Capítulo 27

Taehyung

Sabía que estaría aquí.

Es como si ella fuera un imán y yo un puto metal que solo se siente más y más atraído hacia ella.

Me mira con confusión, sus ojos verdes me hacen sentir esa punzada que paso por alto cada que lo siento. Sus labios rosas se entreabren y yo solo puedo pensar en como se sienten contra los míos. 

¿Por qué tuviste que arruinarlo todo?

—Pensé que tu objetivo era Taehyung, ya sabes...—escucho la voz de uno de los compañeros de Amy, el tal Min Hoo.—Estamos a tres meses de terminar el contrato, a veces rotamos y a veces no ¿recuerdas? y no querías estancarte con Taehyung.

Se ríe.

Ella se ríe.

¿Estancarse conmigo? me oculto cuando ella se para y me da la espalda. Me quedo escuchando hasta el final. 

—Claro, tengo toda la atención de Taehyung así que le puedo pedir lo que sea.

Cuadro la mandíbula, la furia empieza a correr por mis venas pero no solo eso.

Sino también decepción.

Maldita sea, ni siquiera sé que hago aquí y solo camino hasta donde esta. Su expresión de confusión ahora se transforma en uno de enojo.

Yo debería estar enfadado.

—¿Qué haces aquí?

—Vengo a aclarar las cosas, a eso vengo.—le respondo.

Rueda los ojos y ese gesto desafiante hace que la esquina de mis labios se levante. 

—¿Y qué vienes a aclarar, Taehyung?

—Todo el jodido lío que hay.—confieso. Amy niega con su cabeza y se aleja.

—No soy tu terapeuta, busca a Suni...

La corto con mi risa porque el que diga cosas totalmente absurdas me hace gracia. Hace puños su manos y se acerca a mi. Inclina su rostro hacia el mío y puedo ver las pequeñas pecas de su nariz.

Es realmente hermosa.

He conocido modelos, cantantes y actrices muy guapas pero Amy tiene una belleza que  me ha hipnotizado como un idiota.

—Te escuché hablar con Min Hoo.—se ve tan confundida haciéndome dudar por un segundo, no me arriesgare. La rodeo poniéndome atrás de ella y hablo en su oído, entonces repito sus palabras.—Tengo toda la atención de Taehyung así que le puedo pedir lo que sea, eso dijiste. 

—Mierda.—susurra pero al estar tan cerca puedo escucharla.

—Si, Amy. Mierda.

Se voltea y veo la comprensión llegar a sus ojos y ese simple acto hace que la punzada en mi pecho sea más fuerte. 

—Repítelo.—ordeno con indiferencia. Necesito escucharla y así podré odiarla.

—No.

Chasqueo la lengua y hace el amago de irse pero la detengo. Sujeto su muñeca—¿El fotógrafo, el día de la fiesta de Jungkook que nos tomó las fotos besándonos, fue todo un plan, verdad?

—¡No sé de que me estás hablando!—se suelta de mi agarre y me empuja el pecho pero no me muevo ni un centímetro.—Si quieres tratarme como una arpía sin ni siquiera saber toda la historia para que me voy a molestar en explicarte lo contrario.

Decido no mostrar ninguna expresión ante ella.

—¡Habla entonces!—le exijo. El ascensor se abre y la última persona que quiero ver entra con una caja bajo su brazo. Que fastidio.—Largo.—siseo furioso, él me mira con los ojos bien abiertos y retrocede. Posa su mirada en Amy y eso hace que todo sea peor.—¡Ahora!

—Amy...

—Quédate Taehyung es el que se va.

Si claro.

No me muevo, y ella se exaspera y trata de empujarme hacia la salida. Su tacto en mi brazo me escuece y me gusta a la vez. Jodido infierno, estoy tan jodido que cualquier caricia me es insuficiente cuando se trata de ella. 

Me río.—No me voy a ir a ningún lado.—veo al inepto que aun sigue aquí.—¿Por qué te sigo viendo?

—Y-Yo...

—¡Tú te quedas!—grita Amy. 

Al fin entra en razón.

—Eso es obvio.—le respondo.

—¡A ti no te hablo!—ruedo los ojos pero me dejo caer en uno de los sillones. Amy se agacha y pone sus manos en los laterales del mueble acorralándome. Su rostro está sonrojado y a pesar que quiero odiarla por traidora, solo puedo pensar en lo bien que se ve.

—Confórmate con saber que no soy la mente maestra que quiere sacarte provecho, no soy la chica fácil y calculadora que te empeñas en hacerme sentir y no voy a estropear mis sueños solo porque tú quieres venir a confundirme. Créeme lo último que quiero es que alguien se entere que algo nos relaciona.—le sostengo la mirada.— Y si tanta desconfianza te doy entonces no me busques. Yo no lo haré.

Se da la vuelta y camina hacia su compañero. No desvío la mirada y sus palabras ponen en duda lo que sé y lo que pretendía obtener de esta conversación. Amy es tan transparente cuando habla que ni ella misma lo nota. Cuando está nerviosa, enojada o triste.

Y cuando dice la verdad.

Pero aun así no borra las palabras que dijo.

Nuestras miradas se encuentran cuando se cierra el elevador y eso lo dice todo. Esta noche se sella una promesa entre los dos.

Alejarnos es lo mejor.

(...)

No suelo venir a mi departamento pero no quería ir a casa con la chillona de mi hermana que siempre pregunta por Amy y su amiga.  La oscuridad me recibe y cojo el control que tiene acceso a las funciones de este lugar y oprimo para abrir las cortinas. La luz de la luna se filtra a través de ella. Me saco la camisa y los zapatos para dirigirme hacia el gran piano de cola que se encuentra en el centro del penthouse.

El estrés me sobrepasa y tocar es lo único que me calma.

No siento frío a pesar de tener el torso desnudo. En estos momentos no siento nada. Jodido infierno, odio el hecho de no tener todo bajo control pero debería saberlo, desde que conocí a Amy nunca nada fue lo mismo. 

Descargo toda mi frustración tocando las teclas del piano. Los anillos plateados reflejan la luz de la luna y me dejo llevar quien sabe por cuanto tiempo.

Mis dedos fluyen y cierro los ojos. El color verde claro de los ojos de Amy me persiguen día y noche. Su forma de actuar y hasta sus malditas diademas llenas de brillos hacen que mi pulso se acelere. Desde ese día en la azotea algo cambió entre nosotros y cuando pasó lo del fotógrafo intenté protegerla.