Capitulo II

Capitulo II

Después de tranquilizarme un poco y estar en silencio en mi bañera, y conseguir un poco de paz para mi mente y cuerpo, decidí salir a dar mi reporte, me puse otro de mi incontables uniformes, pero esta vez me hice una moña solamente, llevaba conmigo las armas de los atacantes, no sin antes hacer una copia del emblema de estas, solo con el fin de conseguir información por mí misma, entonces al llegar a la dependencia del primer guerrero, le comenté todo lo sucedido con los atacantes, los agujeros en la muralla y entonces saque las armas.

- Estas armas, poseen el mismo emblema de un triángulo delineado de color negro.

- No he visto ese emblema en mi vida.

- Señor, ¿usted cree posible que hayan ingresado por arriba del ala sur de la muralla?

- No sé, General, pero ya mande a reforzar la seguridad en esa zona, así no tendrán la oportunidad de hacerlo

- En caso, de que no lo hayan hecho ya

- Señor, que pensaban hacer con un ataque tan pobre, solo seis hombres.

- No sé General, pero tenemos que averiguarlo lo más pronto posible.

- ¿El rey está enterado de esto?

- Si ya está en conocimiento, y estoy preocupado de un ataque en cualquier momento, además de no tener ningún tipo de conocimiento de con quién estamos tratando.

- Estoy de acuerdo con usted Señor, además en este momento estamos recibiendo nuevos soldados y no son experimentados, además les hace falta mucho; los atacantes de hoy no eran principiantes, si casi uno de mis hombres no puede con uno de ellos, imagínese el resto. Entonces Señor, ¿cuál es el plan?

- Voy a tener que recurrir al general de segunda generación

- ¿Cómo así? !Pero no es el hombre que perdió frente al segundo guerrero en la competencia¡

- No general, en realidad el general fue el ganador, pero dimitió de su puesto de segundo guerrero, porque no quería estar aquí en la guardia, quería estar allí afuera defendiendo a los pueblos del reino.

- Y si está capacitado para esto Señor

- Claro general, es un excelente estratega, guerrero y mucho más, ahora que lo pienso es muy parecido a usted.

- Bueno Señor, si usted cree que será de ayuda, cuenta con todo mi apoyo.

- Entonces Señor si necesita nada más me retiro.

- Gracias General.

Pasaron unos cuantos días con normalidad, no se volvieron a abrir las puertas, todos seguíamos asistiendo a la sala de entrenamiento, pero claro ninguno de ellos o la mayoría sabían lo que en realidad estaba pasando, mientras tanto yo había ocupado más de mi tiempo en entrenar mi velocidad, mi fuerza y todo lo posible; yo seguía obsesionada tratando de encontrar información sobre ese maldito emblema, el cual no me podía sacar de la mente, porque incluso soñaba con él, y lo más extraño de ese sueño, era consciente del significado del emblema y este se encontraba incompleto, en el momento en el cual iba a mencionar el nombre del reino, me desperté abruptamente, como si alguien me hubiera golpeado en la cabeza, y no pude conciliar el sueño nuevamente, así pues, me dispuse a quedarme ahí tumbada en la cama, mirando al techo mientras llegaba el tiempo de salir a correr.

Llegada el momento más esperado del día, me puse un pantalón de color azul con gris, una camisa sin mangas y la capa alta, uno de los cuales mi padre me había regalado, pero de cuales me quedaban un poco a la talla, pero no quería desperdiciar tiempo buscando otro, entonces decidí salir así, no sin antes ponerme la barretina.

Salí y nuevamente la vida empezó a hacer estragos en mí, el viento empezó a arrancarme sonrisas como si fuera el mejor amante para mí, el frío era como un abrazo para mi cuerpo, aunque en ocasiones fuera el culpable del dolor muscular, así empecé a calentar, moviendo cada parte de mi cuerpo, este día a pesar del inicio poco tranquilo, estaba lista para correr hasta desmayarme, entonces empecé primero lento y después más rápido, hasta mi velocidad favorita, tan rápido como para poder simular el vuelo de las aves, pero de la nada sale frente a mí un hombre más alto comparado conmigo, y nos chocamos de una forma tan brusca y violenta, debido a la velocidad de ambos, que salimos disparados a lugares opuestos y de pronto, olvidándome del dolor y sintiéndome embargada por la ira de ser interrumpida en momento tan íntimo, así que me acerque a aquel desconocido gritándole.