El fracaso de Katty Thomson.

Capítulo 5:

Últimamente me encontraba feliz, tengo nuevo nuevos amigos y me reencontré con Jake en un ambiente sano de mi vida, por primera vez. Habíamos logrado convencer a mi padre con un poco de chantaje emocional para que me dejara trabajar y estudiar semiparcial, hoy tendría que asistir a completar mi inscripción, sin embargo, mis cólicos juntado con el resfriado me estaba matando.

 

  • ¿Kat? ¿Estás lista? — la cabeza de Aby apareció entre la hendidura de la puerta.

 

  • Me siento tan fatal que no puedo ni maquillarme — me quejé sentada en la cama. El suéter cuello alto blanco y los jeans me cubrían suficiente en invierno como para no empeorar.

 

Soltó una linda risa antes de tomar el cepillo de la cómoda y empezar a peinarme — Te has enfermado terrible esta vez, no sueles hacerlo mucho.

 

Me quejé ante el tirón de cabello — Auch.

 

  • Si te quejas, no lo hago — su tono de advertencia me hizo callar.

 

  • Vale — vi la nieve caer a través de la ventana — ¿segura qué quieres llevarme a la uni en tu día libre?

 

  • Seguro — me sonrío, admirando su peinado. Tenía un moño alto con algunos mechones fuera en mi frente y la mitad de mi cabello suelto, me veía más alta — además, quiero asegurarme de que todo salga bien para que puedas empezar el segundo periodo correctamente después de las vacaciones.

 

  • Siempre tan controladora.

 

  • ¿Segura qué quieres maquillaje? — asentí — tienes el rostro irritado.

 

  • Solo corrige mi piel y labial, por favor.

 

  • Vale — empezó a tapar mi horrible rostro rojizo — ¿estás saliendo con Jake?

 

Me alejé, viéndola con el ceño fruncido — ¿Estás loca, cierto?

 

Revolvió mi bolsito buscando mi labial vinotinto — Se quedó aquí ese día, se han visto varias veces, hablan mucho por celular.

 

Me sonrojé — Solo somos amigos.

 

Soltó una carcajada — ¡Te gusta! — chilló saltando alrededor de mi cama.

 

  • Cálmate, pareces de diez — rodé los ojos — deja la tontería, Jake tiene novia y le pedirá matrimonio

 

  • Ahh — hizo un puchero — ¿Y sí sales con Iván?

 

  • ¿Iván? — abrió los ojos, sorprendida. Quise darme un golpe, mi voz había salido chillona y nerviosa.

 

  • ¡Jodeeerrr! — se palmeó la cara — ¡Te gusta nuestro gordito!

 

  • ¡No es nuestro gordito! — chillé de nuevo.

 

  • Bueno, me refería a de los chicos y mío, no tenías que sacar las garras, chica — la muy descarada se retorcía de la risa.

 

  • Te sigues riendo y le diré a papá que tu casi prometido no te pareció nada feo — entrecerré los ojos.

 

  • ¡Eso no se hace! — gritó altísimo.

 

  • Ya, no te alteres — dije con fastidio, sobándome los oídos — tu voz es tan molesta, necesitaré algo para la migraña.

 

Me dio un golpe en la cabeza — Vamos.

 

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, nos conseguimos al pelinegro y a Jake con dos grandes cajas — ¿Jake? — lo llamé curiosa, volteó a verme con una gran sonrisa.

 

  • ¡Oh! ¡Hola, chicas! —saludó con una agradable sonrisa.

 

  • ¿Mudanza? — preguntó mi hermana, no muy feliz.

 

  • Sí — señaló con la cabeza la puerta abierta del apartamento al lado del ascensor, justo al frente del nuestro — él es mi hermano, Adrián.

 

Bajó la caja, tomando la mano de cada una para dejar un beso en el dorso — Es un gusto.

 

Volvió a tomar la caja, su gesto era serio, algo frío — Bueno, nosotras los dejamos. Debemos ir a inscribirme en la universidad — sonreí.

 

  • ¿Al final de primer trimestre? — preguntó el pelinegro con el ceño fruncido.

 

Miré a Aby, pidiendo auxilio — Estudia de forma virtual, comenzará el semipresencial en el segundo periodo.  

 

  • ¿Qué estudias? — preguntó con un gesto más ¿amable?

 

  • Artes musicales — respondí intimidada.

 

Su mirada se iluminó — ¿Sabes bailar?

 

Me sonrojé, acercándome un poco a mi hermana — sí, soy buena en varios géneros.

 

Me dio una gran sonrisa — ¿Das clases? ¡En serio quiero aprender a bailar!

 

Los tres lo vimos sorprendidos — Adrián ¿Te sientes bien?  

 

  • ¿Te sientes bien? — interrogó Jake con curiosidad.

 

  • Cállate — gruñó con gesto serio.

 

  • No doy clases, pero me gusta bailar, podría enseñarte lo que sé — murmuré avergonzada.

 

  • ¡Gracias, sería genial! — me regaló una gran sonrisa.

 

  • Debemos irnos — la mirada de mi hermana era seria, casi furiosa ¿La había cagado?

 

Dejó la caja en el piso, haciéndole una leve reverencia a mi hermana. Miré a Jake, el cual se encogió de hombros — Sé que no nos agrada lo que hacen nuestros padres, estuve de acuerdo por el bien de nuestras familias, pero ahora que está roto, me gustaría que fuéramos amigos.




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