El Final Del Cuento De Hadas

08

Siempre supo maquillar su crueldad con unos cuantos "perdón", y unas cuantas palabras de amor

Estábamos en la sala con Fran, ella viendo tele y yo tratando de trabajar un poco. Por cierto, trabajaba como secretaria para la Company Editorial L.A. Lo que amaba de mi trabajo, es que me llevaba bien con todos, hasta con mi jefa, era la mejor. Recuerdo que me invitó a su boda y al cumpleaños número 10 de su hijo, claro en ese tiempo su hijo se llevaba bien con Fran. Ahora él debía de tener unos 13 años, ya que era mayor que Fran por dos años.

Estaba tan concentrada en mis pensamientos que me di un susto cuándo sonó el timbre de la entrada. Con Fran nos miramos al mismo tiempo.

Me levanté, acomodé mi ropa y fui a ver. Al abrir la puerta, me encontré con la persona que menos esperaba encontrarme

—Sarah, ¿podemos hablar por favor?—preguntó Caleb

—Veo qué además de un patán, eres un mal educado. Se dice hola y se pregunta cómo se está a la otra persona. Y, respondiendo a tú pregunta, no—estaba por cerrarle la puerta, cuando puso su pie impidiendo mi acto

—Hola Sarah, ¿cómo estás? ¿Será qué me regalas unos cuántos minutos de tus preciado tiempo para hablar?—me puso ojitos de cachorro

—Está bien, hablá rápido. Tienes 3 minutos—dije saliendo, mientras cerraba la puerta tras de mí

—Okey—suspiró—perdón Sarah, mi intención jamás fue desaparecer así—lo miré alzando una ceja y estaba por decir algo, pero me interrumpió—no, déjame hablar. Tengo solo tres minutos. Tuve una urgencia de trabajo y tuve que salir de la ciudad, no te pude avisar, luego se me rompió el celular y no había forma de comunicarme contigo porque no me sabía tu número. Perdón, ¿si?

—¿Me quieres ver la cara de estúpida?—dije mientras me cruzaba de brazos, y luego recordé una frase que escuché decir a Fran en español y que la regañe, pero que de todas formas me parecía una buena frase para estos momentos—Chinga tu pito pendejo—estaba dispuesta a entrar a mi casa cuando él me agarro del brazo

—Sarah... Por favor—dijo con cara de arrepentimiento. Ja. Pobre de él si cree que le creo

—¿Y Facebook, instagram? ¿Nada de eso se te ocurrió?—pregunté poniendo mi mejor cara seria. A él pareció haberle caído un balde de agua fría—Adiós Caleb—me giré

—¿Qué tengo que hacer para que me perdones?—preguntó antes de que entrara a mi casa

—Demostrar que no eres la persona que estoy empezando a creer—y acto seguido cerré la puerta

Volví a mi lugar en la sala y retomé mi trabajo. Hasta que escuche una tos falsa y me giré hacía Fran

—¿Qué?—le pregunté viéndola con curiosidad

—¿Quién era?—preguntó mirándome curiosa también

—Ah. Nadie importante—dije quitándole importancia

—Mamá, vi que era Caleb. ¿Por qué estás enojada con él?—preguntó ella

—¿No es motivo suficiente, que no haya sabido nada sobre él por una semana? Si cree que soy un juguete que puede dejar por ahí cuando se aburre y volver a jugar con el cuando se le de la gana esta equivocado—me cruce de brazos y solté un suspiro de frustración—Además, con unas excusas tontas y un simple perdón no basta para que lo perdone—le sonreí

—¿Y qué tendría que hacer para que te perdone, por ejemplo?—preguntó ella apoyando su mano en su cabeza y viéndome mejor

—¿Y por qué habló de esto con mi hija de 11 años?—pregunté

—Justamente porque soy tu hija. Y a mi es a quién más le importa tu vida amorosa mamá. Dale una oportunidad—dijo encogiendose de hombros

—Sólo si se la merece. Además, no creo que vuelva a buscarme. Ya, sigue en lo tuyo y yo seguiré en lo mío
Suspire mentalmente rogando porque haga algo que me hiciera cambiar de opinión. Porque en serio me gustaría perdonarlo y que todo vuelva a ser como antes

A la mañana siguiente

—¡Fran, apura que el autobús ya va a llegar!—grité hacía las escaleras, para apurar a Fran

Era lunes por la mañana. Me había desvelado trabajando. Pensando. Variando por ahí. Y cuando me fui a dormir, eran las 4am. Si, así es, me había quedado dormida. Por ende, Fran también, y ahora se nos hacia tarde

Fran bajó las escaleras como pudo y la ayudé a llegar a la cocina rápidamente.

La ayudé a sentarse en el taburete y le puse el plato de waffles con un huevo revuelto en la isla, me moví rápidamente hacia la heladera y saque la jarra con jugo y lo verti en un vaso y se lo serví

—Estas más linda que nunca hoy, me gusta como te queda el cabello suelto—le sonreí mientras veía cómo ella trataba de comer todo velozmente



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En el texto hay: romance, misterio y drama, dolor y odio

Editado: 15.02.2020

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