Cuando llegaron al palacio, fueron recibidos por mucho movimiento de parte de los sirvientes. Con el baile a la vuelta de la esquina y con el regreso de la princesa Azure, se había decidido cambiar todo el castillo, quitaron el papel tapiz de las paredes y lo sustituyeron por uno nuevo de lirios plateados, los jarrones fueron suplantados por unos nuevos que Daegan nunca los había visto, la alfombra por otro color. Quitaron el polvo del candelabro colgado en el techo, haciendo tintinear los cristales con los que estaban decorados.
Daegan se topó a una mujer, quien estaba supervisando el trabajo aparentemente. Sin embargo, sabía que lo había estado esperando en cuanto salió, a veces sentía que lo vigilaba, que seguía cada uno de sus pasos con el objetivo de coincidir una y otra vez en su camino.
Podía reconocerla a larga distancia. Solía vestirse con colores anaranjados, rojos y amarillos; resaltando en un reino cuyos tonos eran fríos, azules, blancos, negro.
Empezaba a cansarse de su presencia en el palacio, a pesar de ser una embajadora de la corte de otoño. Había llegado para establecer una alianza entre ambas cortes, por ser del mismo bando, el de la luna. Ya se corría el rumor de las guerras en la corte de verano, y tenían que estar preparados para cualquier ataque.
—Alteza —saludó haciendo una reverencia.
—Señora Quiverspear. Jamás vi tanto movimiento en el palacio —dijo él.
—Fue idea de su Majestad, el Rey —contestó la mujer—, quiere darle una sorpresa a su hija cuando llegue, recibirla de la forma que merece.
—¿Y usted está a cargo del trabajo?
—Oh no, Alteza, simplemente esperaba su llegada para darle una excelente noticia.
—¿Y cuál es? —preguntó Daegan impaciente. Garrett le dirigió una mirada tranquilizadora.
—Su majestad la reina, y su alteza la princesa de la corte de otoño están por llegar.
—¿Tan pronto?
Bleu rió.
—¿Le sorprende? —hizo hacia atrás algunos mechones de cabello negro que caían sobre sus hombros—. Todos esperan que los herederos se conozcan.
—Pensé que para eso era el baile —repuso.
—No hace mal a nadie que ustedes dos intercambien un par de palabras antes del día del baile, Alteza.
Daegan suspiró.
—Sea como sea, es bienvenida. Espero con ansias su llegada —dijo con cortesía. Garrett ignoraba la conversación, aunque Daegan sabía que estaba escuchando con tal de intervenir en caso de decir algo inconveniente—. Ojalá que esta vez no llegue a escaparse.
Bleu lo miró con tranquilidad, conteniendo dentro de ella la ira. Garrett suprimió una risa y se acercó.
—El príncipe no quiso decirlo en serio —dijo Garrett—, solo está bromeando.
Bleu estaba consciente de que él era así por naturaleza; encantador, sarcástico y no le extrañaba que las chicas se derritieran cada vez que lo veían. Pero solo una obtendría la oportunidad de ser su esposa, y eso se vería en el baile. Daegan no lo sabía, pero tanto el Rey como Bleu Quiverspear habían dispuesto que la fiesta, además de celebrarse por el regreso de Azure y el final de su maldición, debía ser para hacer público el compromiso de ambos, un evento que quedaría grabado en la historia. Si es que, como dijo Daegan, Ebony Sunlockman no se escapaba.
Esa princesa tenía una fama muy mala por huir en ocasiones especiales. Así lo había hecho incluso cuando su padre, el Rey, se había vuelto a casar. Y cuando murió, las personas rumoreaban que ni siquiera se presentó al funeral. Daegan sentía curiosidad por conocerla, pero no era alguien que le gustara como esposa, estaba claro que, si se casaban, Ebony preferiría escaparse ese día.
—¿Ha visto a mi padre? Necesito hablar con él.
—Debe estar en la biblioteca atendiendo unos asuntos —contestó Bleu olvidando el tema anterior—. Por lo tanto, se encuentra ocupado.
—Ya veo, lo esperaré entonces, hay algo que debo decirle. —Bleu esperó a que le contará qué era aquello tan importante, Daegan pareció notarlo y decidió darle la oportunidad de escuchar—. Conocí a una chica.
—¿Una chica? —repitió anonadada—. ¿Quién? Si puedo preguntar.
—Se llama Caelina Sparrow. Es amiga de Azure.
—¿Una joven del exterior se atreve a ir con su Alteza? —Preguntó con indignación.
—Con todo respeto señora, agradezco su preocupación por mi hermana, pero esto no es asunto suyo.
—Usted sabe que mi preocupación por la princesa Azure es verdadera, temo por su bienestar y el de usted, y dejar entrar a una joven desconocida a su escondite —dijo con una expresión triste—, hay que tener en cuenta su maldición...
Daegan apretó los puños.
—Le agradecería que no mencionara el tema. Con permiso.
Y se fue dando grandes zancadas dejándola con la reverencia a la mitad seguido de Garrett. Bleu no estaba muy convencida. La noticia realmente la sorprendió, pero lo que era aún más es que no le había caído muy bien. Si tan solo su princesa estuviera ya en el palacio, quizás hubiera evitado el encuentro del príncipe con la tal Caelina; no faltaba mucho para que llegara, solo esperaba que no fuera tan testaruda como siempre e hiciera caso a lo que se le ordenaba.
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Editado: 28.05.2021