Un poco más, he estado ocupada y engripada y con muchas cosas más, pero no quería dejarlo mucho tiempo esperándonos allí en el frío norte.
Espero les guste
Saludos y buen inicio de semana
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Aquella noche a Wu Fang le costó dormir, tuvo pesadillas y el frío lo hizo levantarse de madrugada, echó más leña al fuego que calentaba la estancia, pero aquel lugar de piedra gris parecía absorber todo el calor y solo dejar humedad y frío, como una cárcel.
¿Valía la pena estar allí? ¿El trono merecía tanto sacrificio? Por un instante pensó que al amanecer simplemente tomaría a sus hombres y se marcharían, que era mejor renunciar, incluso era mejor enfrentar el exilio, la muerte o lo que su padre decidiera para él.
Pero sabía que era ser cobarde, porque necesitaba conservar su lugar, necesitaba tener poder, entonces su hermana nunca más sería una víctima, entonces podría tener en la corte a más gente como Longying con un corazón puro y deseos de ayudar a la nación. Y él podría proteger a miles de niños como Mei y Hao. Además, Yichen podría librarse de las garras de la política y crecer feliz.Que su sobrino fuera feliz era su propia cruzada, pues era su forma de compensar a Liyuen, e incluso hasta compensar al niño que él había sido.
Así que no podía huir, ya fuera por la cárcel que le imponía su nacimiento o por la cárcel que se imponía a sí mismo. Era el fénix, el heredero real, pero solo podía optar por distintos tipos de prisiones. Sólo que una de esas elecciones podía cambiar el destino de muchos más, ser prisionero de su título, e inmolarse en el fuego para llegar al trono podía ser la única opción de libertad de los ciudadanos.
Le había dicho a Báixuě que no estaba dispuesto a pagar con su alma, pero quizás era una mentira, quizás ya había perdido esa pelea antes de empezarla.
Un par de días después llegó la nieve, primero fueron copos aislados y luego la nevada se intensificó tanto como para disminuir la visibilidad a la distancia, el mundo parecía cubierto por una suave cortina. También la nevada trajo consigo a la mujer que llevaba el mismo nombre, la caravana de Báixuě se aproximaba a la fortaleza y tenía un aire fantasmal avanzando lentamente en medio de aquel clima. Y extrañamente, Wu Fang se sintió aliviado y agitado al mismo tiempo, pensó que quizás los pobladores de los lugares más lejanos sentían aquella misma sensación al ver llegar a los comerciantes, como si la vida rutinaria de pronto se llenara de emoción, expectativas pro ver a gente diferente, por las mercancías exóticas e historias que traían, o como él porque podía continuar una partida de weiqi. Aunque también podía pedir a la líder de los comerciantes lo que necesitaba para seguir avanzando, así como ella, sin que el clima crudo del norte lo detuviera.
Wu Fang fue a recibirla, la gente de la corte se horrorizaría porque el Príncipe Heredero le mostrara tanta deferencia a una comerciante, pero a él lo horrorizaban más ellos con sus intrigas por poder. Y la mayoría de las veces, olvidaba su estatus porque se sentía más un exiliado que otra cosa. Sin embargo, ver a Báixuě lo animó.
Ella le hizo una leve inclinación al verlo.
-Su Alteza – lo saludó.
-Pasemos al interior, así entra en calor- Ella sonrió levemente ante la invitación y Wu Fang casi que adivinó su pensamiento, ella, a diferencia de él, estaba acostumbrada a aquel clima.
-Gracias- respondió cortésmente y lo siguió. Por primera vez, los guardias que siempre la acompañaban no los siguieron.
Al entrar en la residencia, lo primero que hizo Báixuě fue mirar el tablero como si quisiera asegurarse que las piezas estuvieran en el mismo sitio que las habían dejado.
-He estado esperándola- dijo él.
-Me alegra, he estado pensando en muchas posibles jugadas cuando tenía tiempo libre.
-¿Tiene demasiado tiempo libre? – preguntó él mientras casi automáticamente empezaba a preparar el té y ella se acomodaba.
-No, no demasiado realmente, pero cuando lo tengo, pienso en las jugadas, me ayuda a calmar la mente. Y hace años que no encuentro un digno contrincante con quien jugar- dijo ella y él le sirvió el té.
-¿Eso sirve para que me haga descuentos?- preguntó y la hizo sonreír.
-¿Qué necesita vez, Alteza?
-Caballos, como los suyos- ella lo observó un instante como si midiera si aquel pedido transgredía alguna regla o no.
-¿Se puede? – preguntó él notando su duda.
-Creo que está muy al límite de la regla.
-No son armas- discutió WuFang.
-¿Para qué van a ser usados?
-Para cabalgar – respondió él con fingida inocencia mientras tomaba un trago de té.
-Se puede, pero son muy caros, su Alteza.
-Lo sé- dijo él, conocía de caballos, en palacio tenían los más finos y caros, y también sabía de caballos para la guerra.
-No, no lo sabe- dijo ella- no son solo caros por su precio, también por su alimentación, comen mucho y no cualquier cosa, por eso no son tan aptos para el ejército. Y su pelaje grueso también necesita cuidado extra, es verdad que son resistentes como ningún otro para este clima e ideales para nosotros que recorremos largas distancias, pero no sé si sean adecuados para lo que usted los quiere.
-¿Cuánto?- preguntó él y ella dijo el precio de cada animal, se sorprendió por la suma. Era cierro que no era algo que pudiera permitirse ahora, no al menos para formar un grupo caballería como había imaginado –Son caros- admitió y se burló de sí mismo, siempre había podido tener todo lo que el dinero pudiera comprar, ahora debía cuidar sus gastos. Y también había entendido que el dinero que el manejaba venía muchas veces de un pueblo que no podía comer, que no tenía medicación o se veía obligado a vender a sus hijos, no debía ser malgastado.