de su habitación.

Recuerda que la experiencia nocturna la comentó con sus amigos, quienes le sugirieron que mientras dormía no debía estar reflejándose en el espejo pues al estar dormida su alma, que viajaba todas las noches, podría ser atacada por lo que fuera que se encontrara dentro del espejo.

Así pues, Diana hizo caso a sus amigos y había cambiado el espejo de lugar porqué era cierto que su reflejo se veía cuando estaba dormida, además, ella era muy fácil de convencer por no tener escepticismo hacia las circunstancias paranormales, se creía todo lo relacionado a vampiros, fantasmas, demonios, hadas, etc.

Tras llevar despierta media hora, sin poder conciliar el sueño, se levantó de su cama y caminó hasta el switch de la luz, la cual encendió. Dio un suspiró pues la oscuridad no solía gustarle cuando se mente comenzaba a crear siluetas en cada pedazo de sombra que se proyectara en la habitación.

La joven giró repentinamente hacía el espejo, pues escuchó un golpe en el vidrio. Los golpes siguieron, eran firmes y tenues. Diana en vez de correr despavorida hacía la habitación de sus padres, se acercó paso a paso hasta el espejo observando que su reflejo era diferente; en vez de llevar puesta su pijama de ositos color blanca, tenía ropa casual, pantalón de mezclilla, sudadera azul marino y tenis blancos.

Supuso que había dos Dianas, la que estaba dentro del espejo y ella, pero ambas se veían incrédulas, pues Diana dentro del espejo no se encontraba en su habitación, estaba en otro lugar, una habitación con muchos muebles y demasiado tiradero por todos lados, a lado de esa Diana, se podía ver qué la luz del día le acompañaba.

Ambas se acercaron más hasta tocar el vidrio del espejo al mismo tiempo. El corazón de las dos palpitaba rápidamente, pues las chicas tenían miedo de lo que veían. Diana con la pijama de los ositos, pensaba que se trataba de otra pesadilla y que no había despertado, pero la duela que pisaba con sus pies descalzos se sentía real y el cristal del espejo que ha tocado con la punta de su dedo es frío y firme.

Un agujero negro se formó al instante en el espejo, la joven estupefacta sintió que era absorbida por aquel acto inesperado, en su cabeza escuchaba lamentos tortuosos que le taladraban los oídos; le pedían a gritos que se uniera en el mundo de oscuridad y vacío en el que se encontraban. Diana se rehusaba a dejar ser absorbida y pudo sostenerse del marco del espejo, que era de cuerpo completo, pero aquel espejo aumentaba su vaivén para poder comerse a Diana por completo.

Lo que fuera que vivía dentro del espejo quería a Diana desde hace días, por eso disfrutaba salir por las noches mientras su cuerpo se reflejaba al dormir, pues al contemplarla y acariciarla mientras saboreaba la textura de su tersa piel apiñonada, provocaba que la joven tuviera pesadillas llegando a deleitándose con el sabor del miedo humano.

Los esfuerzos de Diana por mantenerse en su habitación fueron inútiles, un grito agudo la asustó tanto que logró hacer tiritar su cuerpo sin control, aprovechando qué sus manos se debilitaron y así comiéndose su cuerpo que fue succionado por el agujero negro reflejado en el espejo. Al otro lado del espejo, Diana con ropa casual sonreía con malicia a la vez que impactó el puño rompiendo el vidrio de el espejo en muchos pedacitos que cayeron al suelo con gran estrépito, despertando a los padres de Diana que alborotados y con el corazón en la garganta, corrieron hacia la habitación de Diana, encontrándose con una habitación vacía y un espejo hecho añicos en el suelo.