—Aventureros, hemos llegado. Como verán a través de sus ventanas, lo que se aprecia a primera vista son edificios abandonados. Pues sí, estos son lo que nos impiden llevarlos directamente hacia la entrada, por lo que aquí termina mi labor. Por supuesto, el dueño les ofrece una sincera disculpa por este percance. Para explicar un poco la situación, estos edificios empezarán a ser derrumbados desde mañana, con el fin de que la entrada al parque sea directa para el día de la inauguración. Si los demolieran antes, ustedes habrían tenido que caminar por encima de escombros y esa no era una opción. Agradecemos su comprensión, buen viaje jóvenes aventureros.
Con eso, la puerta del bus se abre y empezamos a bajar; nuestras cosas ya habían sido puestas fuera, al parecer el chofer las empezó a bajar mientras el encargado nos hablaba. Están puestas al borde de un gran piso plomo que tenemos que caminar antes de llegar a los edificios. Todos empiezan a coger sus pertenencias para finalmente empezar a caminar; viendo que todos se amontonan, mi grupo decide esperar hasta el final.
—No me mencionaron nada de esto cuando conversé con ellos —dice Arami mientras observa los edificios abandonados de enfrente.
Ella había empezado a caminar, pero después unos pasos, se detuvo para hacernos ese anuncio.
«Sí, tampoco me agrada la idea de que nos lo ocultaron, espero que sea lo único».
—Bueno, creo que deberíamos avanzar; estar aquí parados no hará la diferencia —sugiere Abraham, quien con su grupo toma la delantera.
—Sí, vamos todos —dice Roxy, una integrante del grupo de Addy.
Mientras todos comienzan a caminar, Arami aún se mantiene en su misma posición, nuestro grupo que ya había recogido sus cosas, avanza y la comienza a rebasar.
— ¿Vamos, Arami? —pregunta Santiago quien se detiene a su lado.
Su repentina invitación nos toma por sorpresa. Volteamos a mirarla y del trance en el que se encuentra, al notar que su crush le habló, vuelve a la realidad. Con un rostro sonrojado voltea y lo mira directamente a los ojos.
—S-sí.
Y con eso, Arami comienza a caminar cerca de Santiago.
Tal vez el hacer esto no estuvo en los planes de ella, pero sin querer funcionó; ahora están caminando juntos. Nosotros, que estamos cerca, ralentizamos nuestro caminar y los dejamos avanzar. Sin decir nada, intercambiamos miradas confidentes acompañadas de sonrisas.
A nadie le disgusta la escena que vemos enfrente puesto que Arami es una buena chica; recibió la aprobación de todos nosotros desde antes de que sucediera la invitación.
Mientras nos acercamos a estos grandes edificios, pude verificar que en verdad son antiguos; los colores desgastados en cada uno de ellos lo evidencian.
«Quince».
Empecé a contarlos mientras miraba los alrededores. Más lejos, en donde se acaban los edificios, no se ve nada más que arena muerta, lo que explica por qué el bus no lo rodeo, era probable que quedara atascado.
Estos tienen una forma rara, pues no se puede ver una puerta en ninguno de ellos; las ventanas están colocadas como si no siguieran un orden, como si no fueran necesarias en cada piso.
«Parece ser solo fachada, tal vez adentro este todo vacío».
De un edificio a otro hay un espacio aproximado de metro y medio, su altura se puede comparar a un edificio de siete u ocho pisos aproximadamente, de largo es inmenso, desde donde inicia hasta el otro extremo donde se supone está el parque, son como unos cincuenta metros de distancia. La forma en general de todos los edificios parece como si hubiese sido inspirada en algún dibujo.
«Que raro».
Mientras camino en medio de entre estos altos y extensos edificios, me dio una rara sensación, como si este lugar fuera tenebroso por así decirlo. Me siento como si, con cada paso que doy, estoy dejando una parte importante de mí atrás, una que... ya nunca podré recuperar. La luz de la entrada está cada vez más distante por lo que solo nos rodea un ambiente parecido a un otoño, así sin hojas y sin... vida.
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—Tengo la sensación de que el lugar se puso helado, estoy empezando a temblar —ya estando por la mitad, Freddy quien también es integrante del grupo de Addy, hace esa declaración.
El estar caminando aquí rodeados de dos grandes muros, impide que los rayos del sol nos alcancen, lo cual deja sólo las corrientes de aire que ingresan por los lados, dando una brisa helada; se puede escuchar un pequeño sonido producto de la fuerza con la que sopla el viento.
En eso, en un auto reflejo, volteo a mirar hacia atrás ya que una sentí como si estuviera siendo observado, como si alguien me mirara pero... no hay nadie.
«Esto se está volviendo cada vez más extraño...»
«Pero, ¿por qué estoy caminado de último?»
Tal vez solo sea producto del hecho de estar atrás, así que trato de tranquilizarme.
Después de caminar por unos cuantos minutos más, al fin habíamos salido de ese callejón. Los rayos del sol se imponen; achino mis ojos ante ello, miro mi reloj y veo que son las doce y treinta. Luego de acostumbrarme, pude apreciar mejor el panorama; y ahí estaba, frente a nosotros, a unos quince metros, el inmenso Gran Parque Nillo.
Volteo a ver los alrededores, y me fijo en los extremos del parque.
«Son realmente extensos».
No puedo ver el final de cada lado; noto que las paredes no están rectas, sino que el lado derecho está más sobresaliente que el lado izquierdo, por lo que el portón que las une está en cuarenta y cinco grados; de rejas negras y un aspecto clásico pero elegante, la entrada del parque Nillo da una buena primera impresión, encima de ella, justo en el centro, hay una lámpara de forma antigua bien cuidada que se encuentra apagada.
—¡Bien, no hay cola! —dice Abraham mientras corre hacia la entrada.
Todos nos reímos ante su obvia declaración, pues es notorio su sarcasmo.
—Sí... Es bueno saber que no tendremos que esperar en este sol para entrar —responde Santiago, quien al parecer se lo tomó en serio.
Editado: 10.10.2021