Ya en la mañana, el sonido de mi despertador me levanta, son las siete en punto, una gran pereza invade mi cuerpo impidiendo que me despegue de la cama, mis ojos aún cerrados suplican que no los abra. Me mantengo en esa lucha durante los próximos cinco minutos, cuando la alarma vuelve a sonar y así, sin más remedio, habiendo perdido, me levanto en su busca; aún somnoliento y tratando de mantener mis ojos abiertos lo más que puedo, alcanzo mi celular y lo desactivo. Seguido a esto, me preparo para ir a la universidad.
«No quiero ir...»
Si el curso de hoy no fuera uno de los difíciles y más importantes optaría por faltar, pero al no ser ese el caso, no tengo más remedio que asistir.
«Qué pereza...»
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Estando ya en el autobús, me doy cuenta de que una compañera ha subido; no hablamos muy seguido ya que nuestros grupos no son los mismos, pero aun así no nos llevamos mal, al menos eso creo.
De ropa casual y teniendo una buena talla, hace que su presencia no sea del todo desapercibida por el resto de personas. Noto que empieza a buscar un lugar donde sentarse, sin encontrar ninguno adelante, empieza a mirar hacia donde estoy, entonces nuestras miradas se cruzan. Al parecer me reconoce, por lo que saludo haciendo un pequeño movimiento con mi mano, ella responde y se acerca; me pregunté por qué, pero al cabo de unos segundos lo descubro, a mi costado hay un asiento disponible.
Estoy en la parte de atrás del transporte, en donde hay cinco asientos juntos, a mi lado hay un señor y al lado de ese señor está el asiento vacío.
—Hola Axel —dice mientras sonríe y aparecen sus hoyuelos.
—Hola, Arami.
Después de ese pequeño intercambio de palabras, guardamos silencio y seguimos cada quién en lo suyo, ella se sienta y yo dirijo mi mirada hacia la ventana.
No hay incomodidad en dejarlo así, después de todo no somos muy cercanos como para intentar fluir una conversación, pero al parecer el señor que está en medio, no piensa igual, ya que ni bien ve un asiento disponible más adelante, se levanta y se va.
Ahora hay un problema, un asiento disponible en medio de dos "conocidos".
Yo no puedo acercarme, no tengo nada que decir o hacer una vez que me mueva, sería muy incómodo para mí hacer eso ya que estoy cerca a la ventana, así que ahora solo queda ella.
Sé que también lo ha pensado, así que solo le queda hacer su "movimiento".
Está en el medio de los cinco asientos, lo cual es incómodo por varias razones:
No hay de dónde agarrarse cada vez que el bus frena.
Cada vez que pasa por un rompe muelle, te mueve de tu asiento por lo que hay que estar acomodándose a cada rato para no caer.
Y último, no puedes ver por las ventanas sin que el que esta a tu lado piense que lo estas mirando.
Mientras pienso en esas trivialidades, Arami al parecer toma su decisión y se acerca.
Ambos nos miramos y mostramos unas pequeñas sonrisas, así hacemos que sea menos incómodo, luego de eso, sin nada que decir, vuelvo a mirar hacia la ventana.
Arami es un poco reservada y no es de hablar mucho cuando no hay una razón, por lo que forzarla a hablar de x cosas, solo la haría sentirse más incómoda, conozco eso de ella por lo que me mantengo callado.
—Uhmm...
Murmura ella, haciendo que voltee, la miro y parece avergonzada, pero también veo que quiere decirme algo.
—¿Qué pasa Arami?
La veo tomarse su tiempo para responder.
«Así que sí tenía algo que decir, ¿qué será?»
—¿Qué piensas sobre... planear un viaje para fin de ciclo?
—¿Eh, sólo nosotros?
Me pareció raro, así que quise aclarar su propuesta, después de todo yo...
—¡Ah! —se sonroja.
Al darse cuenta de que levantó mucho la voz, se detiene y prosigue más calmada.
—No, no, lo siento; quise decir con todo el salón —responde soltando un suspiro de alivio.
—Ah, entiendo, sí, sería una buena idea. ¿Ya escogiste un lugar?
—Sí, pero, ¿puedes guardar un secreto?
«¿Qué podrá ser...?»
—Sí.
—Es que verás... gané unas entradas y pues... quise invitar a Santiago, pero... no sé si él vaya a aceptar si sólo lo invito a él.
«Así que es por eso».
Se difundió un rumor en la clase, sobre que a Arami le gusta Santiago, pero en ningún momento ellos han conversado. El ciclo se acabará pronto y no es seguro si en el siguiente, ambos coincidan en algún curso, por lo que esta salida es la última "jugada" de ella para poder hacer algo.
«¿Entradas gratis? Podría ser...»
Una pequeña esperanza nace en alguna parte dentro de mí, tal vez Arami vio el mismo anuncio que yo y gano entradas. Si ese es el caso, ¿cuántas entradas ganó? y ¿quiénes irán aparte de Santiago?
«Olvídalo, es muy probable que ese no sea el caso, a lo mejor es de algún lugar ya conocido».
Estando ya un poco más calmado, alejo esos pensamientos y me concentro en su pregunta.
—Sí, creo que él estaría de acuerdo.
A diferencia de Arami, Santiago es un amigo cercano, un integrante del grupo al que frecuento. Sé que a él le encantará esta propuesta.
—Está bien, entonces hoy lo propondré —responde decidida.
«Sí que va en serio».
Siendo ella alguien tímida, el tomar esa iniciativa y hablar en frente de todo el salón es algo que habrá de haberlo pensado mucho.
Quise preguntarle el nombre del lugar al que pensaba ir, pero me contuve.
«Al fin y al cabo, hoy lo sabré».
—¿Me podrías ayudar? —pregunta mientras mira hacia el piso.
—Sí, claro, cuenta conmigo —sonrío.
«Después de todo se está esforzando».
—¡¿D-de verdad?! ¡Gracias Axel! —sus ojos se muestran muy vivaces, al mismo tiempo, una gran sonrisa enmarca su rostro.
Hemos llegado a nuestro destino, así que empezamos a bajar; el paradero, como siempre, está repleto, en su mayoría de estudiantes.
—Entonces, ¿cómo deseas que te ayude?
—Solo deseo que alientes a tu grupo y así apoyen la propuesta.
Editado: 10.10.2021