El Final Del Cuento De Hadas

11

Nunca seremos mundos separados, por más que tú quieras o lo desees, pero cariño, tú seguirás siendo mi estrella 

CALEB 

 —Así que... ¿Viste a Aria con otro?—dije acomodándome mejor en mi asiento frente a su escritorio  

Vi como James se recostaba en su silla giratoria y cerraba los ojos con frustración

—Si, ¿y a que no adivinarás con quién?—dijo con burla y cierto enojo

Me quedé en silencio unos segundos pensando quién podría ser, pero al no llegar a ningún pensamiento, me encogí de hombros  

—Ni idea, ¿quién?—dije curioso

—Alex Skrein—dijo con tono de burla

Mi expresión cambió radicalmente

—Así que ya no anda detrás de Sarah ¿eh?—me reí— ¿Ahora quién se ríe de quién?—volví a reírme de James, quién me tiró un bolígrafo a la cara pero logré esquivarlo. Volví a recobrar la compostura y lo miré seriamente—creí que ya la habías superado hermano, ya pasaron, ¿qué? ¿16, 17 años?—dije mientras suspiraba

—Lo sé, yo también creí que la había superado, pero... Al verla ahí, sonriendo con ése imbécil, no lo sé, me dieron tantos celos. Pero no pude hacer nada—dijo mientras golpeaba su escritorio con las manos hechas puños—pero que no se descuiden, ninguno de ellos. Pronto volveremos a sus adoradas vidas, y cobraremos venganza por todo el daño que nos hicieron todos ellos. Que Aria no se descuide, que tenga muchos ojos en la espalda, que pronto volverá a ser mía, pronto volverá a caer rendida a mis pies—dijo James con una sonrisa que conocía muy bien, con una sonrisa que gritaba problemas

—Calma hermano, no creo que sea momento de atacar, es mejor que sigan creyendo que todo esta bien, que nosotros nos desistimos de ellos por el simple hecho de que están rodeados de policías—dije sonriendo pícaro 

—Estas muy tranquilo, porque Skrein ya no está detrás de Sarah, sino de Aria ¿no?—dijo James con molestia 

—No, porque créeme que sé que no es así. El estúpido de Skrein sigue detrás de Sarah, estoy muy seguro de ello, pero también estoy seguro que a Sarah no le pasa nada con él; por eso estoy tranquilo—sonreí satisfecho 

—Imbécil—murmuro James para luego volver a verme—¿entonces tú sabes cuál es el mejor momento para atacar?   

—No, pero no creo que el mejor momento sea a base de tus enojos y celos de niño chiquito, ¿no crees?— me levanté de mi asiento dispuesto a irme, hasta que James habló

—Está bien. Por primera vez, actuaremos cuando tú quieras y cómo tú quieras. Pero sólo, porque todo esto es por ti, ¿está bien? 

Giré mi cabeza sobre mi hombro y le sonreí de costado, para luego asentir una sola vez con la cabeza y salir del despacho de James

Si en algo tenía razón James, es que todos ellos debían de tener ojos en la espalda. Porque en cualquier momento podríamos aparecer nuevamente, y ni crean que se salvaran tan fácilmente esta vez. Todos ellos pagarán todo el dolor que nos causaron, eso es más que seguro 

SARAH

Sentía todo mi cuerpo extremadamente pesado. Sentía que no podía moverme con facilidad, pero sobre todo, sentía que la cabeza me iba a explotar. Hace tanto tiempo que no me sentía así de mal.

Vi la hora en mi alarma y apenas eran las 10am. Mierda, se me hacía que ya eran las 5 de la tarde. Quería levantarme de la cama, pero no sentía las fuerzas suficiente para hacerlo, hasta que una fuerza mayor, unas fuerzas supremas me hicieron levantarme y salir corriendo hacía el baño. Al llegar a él, corrí hacia el inodoro y levanté la tapa, para empezar a devolver toda la cena. Mejor dicho, empecé a devolver todo lo que comí en la semana, o hasta incluso, todo lo que comí en el año.

Mierda, odio estar enferma. Tiré la cadena y fui a lavarme las manos y me cepillé los dientes tantas veces hasta que el sabor al vomito desapareció. Luego de eso, decidí lavarme la cara, una vez que lo hice, por primera vez desde que llegué aquí me miré al espejo, ¡carajo!. Me asusté con mi propio reflejo. Estaba más blanca de lo normal y el único color que tenía en el rostro, era el color morado intenso de mis ojeras, tenía los labios resecos y el cabello hecho un desastre. Sí, definitivamente estaba enferma.

Estaba por salir del baño, pero no pude, ya que me dieron ganas de devolver nuevamente. Así que, de nuevo volví al inodoro. 

Que hermosa mañana, que hermoso despertar - pensaba

—¿Sarah?—escuché que golpeaban la puerta del baño—¿Sarah, estás bien?—lo raro era que no lograba reconocer aquella voz masculina

—Sí—dije medio afónica, una vez que dejé de devolver y acto seguido tiré la cadena



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En el texto hay: romance, misterio y drama, dolor y odio

Editado: 15.02.2020

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