El Gran Reinicio Parte Ii: Declive

Capítulo 4 : Reyes

 

La tensión entre ambos no deja de aumentar desproporcionalmente. Pese a que mantengo una evidente superioridad, sé perfectamente que él posee restricciones.

La Maestra Shiegza finalmente logra reaccionar ante esta anormal situación.

—¡Alumno Griffin retroceda! —grita a viva voz mientras estira sus manos —. “Mandato De Xhalmir, Cuarto Segmento…”.

Su canto es interrumpido dado que Yeverhal arremete contra mí sin previo aviso.

—¡Muere! —vocifera embravecido.

La Maestra Shiegza observa horrorizada cuando mi cuerpo es eyectado violentamente hasta impactar contra la pared.

Yeverhal sonríe eufóricamente al escuchar el sonido de la colisión, contrastando completamente con la expresión de los otros cinco dragones y la Maestra Shiegza.

—¡Alumno Griffin!

—Tranquila Maestra Kójdel, mi Querido jamás sucumbirá por ese simple golpecito —dice Bianca con una mirada serena.

El humo producto del impacto es espeso. Concentro mana en mi brazo derecho y lo abanico con un movimiento suave pero poderoso al mismo tiempo, el humo cede ante la presión que ejerzo.

Aquella sonrisa de Yeverhal es borrada de golpe al ver cómo me encuentro completamente ileso. Sacudo mi túnica y observo a ese sujeto.

—Realmente… realmente eres una decepción. Pese a que permití que me golpearas, solo puedes hacer esto. Patético. —digo con un tono y expresión que expelen desilusión.

Es como si el aire fuera ahogado de un segundo a otro. Ha caído ante mi básica provocación. Él toca su pecho con una ira sofocante.

—¡Yeverhal no lo hagas!

La cálida expresión de Kaysa es socavada por la desesperación más pura.

—¡HUMANO!

La voz de Yeverhal retumba en cada recoveco de la habitación. Su cuerpo se ensancha y adquiere una altura superior a los dos metros. Las prendas de su zona superior son desgarradas y desde su pecho emerge un círculo el cual es confeccionado por incontables runas. De esas runas, una pequeña sección comienza a brillar intensamente con un brillo cegador de color rojizo. Lo ha liberado.

No solo la Maestra Shiegza y los otros cinco dragones mantienen una mirada de pavor. Bianca, Joseph, Anastasia, Andy y finalmente Kala. Todos pueden sentir el abrumador mana que emerge desde el interior de Yeverhal con vehemencia. Sobre su cabeza aparece una aureola dorada la cual se retuerce como si convulsionara. Los restos de heces que estaban sobre su cuerpo son evaporados en un instante.

Al ver su acción, Kaysa no duda en replicar el gesto de este sujeto. Toca su pecho con la mano derecha, pero…

—No intervengas, ninguno de ustedes —digo mientras la observo de reojo.

Estas palabras no son únicamente para Kaysa, es para los cinco dragones que están bajo mi dominio.

La Maestra Shiegza se encuentra paralizada por el miedo. Noto como Joseph y Bianca elevan su mana, pero basta una mirada para que se detengan. Andy sigue confiando en mi victoria absoluta. Los ojos de Anastasia comienzan a cambiar de color ante la amenaza que supone Yeverhal. Finalmente, Kala, su mirada es una mezcla de terror y al mismo tiempo desesperación.

—Humano, has cruzado la línea —dice Yeverhal con una voz grave y profunda.

La imagen de su cuerpo se distorsiona, entonces nuevamente soy golpeado, aunque la diferencia de poder en comparación con antes es abismal.

Mi cuerpo atraviesa la gruesa pared azabache y la luz ingresa a esta habitación. No solo atravieso aquella pared. En cosa de segundos recorro varios kilómetros sin señales de detenerme ante la fuerza ejercida por Yeverhal. Pese a seguir volando inertemente, no puedo evitar sonreír.

Concentro mana en mis manos y lo libero de golpe para detener mi curso. He atravesado un par de montañas en mi recorrido involuntario. Comienzo a caer hasta tocar el suelo, entonces recito.

—“Iniciación Del Vínculo”. —Con mi Vínculo activado, observo a mi izquierda a la altura de mi hombro —. Buen golpe. —Yeverhal se encuentra a un costado de mí, su rostro expele una ira abrumadora. Con un movimiento que escapa a la vista, intenta golpearme nuevamente, pero lo detengo con mi mano izquierda—. Ahora es mi turno.

Poso mi mano derecha sobre su estómago y libero una cantidad abismal de mana concentrado en un punto ínfimo, el suelo detrás de él es destrozado por una extensión de cientos de metros.

Un hilo de sangre emerge tenuemente desde su boca, con esto su cólera se acrecienta aún más.

—¡No me subestimes, humano de mierda!

Las runas de su pecho brillan con mayor ímpetu al mismo tiempo que la sección rojiza abarca runas extras a las que ya se han iluminado. La aureola brilla proporcionalmente a su aumento de poder. El suelo vibra incesantemente, las colinas comienzan a desprender trozos de roca de una colosal envergadura.

Se alista a atacarme, pero activo Dios Del Trueno y el tiempo se congela. En cosa de un instante lo golpeo incesantemente, su cuerpo poco a poco comienza a dejar de tocar el suelo. Lo desactivo y lo último que puede apreciar es la imagen de mi rostro sonriendo altaneramente. Inmediatamente su cuerpo comienza a sentir la lluvia de golpes que le he propinado.

Mis puños son esculpidos en su torso y sus ojos se tornan blancos. De la misma manera que él hiso conmigo, lo envío de regreso hacia aquella habitación, exactamente por la misma ruta que trazó mi cuerpo.



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En el texto hay: tragedia, gore sangre accion, romance

Editado: 21.05.2023

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