Podía escucharlos a pesar del sonido de sus jadeos y el latido de su corazón retumbando en sus oídos. La estaban siguiendo.
ㅡ ¡No la pierdan! ¡Que no escape! ㅡ logró escuchar el grito de uno de los oficiales, seguido por el ladrido de un grupo de perros.
Estaba casi llorando de miedo, esto no era para nada como el día en que escapó de la escena del crimen, ahora de verdad estaba siendo perseguida por al menos cinco hombres con perros de la policía. Tenía mucho miedo, no podía mentir.
Corría tan rápido como sus piernas le permitían, no veía bien el camino por el que huía. Sus ojos se habían lastimado minutos antes al lanzarse de aquella ventana. Tenía el cuerpo herido, pero toda la adrenalina que fluía por su cuerpo le daba fuerzas para no detenerse.
Lo hiciste de verdad, esta vez fuiste tú. Aquella voz se apoderó de su mente, fue difícil escucharla entre todos los gritos, ladridos, el sonido de sus propios pies correr rompiendo las ramas y hojas secas del bosque.
Pero tenía razón, realmente había hecho eso, ¿de verdad fue ella y no una obra de aquel ente? ¿Ésta vez mató a aquel oficial voluntariamente? ¿qué le pasaba? se sentía como una lucha interna con algo... alguien dentro de su mente. Una lucha que nunca ganaría.
El ladrido ahora más fuerte de uno de los perros le hizo volver en sí y recordó en lo que estaba, le venían pisando los talones.
ㅡ ¡Casi la tenemos, sigan, no la pierdan! ㅡ de nuevo otro de los oficiales, más ladridos, estaba de verdad asustada.
Apenas podía distinguir las siluetas de los árboles mientras corría, cada parte de su cuerpo dolía pero se negaba a detenerse. Sus esfuerzos parecían funcionar, poco a poco escuchaba a sus perseguidores quedarse atrás. Se giró sin dejar de correr para confirmar que su oído no le mentía, no había rastro cercano de los oficiales.
Pero su distracción le costó, en un momento el suelo pareció desaparecer y su cuerpo cayó de aquel barranco sin siquiera darle tiempo de reaccionar y frenar. Aunque trató de caer de pie fue inútil, su pie se dobló y su cuerpo cayó fuertemente al piso, rodando los últimos metros que le faltaban para llegar al final de la caída.
Recuperó el aliento antes de fijarse en dónde había caído, estaba entre un montón de arbustos, algunas ramas arañaron su rostro y manos descubiertas. Miró hacia arriba y se fijó en el pequeño barranco del que prácticamente se lanzó, realmente no había sido una caída mortal y pudo haber caído de pie sin problemas, pero su distracción le había costado bastante.
Oh bueno, se había lanzado y roto una ventana, esto no era nada.
Trató de levantarse solo para darse cuenta del dolor punzante en uno de sus tobillos, casi grita del dolor cuando intentó apoyarse en él. Escupió y se quejó, volvió a tirarse entre los arbustos y se acurrucó en posición fetal, sosteniendo su pie herido casi llorando.
Todo parecía estar diseñado para que le fuese mal, para hacerla sufrir.
Estaba a punto de reírse de su suerte o tal vez de llorar de desesperación, entonces el sonido de los ladridos y pasos acercándose le hizo esconderse aún más entre las ramas y las hojas, cubrió su boca para evitar soltar algún ruido que llamara demasiado la atención.
ㅡ ¿La tienen?
ㅡ La perdí de vista, pero los perros huelen algo.
Escuchó la conversación en silencio, aguantando hasta la respiración. Ni siquiera podía verlos bien desde abajo del barranco y entre todas esas ramas y arbustos.
ㅡ Allá abajo, bajemos a los perros.
Cerró los ojos con fuerza, su corazón latía rápido y fuerte, su cuerpo temblaba pero trataba de no moverse ni un poco. Su mente solo podía repetir un "No puede ser" una y otra vez.
Entonces, ese asqueroso zumbido apareció en sus oídos.
Casi de inmediato abrió los ojos y dejó salir algunas lágrimas, el zumbido era tan fuerte que le hacía doler la cabeza, incluso sintió náuseas, mordió su mano evitando gritar pero en cambio un gemido de dolor se pudo escuchar y junto a él, el llanto de los perros que estaban a unos metros.
ㅡ ¿Qué les pasa a los perros? ㅡ preguntó uno de los oficiales tomando firmemente la correa de uno de ellos.
Los perros comenzaron a llorar y gemir de miedo, los agresivos pastores alemanes y labradores que hacía unos minutos amenazaban con destrozarla si les daba la oportunidad ahora tenían el rabo entre las patas. Entonces uno a uno comenzaron a escapar hacia el lado contrario.
ㅡ ¡Se van! ¡Debe haberse ido por allá, vamos!
Crowe aún respiraba con dificultad y sentía que en cualquier momento podría desmayarse. Pero escuchar a los hombres correr y alejarse hasta que no los escuchaba le tranquilizó.
Esperó unos minutos, el zumbido ahora era muy leve, la chica recuperaba el aliento entre los arbustos.
ㅡ No puedo... quedarme aquí ㅡ murmuró apoyándose en sus codos, sus piernas dolían tanto que apenas podía moverlas, con ayuda de sus brazos comenzó a arrastrarse hasta salir de debajo de los arbustos.
Quedaban sólo algunas horas para que anocheciera, con toda la fuerza que le quedaba trató de ponerse de pie nuevamente, no lo logró y al caer solo se quedó ahí, con una de sus mejillas pegada al suelo.
Vas a morir ahora, ¿después de todo?. nuevamente aquella voz, realmente no quería moverse ni un poco, pero su cuerpo no seguía sus propias órdenes. Nuevamente intentó levantarse, mantuvo el equilibrio un par de segundos, pero tres pasos después volvió a tropezar cayendo de cara al piso.
El zumbido seguía ahí, un poco más intenso pero no tan fuerte como la última vez. Tomó una bocanada de aire y logró olfatear algo que se acercaba.
ㅡ Te encontré.
Él olía a cigarrillos..
ㅡ Qué horror, está hecha mierda ㅡ la voz ronca de un hombre detrás de ella la sobresaltó, no había escuchado ni una sola pisada acercarse ㅡ. Claro, siempre soy yo quien se encarga de lo jodido, ¿no?
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Editado: 07.05.2022