NOTA: Demagogo es similar a manipulador).
La teoría de que solo me atacaban a mi había sido correcta, el mensaje lo dejo más que claro. Hasta ahora solo he sobrevivido por pura suerte, ¿lo mismo pasara con ellos?, ¿Cómo saber si la suerte que tuve hasta esta división también la tendrán los demás?
«Esa noche, ese grito desgarrador...»
—¿Alguna sugerencia? —pregunta Arami, sus mejillas se han puesto un tanto rosadas.
—Si...
Ya que está cooperando tengo que seguir, pero ¿qué digo?
«La estoy obligando...»
—Si bueno, ¿cuál es? —inquietó sonando impaciente.
No es como si nunca hubiera estado con esta presión antes, pero esta vez es distinto, una mala respuesta puede causar problemas irreparables.
«Espera... ¿quién soy yo como para tomar estas decisiones?»
Cierro mis ojos y suelto un poco de aire.
«Vamos Axel, no es el momento para pensar de esta manera. Lo tengo».
—Un anuncio, envía un mensaje al grupo diciendo que ha llegado uno de parte de Nicolai, donde nos informa de que hay un tesoro en la punta de la montaña. Creo que sonara creíble.
Note la avaricia en ellos al entrar a este minimarket, sus acciones serán predecibles ni bien lean el mensaje, irán a por el tesoro.
—Pensaran que es parte del parque y no de nosotros. Está bien, lo haré. —responde mientras saca su celular y se pone a escribir.
No pasa ni medio minuto cuando mi celular vibra, lo saco de mi bolsillo y veo el mensaje.
«Chicos, un nuevo anuncio ha llegado de parte de Nicolai, ha dicho que hay varios tesoros en la cima de la montaña, si lo encuentran podrán llevárselo a casa».
Guardo mi celular y miro a Arami.
«Chica lista».
—Gracias —empieza a caminar en dirección a mi grupo.
Este encuentro ha sido un tanto incomodo, no me gusta obligar a nadie pero hoy lo hice, todo por ayudar a los demás y actuar de una manera moralmente buena, ¿realmente vale la pena? Debería de decirles a todos y si me creen o no, ya es cosa de ellos. Me liberaría de toda responsabilidad y estaría más tranquilo.
«Sabes que no lo harás...»
Me conozco, sé que no haré eso, no crearía el pánico simplemente por librarme de esta responsabilidad.
—¿Realmente crees que estamos en peligro? —pregunta haciéndome detener.
—No sé cómo probarlo, pero estoy seguro —respondo sonando serio.
—Está bien, considero que al principio lo tome por broma, pero ya me estas poniendo nerviosa —su mirada esta fija en el suelo.
—Por eso estoy haciendo esto, no quiero provocar el pánico, al contrario, considero que mientras menos lo sepan, mejor. Por favor, guarda la calma.
—Es difícil ahora que lo sé, pero lo intentare.
—Santiago estará con ustedes, también nosotros estaremos atrás de ustedes, solo espero que los demás grupos no se separen mucho.
—¿Y si lo hacen? —su mirada vuelve a conectar con la mía.
«No quiero decirlo, pero si tengo que escoger entre ustedes y mis amigos, escojo a mis amigos, después de todo, ¿qué diferencia haría yo?»
Por otro lado, no sé si fue mi imaginación o si sucedió, pero note una pequeña sonrisa mientras preguntaba.
—No lo sé... esperemos que eso no suceda —la observo fijamente, he despertado sospechas en ella, espero estar equivocado.
La veo voltear para finalmente dirigirse hacia donde está su grupo.
Hago lo mismo y me acerco al mío. Todos observan mi llegada, parecen ansiosos por preguntar, en especial Santiago.
—¿Lo del tesoro es tu plan? —pregunta Yeili mientras muestra su celular.
A diferencia de antes, parece que ahora esta mejor.
—Sí, ¿creen que funcione? —miro a todos y empiezo a caminar hacia la salida.
No ganamos nada quedándonos aquí, los demás ya han salido y de seguro nos llevan mucha ventaja. Esta conversación la podemos tener mientras caminamos.
—Arami, ¿ya nos vamos? —dice Santiago quien se queda en medio de la puerta esperándola.
Al salir, me encuentro con una tarde fresca, el sol está presente pero no es una molestia y la brisa... nunca sentí una igual en toda mi vida, es tan puro este lugar, por alguna extraña razón en estos momentos siento una inmensa paz.
Miro mi reloj, son las once y cuarenta de la mañana.
—Espérenme.
—No pensábamos dejarte Santi —avisa Xochi mientras extiende sus brazos y muestra las palmas de sus manos.
—Gracias —responde mostrando una gran sonrisa.
Pasan unos minutos hasta que el grupo de Arami sale, nos hacemos los distraídos esperando a que ellos nos adelanten, aunque lo sabe su líder, las demás piensan que todo sigue igual. O al menos eso quiero creer. Otra vez estamos de últimos, pero es porque lo hemos decidido así.
—Los veo luego chicos —se despide Santiago.
—Un momento
—¿Qué pasa Ax?
—Solo asegúrate de no entrar a ningún laberinto, y si Arami o alguien de su grupo trata de hacerlo, has una señal para saberlo —trato de sonar lo más calmado posible, conozco a Santi y sé que su actitud puede cambiar mucho si se asusta.
—Está bien, pero si ya hablaste con ella, ¿cómo es posible que lo haga? —junta un poco sus cejas en señal de confusión.
—Creo que hay un infiltrado. Es raro, pero no hay evidencias de nada más que sus propios comportamientos. Tú confía en mí, descuida, no estaremos muy lejos —admito, al menos mi grupo debe de saber la verdad, sé que no andarán divulgándolo así que está bien.
—Está bi-en —tartamudea.
Es lo que no quería, pero, por otro lado, si empiezo acostumbrar su cuerpo para estas situaciones, en algún momento tendrá una mejor respuesta. Al menos eso espero.
—Tranquilo, recuerda que tienes que proteger a alguien, demuestra que lo puedes hacer —con mi dedo índice choco su pecho haciendo referencia a su amada.
Es un principio básico el de que un hombre quiera ser el protector, ya sea de su amada o de algo que sienta vulnerable. Es ahí donde sacan un poco de valor.
Editado: 10.10.2021