El Eter

Apocalipsis

( https://www.youtube.com/watch?v=v1VbcJmWKao ) "Remembering" Yutaka Yamada

( https://open.spotify.com/track/5SV4f2XVyPvDQJFPLnQTVO?si=ZpqdCrB1QEWVm36x0TaV7Q )

 

Afuera se respira el augurio de batalla, será la última. La última cruzada por la vida y la libertad de nuestro futuro.

El miedo y la paranoia son tan fuertes que llegan a ser tangibles.

La oscuridad de la noche alumbra los vestigios de una especie. En el exterior “tiempo” se siente como un bucle incesante de odio, irá, y pena.

Aún así, tu mirada pasiva calma mi fervor, derritiendo el ardiente anhelo de venganza contra los que nos arrastraron a esto. Podría pasar una eternidad contemplando tus ojos tan bellos.

–Muchos dicen que mañana será la última apuesta– dices sin parecer que te preocupe un futuro incierto.

–No, yo lo apostaré todo está noche– respondo intentando mantener la serenidad.

–¿Por qué lo harás está noche?

–Porque sea el mañana negro o blanco, azul o rojo, quiero vivir lo que me quede de tiempo en este mundo, sin arrepentimientos.

–Sin arrepentimientos– susurras.

–Sin arrepentimientos– repito.

–Espero que ganes esa apuesta…–dices acercándote lentamente hacia mi.

Cada célula de mi cuerpo se abruma, una ola de pensamientos, profecías y deseos se encadenan en mi mente.

Tus labios finalmente tocan los míos.

–Espero que esté sea el desenlace que esperabas a tu apuesta– dices separándote solo unos instantes.

La temperatura de mi rostro aumenta, sentimientos se abren paso a través todo mi sistema nervioso, haciéndome sentir humano nuevamente; tan fuerte fue el sentir, que caí en cuenta de que mis ojos se habían cerrado a toda emoción o sensación afectiva desde que la guerra comenzó.

Colores surgieron de todos los rincones de la habitación destartalada y vieja, la moribunda intención de amar y ser amado había retomado fuerzas para levantarse de entre las cenizas.

Tu tacto estremece mi piel.

Una lágrima cae por mi mejilla.

Tu armadura baja lentamente hasta el suelo mientras admiro la belleza hecha carne representada a través de ti.

Mis ojos observaban sus cicatrices, cada marca testigo de tus heridas y aventuras en estos páramos que llamamos mundo; jamás veré algo tan hermoso en el absoluto universo, la imperfección más perfecta del cosmos que esta en frente mío.

–Te amo– susurras mirándome fijamente a los ojos, con los tuyos vidriosos.

–Te amo– respondí sin vacilar, soltando más lágrimas.

La oscuridad de la noche iluminó el camino elegido. Nubes de sensaciones y emociones nuevas plagaban este recorrido.

Las estrellas fueron testigos de los últimos sentires más puros y primarios de los seres humanos.

Ambos apostamos a la improbabilidad más grande de la noche, para vivir sin mirar atrás por los errores cometidos.

Ambos tuvimos que ir al derrame de sangre del último día.

Ninguno volvió; pero la felicidad colmó mis últimos momentos de luz, siendo tu lo más hermoso que vi en esos pocos segundos que me quedaban.

Ninguno vivió más que el otro, aun así el recuerdo quedó tallado en nuestras almas por la eternidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Abracé una última vez aquel cálido recuerdo, sentí

mi vida desmoronarse en ese momento

como si fuese la primera vez

 




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