El Gran Parque Nillo

Capítulo 7: El gordo Ling

Divago un poco por el lugar antes de saber qué es lo que haré durante todo este tiempo, avanzó hacia los vestidores para cambiarme y entrar nuevamente a la piscina. 
Estar solo hace que note cosas que antes pasaban desapercibidas, como lo son, el ruido de mis pisadas, la brisa del viento al pasar y el impacto de las olas artificiales; al llegar, coloco la mochila en la larga banca de fierro provocando eco en todo el lugar.

«¡Mierda!».

A pesar de que estos ruidos yo los provoco, igual me atormentan. Sé que estoy solo, pero aun así, siento como si me estuvieran observando. 
Tratando de quitarme esa sensación, salgo de los vestidores y voy hacia la piscina, con un salto me zambullo y buceo hasta la parte centro de la piscina, dejo que mis fuerzas se acaben antes de parar, esto hace que la tensión se vaya y así mi cuerpo cansado obtiene toda mi atención, trato de relajarme, floto en medio de la piscina, cierro mis ojos y intento tomar una pequeña siesta.

«Tal vez...»

Me surge una idea, pensando en ello me dirijo hacia la cima del tobogán más grande, antes, cuando trate de ver que había en la segunda división no logre ver nada, solo oscuridad, pero esta vez, estando los demás allá, puede que si vea algo. Subiendo a paso lento por lo cansado y también por matar el tiempo, evito apurarme y tomo un paso a la vez.

Parándome en el filo y mirando hacia el lado este del parque, al fin llego a la cima, miro hacia donde esta la segunda división se encuentra, con un poco de decepción logro ver... lo mismo de antes.

Como si una manta negra cubriera lo que hay allá, me impide observar aquel lugar.

«Quizás... allá no hay nada».

Pensando en eso miro hacia abajo, las luces led y las olas siguen funcionando, pero aparte de eso, todo lo demás está quieto, apreciando ese panorama, me siento al filo del piso del tobogán, mis pies cuelgan. A pesar de ser una gran altura y de provocar pavor a cualquier que vea el suelo desde aquí, a mí me encanta, en realidad, estar aquí se siente bien, sin duda es uno de mis lugares favorito.

«Los edificios de afuera... aún tienen sus luces prendidas».

Desde aquí también se puede ver lo que está fuera del parque.
Ese lugar, a pesar de haber pasado por ahí una sola vez, lo que siento es extraño, al mirarlo y apreciarlo por un momento.

«Se siente... familiar».

No he estado nunca allá, pero al ver sus ventanas iluminadas siento una nostalgia que no puedo explicar.

—Ese lugar, sí que es realmente misterioso. —murmuro —Billie...

Aunque hable en voz baja, mi voz hizo más ruido de lo que espere.
Recordando lo que pasó, me pregunto: ¿qué habrá pasado con ella?, por alguna razón me siento más inquieto de lo normal cada vez que pienso en eso.

«En realidad...»

Antes, me había dado una excusa consuelo para no estar preocupado, y esa era la teoría de Asdy, en la que ella al igual que sus amigas, trabajan aquí y que las veré luego. Pero en realidad dudo de ello.

«Esos seres que vi antes... ¿si fueran reales?, tal vez Billie... fue atacada por ellos, tal vez ahora ella este...».

«No, eso no pudo pasar».

«No».

«¡No!»

—¡Rayos!

Habiendo perdido la calma, imágenes de Billie siendo atacada por esos seres pasan por mi mente una y otra vez, como si en realidad eso hubiera pasado.
¿El por qué no actué en ese momento? Pues, fueron por dos cosas, increíblemente, la fuerza del señor de los tickets es inimaginable, aquel brazo suyo no se movió por ningún instante, por lo que no pude salir, y dos, no tuve escalofríos lo que me hizo bajar la guardia y confiar en sus palabras al decirme que no me preocupara y que luego la vería.

Tratando de ya no pensar en eso, pues no puedo hacer nada ahora, me levanto y entro en el tobogán.

Llegando a lo profundo de la piscina, observo todo desde aquí abajo, el agua realmente cristalina se mantiene aún después de todo lo que hicimos en ella. En eso, un recuerdo surge en mi mente.

«Le había dado mi número, tal vez tenga un mensaje de ella escrito».

Antes, cuando me llamó Yeili, note que no tenía llamadas o mensaje de texto por lo que no revise a profundidad, pero ¿y si Billie me mandó un mensaje por WhatsApp?

Trato de salir a toda prisa, comienzo a nadar hasta la superficie; la piscina no es tan profunda pero en este lado, donde las caídas de los toboganes se dan, son especialmente más profundas, en especial de esta que es la más grande, tiene seis metros de profundidad.

Estando ya en la superficie, doy un gran respiro, retiro mi cabello de mi cara y parpadeo un par de veces. Trato de nadar para ir en busca del celular pero algo me impide avanzar, algo raro, hay un cambio en la piscina.

«¿Quien subió la temperatura?»

El agua de la piscina tiene una temperatura ambiente, pero ahora está más que tibia y sigue de poco en poco aumentando, tanto, que vapor se ve saliendo de esta.

«¿Hay alguien más aquí?»

En eso, sin razón alguna comienzo a temblar, sentimientos extraños surgen, un vacío dentro de mí se hace presente, comienzo a perder el control de mantenerme a flote.

—Ah... me deberia de medir la próxima vez que beba —me lamento.

Lo relaciono con el hecho de tomar. Entonces, la escena que tengo delante se me hace familiar, es raro, ya vi todo lo que hay aquí, pero... ahora es distinto, como si todo esto...

«Yo, ¿he venido a este lugar antes?»

Imágenes que van y vienen sobre un grupo de chicos y yo jugando aquí inundan mi mente. La interacción es tan cálida, se asemeja a la relación que tengo con mi grupo.

«Ellos, ¿son mis amigos?»

Al ver sus caras, los nombres de ellos aparecen en mi mente, los reconozco, sé quiénes son, sé cómo son sus personalidades, sus gustos y temores, también... sus secretos. Las voces y ruido que hacen al jugar, hacen eco en mi mente. Me quedo congelado por el impacto.

«Estos recuerdos... ¿son míos?»



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En el texto hay: misterio, aventura, suspenso

Editado: 10.10.2021

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